Cocina con coraje en las Tres Mil

La asociación Movimiento Mediador da de comer a 172 personas del Polígono Sur sin ninguna ayuda pública

1. Las mujeres de la asociación montan un mercadillo de prendas de segunda mano con el fin de conseguir dinero para comprar alimentos. 2 y 3. Varias participantes en la cocina del centro cívico El Esqueleto, del Polígono Sur.
1. Las mujeres de la asociación montan un mercadillo de prendas de segunda mano con el fin de conseguir dinero para comprar alimentos. 2 y 3. Varias participantes en la cocina del centro cívico El Esqueleto, del Polígono Sur.
Cristina Díaz

03 de noviembre 2013 - 01:00

Nueve de la mañana. 45 mujeres salen de su casa con su carro de la compra lleno de fiambreras vacías y un delantal. Vecinas del Polígono Sur, todas son desempleadas y tienen a su cargo no sólo a sus hijos, muchas también a sus nietos. Dos días a la semana, estas mujeres de 17 a 63 años, la mayoría de la zona de Martínez Montañés, acuden al centro cívico El Esqueleto, donde les esperan Inmaculada Senovilla y Sonia Iturriaga con los fogones encendidos.

"Hace tres años que empezamos este proyecto. Ellas mismas cocinan los productos cedidos por el Banco de Alimentos y, al final de la mañana, llenan sus tuppers y se los llevan a casa. Así tienen para comer dos o tres días", explica Inmaculada Senovilla, promotora, junto a su compañera Sonia, de la asociación Chalavipen Mashkarno (Movimiento Mediador en caló), en funcionamiento desde hace ocho años. "Actualmente tenemos a 45 mujeres, y 93 en lista de espera. Con esta iniciativa damos de comer a 172 personas, muchas de ellas niños y sin ningún tipo de subvención".

En la cocina del centro cívico ya huele a potaje. Dos cortan tomates, otra remueve la olla y una tercera pone agua a hervir. "El menú de hoy es pasta con tomate, potaje de chícharos y salmorejo", explica Senovilla. "Además, hoy estamos de enhorabuena. El Banco de Alimentos nos ha cedido yogures. Todo un lujo", menciona, a la vez que señala los lácteos acumulados junto a las lechugas que también han recibido. "Nosotros no somos una asociación paternalista más. Aquí no te damos el pez, te damos la caña para que aprendas a pescar", reconoce Senovilla. "Si es verdad que no tienes dinero para comer, yo te voy a dar comida hecha y te voy a enseñar a prepararla".

Desde la asociación se quejan de la poca ayuda que reciben por parte de las instituciones públicas, especialmente. "Hemos estado durante ocho años en lista de espera para que el Comisionado del Polígono Sur, Jesús Maeztu, nos recibiera. Se ha ido y ni nos conoce. Ahora hemos vuelto a pedir formalmente una cita con la nueva Comisionada y estamos a la espera". Senovilla admite que han pedido ayuda a la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Bienestar Social, y a Sevilla Solidaria, que pertenece al Ayuntamiento, entre otras entidades, pero que no reciben respuesta. "Sin embargo, sí que nos derivan mujeres desde otras asociaciones o centros de salud para que trabajemos con ellas". Pero las ideas no escasean y no dudan en montar un mercadillo con ropa de segunda mano: "La idea es sacar uno o dos euros por cada prenda, y así poder comprar chorizo para el cocido, por ejemplo. Con nuestros recursos, ni carne en salsa podemos preparar".

El ambiente festivo de la cocina eclipsa las historias personales de cada una. "Aquí no sólo cocinamos. Esto también les sirve de terapia, ya que salen de su rutina, se olvidan de los problemas que tienen en casa. Todas nos apoyamos, somos una piña. Aquí también hay mujeres víctimas de violencia de género y con problemas de salud", indica Susana Iturriaga. Además, las participantes del curso salen con el título de manipulador de alimentos. "Nuestro objetivo es su reinserción laboral. Gracias a esta iniciativa, algunas han trabajado en hoteles y en comedores escolares".

Sin embargo, tanto Inmaculada Senovilla como Sonia Iturriaga reconocen que "la etiqueta" impuesta a su barrio "es un lastre". "En las Tres Mil Viviendas hay de todo, pero los medios de comunicación, en especial la televisión, sólo sacan lo peor, la droga y la delincuencia. Yo llevo toda mi vida viviendo aquí y nunca me han robado. Los medios nos ponen a todos la etiqueta de delincuentes y así es muy difícil progresar, en especial los jóvenes, que, a veces, en el currículum tienen que mentir y decir que son de la Oliva, porque si dicen que viven en otras zonas del Polígono Sur no los contratan".

Además de cocinar, la asociación organiza charlas en los institutos y otros centros. "Apostamos por el efecto choque, los testimonios directos. Pensamos que en este barrio de nada sirve el tecnicismo ni la intervención de personas que no conocen el Polígono Sur. Nosotros contamos nuestras propias experiencias y llevamos a los institutos gente del barrio, como madres solteras para que les haga ver a las chicas que no es tan bonito ser madre tan joven", señala Senovilla. Tras cuatro horas, estas 45 mujeres regresan a sus casas con los carros llenos y la mente liberada.

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