Todas las cabalgatas de la memoria
Carlos Colón evocó en su pregón la ilusión y la alegría que se viven en la Navidad y en la Noche de Reyes.
La cabalgata del ayer. La de hoy. La de siempre. La de los recuerdos de la Encarnación. La de los antiguos comercios. La de las calles adoquinadas. La que soñó José María Izquierdo. La que conoció la sala Llorens o el cine Imperial. La del corralón de pavos vivos junto al puesto de flores de Ramitos. La del olor a alhucema de la Casa de las Especias. La de los polvorones de Casa Sosa. La de novena al Señor en San Lorenzo. La de los zapatos en la salita y el pan y el agua para los camellos. La que hoy dirige Manuel Sainz. La cabalgata del Ateneo. La de la ilusión y la alegría desbordada. La primera, de 1918; y la próxima, del 5 de enero. Carlos Colón, escritor, periodista y consejero editorial de Diario de Sevilla, evocó anoche, durante su pregón, la universalidad y la grandeza de todas esas cabalgatas de Reyes Magos de Sevilla, y repasó las vivencias navideñas desde su niñez. "Todas las navidades, todas las cabalgatas, todas las mañanas de reyes son distintas e iguales, otra y la misma".
A Carlos Colón el encargo de pregonar la cabalgata le llegó vestido de merino y terciopelo verde en otra de las grandes noches de Sevilla. La otra noche de la ilusión. La noche de la Esperanza. El Señor de la Sentencia salía de la basílica y entre palmas atronadoras, redobles de tambores y Marcha Real, un nazareno le invitó en nombre del Ateneo a pronunciar el Pregón de la Cabalgata. Aquel otro macareno fue ayer su presentador, Miguel Cruz Giráldez. "¿Qué podía decirle? Que sí, naturalmente; que muchas gracias; que muy honrado. Nos abrazamos con un solo brazo, porque con el otro sujetábamos los capirotes. Y aquí estamos, bendito sea el Dios que hace tres días parió la Macarena y pronto será adorado en la sevillana Epifanía de San Lorenzo. Aquí estamos para anunciarle a Sevilla lo que Sevilla sabe que va a pasar y espera con impaciencia; que nada nos gusta más que decirnos lo ya oído, anunciarnos lo sabido, aguardar lo que todos los años llega como si por primera vez viniera y ver lo ya visto con asombrados ojos niños".
Tras explicar cómo fue el encargo, Colón se trasladó a su niñez. A los primeros recuerdos de la Navidad y los Reyes Magos al soñado regreso desde Tánger por vacaciones. A la Encarnación y a Regina. "Navidad y Reyes Magos tienen para cada uno de nosotros su propia geografía". El pregonero recordó todo su mundo, un mundo que sigue vivo, real en su memoria y enfatizó el carácter alegre de la Navidad y de lo que en ella se celebra: "Feliz Navidad y prósperos Reyes Magos tengamos todos; porque la Navidad es feliz siempre, porque sus penas son una forma de decir cuánto queremos a quienes nos quisieron, porque sus lágrimas son propósito de enmienda, porque las ausencias que tanto nos hieren son la huella de amor que en nosotros dejaron quienes más y mejor nos quisieron. Y si hay alguien solo que en estos días sienta su soledad multiplicada, no digamos que las Navidades y los Reyes son tristes y crueles, echando nuestras culpas sobre estas hermosas fiestas".
La ilusión y la felicidad de los Reyes Magos enciende en las personas una luz de emergencia que alumbrará más cuanto mayor sea la oscuridad. "Es la luz que en nosotros enciende la Noche de los Reyes". Colón señaló como un gran error considerar que los Reyes Magos no existen, o transmitirlo. "Debería ser tan fácil explicar a nuestros hijos que nada es más real que el amor que sentimos por ellos; y que el de Reyes Magos es uno de los nombres más hermosos que ese amor tiene. Debería ser tan fácil explicarles que los padres, con sus regalos, dan testimonio de la existencia de los Reyes Magos como los cristianos dan testimonio de la existencia de Dios con sus obras".
La cabalgata que ayer anunció es la misma que la primera de 1918, o las de los años 30, las de la Guerra, "luz en las tinieblas"; o las de la posguerra. "Todas son la misma y la única cabalgata de la infancia de quienes fuimos niños en los años 50 y primeros 60". Colón pidió a los reyes, encarnados por Alfonso Carmona, José Luis Escañuela y Eduardo Dávila; y a los demás personajes, "a dejarlo todo para darlo todo" el día 5. "Heraldo, preparado. Cortejo, dispuesto. Majestades, a vuestros tronos. Sevillanos, echaos a la calle. Holanda ya se ve. Se oye llegar la Cabalgata. Vive, Sevilla, tu noche más hermosa. Pedid, poned los zapatos y esperad. Pero una cosa os aviso: nunca encontraréis en ellos regalo más hermoso que Sevilla".
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