Arturo Macías paga con sangre en su presentación en Sevilla

El valiente diestro mexicano fue herido por el peligroso quinto toro, que le propinó una cornada de 20 centímetros en el muslo derecho · Serafín Marín e Iván Fandiño se entregaron también sin opciones

El torero mexicano fue herido por el peligroso quinto toro, que le propinó una cornada de 20 centímetros en el muslo derecho.

Foto: Juan Carlos Muñoz
El torero mexicano fue herido por el peligroso quinto toro, que le propinó una cornada de 20 centímetros en el muslo derecho. Foto: Juan Carlos Muñoz
Luis Nieto

14 de abril 2010 - 01:00

GANADERÍA: Corrida de Palha, con muchas deficiencias en su presentación, con varios ejemplares feísimos, y que dieron m¡uy mal juego. TOREROS: Serafín Marín, de azul y oro. Entera que asoma (silencio). En el cuarto, entera (silencio). En el quinto, que estoqueó por Arturo Macías, estocada y dos descabellos (silencio). Arturo Macías, de rosa y oro, que hacía su presentación, estocada y dos descabellos (silencio). En el quinto, fue cogido. Iván Fandiño, de malva y oro, que debutaba en esta plaza, pinchazo, media muy tendida y un descabello (silencio). En el sexto, dos pinchazos y estocada (silencio). Incidencias: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Martes 13 de abril de 2010. Algo más de media entrada. Amenaza de lluvia al comienzo del festejo. Arturo Macías fue operado en la enfermería de la plaza de "herida de asta de toro en cara interna del tercio medio de muslo derecho que atraviesa sartorio y vasto interno llegando hasta cara posterior de fémur en una extensión de 20 centímetros. Presenta otra trayectoria hacia arriba y afuera en una extensión de 10 centímetros sin lesionar paquete vascular. Pronóstico grave".

Antes de la hora prevista para el comienzo del espectáculo, el celeste cielo sevillano se amorató como si le hubieran dado un brutal puñetazo, el viento agitó las palmeras del Paseo de Colón y la cosa comenzó a torcerse como advirtiendo que era martes y 13. Ya saben que el aserto sobre la superstición de esta fecha se debe -según algunos tratadistas- a que en la Santa Cena, junto a Jesús, se encontraban los doce apóstoles, entre ellos Judas, quien le traicionó. Aquí, en la bella Maestranza, quienes nos traicionaron ayer fueron los palhas, unos galafates que ratificaron el peligro en tan nefasta fecha, en la que el quinto toro, con guasa, le propinó una grave cornada al valiente mexicano Arturo Macías, en su estreno en la Maestranza.

La corrida era hasta el momento como una losa. Con varios toros de Palha, feos en su presentación y de comportamiento complicado. Ese quinto, negro, Rebordado, más largo que un tranvía, se dejó pegar en varas y se orientó de inmediato por el pitón derecho. El hidrocálido Arturo Macías echó la moneda al aire. Y cayó cruz. Al poco de comenzar la muleta al toro con la diestra, la alimaña lo lanzó con el pitón derecho por los aires y, cuando caía, le propinó un derrote seco y terrible en el muslo derecho, con el otro pitón, empujando con los riñones. Una escena que levantó a muchos espectadores de sus asientos. El cuerno entró sin contemplaciones en su muslo derecho como certera puñalada. Las asistencias lo trasladaron por el callejón, en volandas, con una mueca intensa de dolor. Pasaportó al pajarraco Serafín Martín.

Arturo Macías, que puso toda la carne en el asador en su actuación, se la había jugado porfionamente en su toro anterior, un ejemplar que se revolvía con peligro. Los momentos más intensos fueron un par de pases por la espalda, alternados con otros con la diestra en un inicio de faena en el que citó desde largo a un toro remiso.

Serafín Marín abrió plaza con otro ejemplar peligroso, que midió por ambos pitones, ante el que no pudo lucirse. El palha llegó a dar un buen espectáculo en varas, empujando en un puyazo muy extenso y acudieron de largo a un segundo. En réplica a un quite, Macías fue cogido al cerrar con una revolera un quite por gaoneras. El toro le rajó limpiamente la taleguilla de la pernera izquierda, que sustituyó por un pantalón. El burraco cuarto hizo concebir ciertas esperanzas con una salida algo alegre. Pero cantó la gallina en el caballo y buscó tablas de inmediato. De todo el encierro fue el toro con intenciones menos malas. De hecho, en la muleta, Marín le sacó un par de tandas con la diestra en un trasteo que fue a menos. El barcelonés compensó al personal y a él mismo del mal trago, con la estocada de la tarde.

Iván Fandiño tuvo una actuación digna. No pudo lucirse con el deslucido tercero, que humillaba, pero no tenía recorrido. Y con el sexto se jugó la barriga sin cuentos. El animal buscó siempre el bulto y el torero vasco le hizo frente con agallas, hasta que en un hachazo con el pitón derecho estuvo a punto de mandarle al hule. Afortunadamente, todo quedó en un susto.

El público salió desilusionado con una decepcionante y mal presentada corrida de Palha y con el disgusto de esa cornada al mexicano Arturo Macías, que pagó con sangre al contado, su estreno en la Maestranza.

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