Manuel Escribano indulta al toro ‘Cobradiezmos’, de Victorino Martín
Duodécima de abono en la maestranza
El diestro sevillano y el murciano Paco Ureña salen a hombros por la puerta de cuadrillas. Morenito de Aranda, de vacío. Corrida muy interesante y variada.
Tras una feria marcada hasta el momento por un ganado bajo mínimos, en la que el tercio de varas casi había desaparecido por arte del birlibirloque, o sea de las figuras que traen el medio toro, la corrida de Victorino Martín, variada en su juego y cumplidora en el primer tercio, supuso una reconciliación con el toro de lidia. Del encierro, destacó por su extraordinario juego el cuarto, Cobradiezmos –número 37, de pinta cárdena, de 562 kilos de peso y nacido en diciembre de 2011–, que fue indultado por Manuel Escribano.
Cobradiezmos, bien presentado, fue una máquina de embestir, lo que hizo incansablemente con repetición, fijeza y persiguiendo los engaños haciendo el avión y hasta surcos. En varas, empujó en un primer puyazo. Lo colocaron de largo para el segundo, tardó en acudir muchísimo y cuando lo hizo cumplió. Escribano fue siempre generoso a la hora de lucir el toro, al que había recibido con una arriesgada larga cambiada y un vibrante manojo de verónicas. El gerenense, desigual en banderillas, cosechó la mayor ovación en un par al quiebro, tras citar sentado en el estribo. El toro había apuntado su gran categoría y el torero brindó su faena al público. Escribano comenzó con muletazos genuflexos maravillosos. Y en las afueras lo toreó a placer en tres tandas por el pitón derecho, con muletazos largos. Por el izquierdo, también se lució en dos series al natural. Parte del público comenzó a ondear pañuelos para solicitar el indulto. Después del desierto ganadero, esto era maná caído del cielo. En otros tiempos, las exigencias hubieran sido mayores... El torero continuó toreando con la diestra despaciosamente y remató con unos preciosos ayudados. Y el presidente, que no dudó, sacó el pañuelo naranja, concesión del indulto, y dos pañuelos blancos, para las dos orejas simbólicas que concedieron a Escribano, quien en la vuelta al ruedo invitó al ganadero, Victorino Martín García (hijo) y al mayoral de la divisa. El toro había seguido obediente a los cabestros camino de los corrales.
Con el blando, complicado y de mal juego que abrió plaza, Escribano, desacertado en banderillas, se mostró pundonoroso en una labor en la que fue cogido, afortunadamente sin consecuencias mayores, con el toro a menos y rajado, buscando tablas.
Paco Ureña dio una buena imagen. Ante el tercero, toro que empujó en el caballo con brío y que tuvo un buen pitón derecho, el murciano, que brindó su faena a Pepín Liria, consiguió tres series en las que los muletazos, templados, tuvieron calidad y en la que en una de ellas incluso se descolgó de hombros y toreó muy relajado. También logró varios naturales notables. Algunos pases de pecho, soberbios. Un muletazo genuflexo para colocar al toro en la suerte suprema, fue guinda de categoría. Se tiró de verdad a matar, pero la espada cayó baja. El público pidió las dos orejas, que fueron concedidas en lo que supone un premio excesivo para la categoría de la Maestranza.
Con el sexto, con tintes de alimaña, tobillero por el derecho y frenándose por el izquierdo, se jugó la vida a carta cabal, siendo enganchado peligrosamente y sin consecuencias.
Morenito de Aranda, que hacía su presentación como matador de toros en esta plaza, no estuvo acertado en la lidia ni con el exigente segundo ni con el quinto, que reponía constantemente.
Algunos gritos de “¡Viva la Fiesta!” salieron del corazón de aficionados que, por fin, vivieron una tarde de toros, con toros, aunque hay que reconocer que, por momentos, se disparó el triunfalismo.
Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla
Ganadería: Corrida de Victorino Martín, variada en presentación y comportamiento. Destacó el extraordinario cuarto toro, Cobradiezmos, número 37, de pinta cárdena, de 562 kilos de peso y nacido en diciembre de 2011, que fue indultado.
TOREROS: Manuel Escribano, de berenjena y azabache. Dos pinchazos y estocada (palmitas). Indulto (dos orejas simbólicas). Morenito de Aranda, que se presentaba como matador de toros en esta plaza, de teja y oro. Pinchazo y casi entera algo caída (silencio tras aviso). Estocada (silencio). Paco Ureña, de rosa y oro. Estocada baja (dos orejas). Pinchazo, pinchazo hondo y trasero y descabello (silencio).
INCIDENCIAS: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Miércoles 13 de abril de 2016. Unos tres cuartos de entrada. Tras la lidia del cuarto, indultado, que entró en toriles, dieron la vuelta al ruedo Manuel Escribano, su lidiador, el ganadero, Victorino Martín García y su mayoral.
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