Retardos y censuras en directo
Actúa la representante de Suiza, la cantante de origen italiano Anita Traversi, en el teatro de Copenhague desde donde se retransmite a una veintena de países el Festival de Eurovisión de 1964. Antes de iniciar la canción un espontáneo aparece en el escenario con una gran pancarta que condena las dictaduras de España y Portugal, países que también participan en la gala danesa. "No a Franco y Salazar", proclama el cartel, mientras un par de miembros de la organización neutralizan al espontáneo y lo conducen a bambalinas entre los primeros acordes del tema suizo. La imagen no fue percibida por los espectadores españoles, pero en TVE reconocían que debían tomar medidas con las emisiones en directo. Lo ocurrido con el provocador catalán Jimmy Jump en Oslo no fue algo nuevo en Eurovisión, un programa que ven cada año más de 150 millones de espectadores y que destila cientos de curiosidades en su más de medio siglo de existencia. Lo de 1964 fue muy incómodo para Dinamarca y precisamente ese festival es el único que no se conserva en testimonio audiovisual.
Para evitar contratiempos parecidos, la TVE franquista ideó lo que se llamó el "bucle". La señal en directo debía pasar por el vídeo pionero de la casa, recién adquirido, antes de salir al aire. Mientras en la radio anunciaban los goles, la señal de TVE se lanzaba con un retardo de unos 15 segundos para interrumpir la emisión si aparecía una pancarta, un gesto o un episodio inoportuno del que hubiera que proteger a los espectadores.
Lo sucedido en el Festival de Eurovisión de 1964 aceleró ese invento del bucle, evitando escenas como aquella que visulmbraron los sorprendidos espectadores de la final de la Copa del Generalísimo de 1962, cuando sorprendieron a Paco Gento celebrando el trofeo completamente en cueros en los vestuarios. Fue el primer desnudo de TVE. A partir de entonces, y hasta 1976, todas las retransmisiones en directo de la cadena pública pasaron por el bucle, tanto musicales como, sobre todo, deportivos. En septiembre de 1970 desde un frontón donostiarra se retransmitía un partido al que asistía Franco y que fue interrumpido cuando el nacionalista Joseba Elosegui se quemaba a lo bonzo y se arrojaba desde el graderío. Los espectadores percibieron el resplandor mientras las cámaras rápidamente se dirigían al techo. Elosegui llegó a ser senador del PNV con la democracia.
Los espectadores españoles descubrieron la frescura del directo ya en la transición, en el programa de José María Íñigo Esta noche... fiesta, desde la sala de fiestas madrileña Florida Park. En ese programa de 1977, ya sin bucles, igual perdía un pendiente Lola Flores, como se desmayaba Mari Carmen y sus muñecos o se propinaban una paliza varios espectadores por sus diferencias por el tema Fiesta de Rafaella Carrá. Momentos sin censuras que preconizaban la tele de provocadores y golpes de efecto de hoy.
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