Las madres adolescentes tienen menos posibilidades de hallar trabajo
Un estudio asegura que no usar anticonceptivo en la primera relación sexual multiplica por seis el riesgo de tener un embarazo · El abandono prematuro de los estudios es una de las consecuencias
No usar un anticonceptivo eficaz en la primera relación sexual multiplica hasta por seis la posibilidad de sufrir un embarazo adolescente. Ésta es una de las principales conclusiones de un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid, patrocinado por la Fundación Española de Contracepción.
El trabajo Maternidad adolescente en España, dirigido por la investigadora del CSIC Margarita Delgado, se ha realizado mediante encuestas a 9.700 mujeres de 15 o más años y abarca hasta generaciones nacidas en la década de los treinta.
La investigación ha permitido trazar un perfil de las madres adolescentes, ya que en un porcentaje muy alto se emancipan y forman pareja antes que sus coetáneas que no han sido madres tan jóvenes, tienen menor nivel de estudios, menores tasas de actividad y empleos menos estables. Las situaciones desfavorables que conlleva una maternidad precoz suelen persistir a lo largo de la vida de las mujeres, explica la investigadora.
Margarita Delgado asegura que el embarazo adolescente es una cuestión "transversal" y "no hay ningún elemento de tipo social -adscripción política, religiosa, valores- que se pueda considerar determinantes".
Sólo el uso o no de anticonceptivos en la primera relación sexual ha sido "el factor por excelencia explicativo del embarazo adolescente".
Sólo un 43% de las madres adolescentes nacidas entre 1976 y 1980 habían usado un anticonceptivo en su primera relación sexual frente al 76,6% de las madres menos precoces.
El estudio revela que en un periodo de 50 años la edad media de inicio de las relaciones sexuales de las españolas ha pasado de 21,5 (en las nacidas entre 1951 y 1955) a 18,9 (entre 1971-1975).
Esta reducción ha venido acompañada de un descenso progresivo en la edad a la que las mujeres comienzan a usar anticonceptivos.
Mientras las nacidas entre 1951 y 1955 los usaban por primera vez pasados los 25, las nacidas veinte años más tarde comienzan a los 19,6 años.
Por tanto, el lapso de tiempo entre la primera relación sexual y la anticoncepción es cada vez más reducido al pasar de 3,8 años en la generación más vieja a 0,7 en la más joven. Según los datos del estudio, se da una tendencia a la baja en el porcentaje de embarazos adolescentes conforme van pasando las generaciones, desde el 36% en las nacidas antes de 1931 hasta el 10,7% entre las que ahora tiene entre 25 y 30 años.
Este descenso se explica, según Delgado, por el uso de anticonceptivos, pero también por las interrupciones voluntarias del embarazo, aunque los abortos se suelen ocultar en las encuestas.
A este respecto, Delgado y el presidente de la Federación Española de Contracepción, Ezequiel Pérez Campos, coincidieron al opinar que la nueva ley del aborto no va a suponer un incremento de las cifras de interrupción voluntaria de embarazos. El informe sitúa el acortamiento de los estudios como una de las mayores desventajas de las madres adolescentes y las diferencias son más elevadas en los estudios superiores.
El porcentaje de acceso a la educación universitaria de las mujeres de entre 20 y 49 años no llega al 5% en las que han tenido hijos siendo adolescentes y baja hasta el 0% entre las de 30 y 34 años, frente al 22,6% que han accedido a la universidad en ese mismo grupo de edad de madres no adolescentes.
El informe pone de relieve que las madres adolescentes se han incorporado en menor medida al mercado laboral y sufren una menor estabilidad en sus empleos. Por ejemplo, a los 30 años, el porcentaje de actividad entre las madres no adolescentes es superior en 10 puntos al de las madres precoces.
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