La cumbre del clima entra en un gran atasco

Los días pasan y los distintos países siguen manteniendo posturas opuestas que dificultan el acuerdo.

La cumbre del clima entra en un gran atasco
La cumbre del clima entra en un gran atasco
Fernando Heller Y Nicholas Rigillo (Dpa)

15 de diciembre 2009 - 19:54

Los expertos y negociadores que desde la semana pasada trabajan contrarreloj en la cumbre mundial del clima en Copenhague para intentar, antes de este viernes, sentar las bases de un acuerdo político, post Protocolo de Kioto, se encontraron ante la evidencia del gran atasco, con posturas todavía muy diferenciadas entre sí.

En una intervención ante el pleno de la conferencia, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, admitió que las negociaciones entran desde ahora en una fase crucial. "El tiempo de hacer reclamaciones poco razonables ha pasado. Ya no queda tiempo para ejercer más presiones sobre los interlocutores en la mesa de negociación", aseguró. "El tema de la financiación (para que los países pobres luchen contra el cambio climático) será el elemento clave", agregó.

Connie Hedegaard, ex ministra danesa de Medio Ambiente y presidenta de la conferencia mundial, admitió que siguen sobre la mesa demasiados obstáculos que ponen en peligro un acuerdo -al menos político- de cara al viernes. Ese día debería concluir la cita histórica, a la que asisten 120 jefes de Estado o Gobierno mundiales (de más de 200 países), entre ellos el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, cuya llegada está prevista para este jueves.

Para ilustrar el grado de dificultad, Hedegaard comparó la postura de los delegados con el comportamiento de los niños en el colegio, que se dejan siempre los "deberes más difíciles" para el final. "No sé si es algo inherente a la naturaleza humana, pero normalmente, en estas situaciones agotas al máximo el tiempo del que dispones", aseguró, en referencia a que en estos momentos los delegados se centran en cortar todos los flecos pendientes para poder ofrecer a sus respectivos presidentes un borrador "casi limpio" del texto del posible acuerdo.

La verdad es que el tiempo, como un juez implacable, apremia. A sólo cuatro días del final de la conferencia (en total de 12 días), el responsable de Naciones Unidas para este evento, Yvo de Boer, comentó -en un intento por mejorar el estado de ánimo- que se están haciendo "avances significativos" en varios puntos de la negociación. "Pero esos avances todavía no son suficientes. Queda mucho trabajo por hacer", aseguró.

Por otra parte, el ministro brasileño de Medio Ambiente, Carlos Minc, se mostró "moderadamente optimista". "Soy más optimista que hace dos días, yo soy un optimista por naturaleza y creo que podría haber acuerdo esta semana", comentó.

Hasta el momento, las conversaciones en Copenhague han sido dirigidas por equipos de técnicos o burócratas. Su labor fundamental ha sido intentar pergeñar acuerdos parciales sobre aspectos técnicos puntuales y -posteriormente- informar de ello a sus ministros de Medio Ambiente. Son, precisamente, los ministros de Medio Ambiente quienes deberán -en los dos próximos días- forjar el acuerdo político antes de este jueves. "Los ministros tendrán que trabajar intensamente en las próximas 48 horas", aseguró Hedegaard. Los dos mayores nudos que hay que desatar son, explicó, los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero y el esquema de financiación para que los países pobres puedan llevar a cabo un programa creíble contra el calentamiento global.

Pero ésas no son las únicas dificultades sobre la mesa. Otro de los temas sensibles es quién -o qué organismo- debería gestionar, por ejemplo, los más de 7.200 millones de euros (10.500 millones de dólares) que la Unión Europea (UE) ha puesto a disposición de los países en vías de desarrollo en los tres próximos años para ayudarles a recortar sus emisiones contaminantes.

La UE se ha fijado como objetivo unilateral la reducción de un 20 por ciento de sus emisiones nocivas para 2020 y está dispuesta a llegar al 30 por ciento si otros grandes "contaminadores" del globo (como Estados Unidos o China) también lo hacen. Estados Unidos no ha firmado el Protocolo de Kioto para protección climática, que expira en 2012.

Estados Unidos de momento no ha hablado de cifras. Japón, por el contrario, ha propuesto contribuir con 10.000 millones de dólares. China, mientras tanto, se sigue lamentando de que las reclamaciones de la UE para que el gigante asiático recorte todavía más sus emisiones de C02 son "injustas y no reconocen el gran esfuerzo" del país asiático en su lucha contra el calentamiento global. Además, será necesario poner en marcha un mecanismo de evaluación que controle si los países menos favorecidos del globo usan adecuadamente -y de manera transparente- ese maná de recursos.

Según datos de la organización Clima Interactivo, un grupo de científicos independientes de Estados Unidos, hasta la fecha las ofertas puestas sobre la mesa en la cumbre de Copenhague conllevarían un incremento de la temperatura global de 3,9 grados centígrados respecto a los niveles pre-industriales, para 2100. Se trata de un nivel mucho más elevado que los 2 grados centígrados de aumento que los científicos consideran como potencialmente catastróficos para el clima mundial.

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