Ikea usó presos de Cuba y la RDA para fabricar muebles
La cadena sueca firmó acuerdos con ambos gobiernos para emplear a presos políticos como mano de obra forzosa.
Berlín/La cadena sueca Ikea utilizó prisioneros políticos de Cuba y de la Alemania comunista (RDA) para construir muebles en los años 70 y 80, según documentos difundidos en medios alemanes y suecos. Actas de la policía política de la RDA, la temible Stasi, indican que presos del régimen comunista fueron forzados a trabajar en fábricas de Ikea por lo menos a partir de 1975, según reveló un documental emitido por el canal sueco SVT. El diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung añade que el popular fabricante de muebles utilizó también prisioneros cubanos gracias a un acuerdo entre la Alemania comunista y el gobierno en La Habana firmado en 1987.
Ikea aseguró no saber nada de la utilización de presos políticos en sus fábricas, pero tomó "muy en serio" las acusaciones y prometió una investigación. Si se confirman las sospechas, el grupo podría indemnizar a los ex presos forzados a trabajar: "Con gusto mantendremos un diálogo con los afectados y con organizaciones", confirmó en Estocolmo la portavoz Ylva Magnusson.
El documental de la SVT asegura que los archivos de la Stasi contienen más de 800 actas "relacionadas con Ikea" entre el año 1976 y la caída del Muro de Berlín en 1989. La compañía fabricaba en la RDA desde los años 60 productos como el popular sofá Klippan. Otro documental del canal alemán WDR ya había alertado el año pasado sobre el posible uso de presos en fábricas de la empresa.
A esas acusaciones se suman ahora las del FAZ sobre documentos de la RDA sobre comercio exterior. Según el diario, un grupo de cinco expertos de la Alemania comunista aterrizaron el 17 de septiembre de 1987 en La Habana y se reunieron al día siguiente con miembros del Ministerio del Interior cubano. Un mes después de esa visita, se firmó en Berlín un acuerdo con Ikea Trading Berlín, delegación de la compañía en la Alemania Oriental. El contrato preveía la fabricación de decenas de miles de muebles, incluyendo 10.000 mesas infantiles y 35.000 de comedor.
Ikea aseguró al diario no saber nada de la utilización de presos en Cuba y consideró "absolutamente inaceptable y profundamente lamentable" si efectivamente ocurrió. Menos sorprendidos se mostraron expertos alemanes. Una portavoz del archivo de las actas de la Stasi aseguró que muchas empresas de la RDA fabricaron para Occidente. Para Thomas Widera, del Instituto de Investigación de Totalitarismos Hannah Arendt, el trabajo forzado de presos políticos para empresas es uno de los aspectos menos conocidos de la RDA. "En este punto el conocimiento de las actas es peor que en otros ámbitos", dijo.
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