De Nervión a Sakina
Kanoute ve cumplido su mejor sueño con la inauguración del complejo para niños huérfanos, con diez casas familiares, en las afueras de Bamako.
Sakina es el nombre escogido para la Ciudad de los Niños. "Es una palabra de raíz árabe que significa paz interior, y eso es lo que espero que los niños que acogemos tengan aquí durante su crecimiento". Con estas palabras, quebradas por la emoción, cerró su alocución Frederic Oumar Kanoute, ídolo en Nervión y en Bamako. No es fácil recordarlo derramando lágrimas de alegría, y eso que motivos no le han faltado vistiendo la camiseta del Sevilla. Pero en la tierra roja de sus ancestros, su habitual hieratismo se derrumbó ante la explosión de calor y fervor de unos 2.000 malíes, que acudieron de Bamako y las aldeas cercanas.
El 18 de septiembre del pasado año, Sara, Tiekoro, Kadatou y Baga fueron los primeros niños que se instalaron en Sakina, un complejo que de momento tiene cuatro de las nueve casas activas. Cada una albergará a diez pequeños, que recibirán asistencia, alimentación, educación... Crianza, en definitiva, desde los 5 hasta los 18 años, edad en que saldrán... en libertad, espera la Fundación Kanoute, que por algo el lema de la organización es "la educación os hará libres".
En cada casa vivirán diez niños huérfanos o abandonados por sus padres, que crecerán bajo la tutela de una madre y una tía. Tanto unos como otras son escogidos bajo la supervisión de la administración estatal. Y el máximo responsable del Estado, Amadou Toumani Touré, no se quiso perder la inovidable jornada, como la embajadora de España, Lourdes Melendes. Pero sentado a la derecha del presidente de la República estaba el verdadero protagonista, Kanoute, ataviado con el traje típico malí, de seda estampada en gris perla.
Cuando se levantó para dirigirse a los congregados, el delantero del Sevilla expresaba más tensión en su rostro que cuando encaró a Iraizoz en la tanda de penaltis de Glasgow. La multitud que rodeaba el escenario, la de la carpa central bajo la sombra y el resto bajo un sol que caía como plomo fundido, aguardó las palabras del gran ídolo. "Gracias a Dios, a los colaboradores y a los patrocinadores por haber hecho realidad este sueño. Y gracias a mi familia...". Ahí rompió a llorar el gigantón, que luego hizo un soberano esfuerzo por terminar. Su padre, su mujer, sus hijos Ibrahim e Ismail, su hija Iman, su hermana y su sobrina aplaudían desde las butacas.
Más tarde llegó la sorpresa. Ni siquiera la Fundación Kanoute sabía que Eduardo Herrera, que encabezó la delegación de la Federación Andaluza de Fútbol, traía el objeto fabricado de la materia con que se fabrican los sueños en el mundo del fútbol. Cuando le llegó el turno de palabra, abrió un cofrecillo y allá que apareció la Copa del Mundo para asombro de los asistentes. Herrera se la brindó al pueblo de Malí como gesto de agradecimiento a Kanoute por su labor social. La FAF financia la construcción de la escuela de deporte en Sakina. Destacan también entre los colaboradores el Rotary Club Sevilla-Macarena, que ha ayudado a la construcción del centro de salud, y Unicef, junto con la cual se coorganizan los partidos Champions for África. Los representantes de ambas entidades también tuvieron su protagonismo en el emotivo acto.
Entre el público, en un discreto segundo plano, se encontraba también Seydou Keita, hoy barcelonista y compañero de Kanoute tanto en la selección de su país como en el Sevilla, en aquella temporada 2007-2008. También él disfrutó de la velada, amenizada por música en directo y una simpática obra de teatro interpretada por un grupo de niños. Todo concluyó con unas oraciones oficiadas por el imán, dirigidas al mismo al que Kanoute dirigió su mirada las más de cien veces que hizo un gol para el Sevilla: el Creador.
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