El peso del segundo apellido
Enrique de la Cerda trae savia nueva al consejo del Sevilla con la peculiaridad de ser nieto de presidentes de los dos clubes de la ciudad El abogado da continuidad a la saga Cisneros
Su caso es único en España. De su peculiaridad, ser nieto de dos presidentes de los dos clubes enemigos de la misma ciudad, presume Enrique de la Cerda Cisneros y presumió hasta el presidente del Sevilla cuando lo presentó como nuevo consejero del club. "José María del Nido se paró en mí y dijo que era la primera vez que se sentaba en la mesa del consejo un nieto de un presidente del Betis", relata el nuevo vicesecretario del consejo nervionense, un abogado de 36 años, nacido en Sevilla el 16 de marzo de 1976, que ejerce su profesión en un despacho mítico, el que creó José Ramón Cisneros Palacios en la calle Gravina 55, y que ahora regenta Óscar Cisneros Marco.
Enrique de la Cerda se enorgullece de su casta blanquirroja. "Ya se sabe la gran tradición que hay en mi familia (materna), con mi abuelo presidente -José Ramón Cisneros Palacios, entre 1968 y 1972-, mi tío José Ramón, que fue secretario del consejo de Luis Cuervas en el que era vicesecretario José María del Nido, y mi tío Óscar, que acaba de dejar el cargo de secretario del consejo. Ahora el secretario es José María del Nido Carrasco y yo soy el vicesecretario". En realidad, Enrique de la Cerda Cisneros le ha dado el relevo a Óscar Cisneros Marco, el séptimo de los siete hijos que tuvo el presidente sevillista: José Ramón, Alejandrina, María Eugenia, conocida por Xenia, Sergio, fallecido en 2010, Olga, Óscar y Xiomara.
Francisco de la Cerda Carmona fue presidente del Betis en la época oscura de Tercera División, entre 1951 y 1952. "Fue presidente en una época difícil, en esos años hubo hasta tres presidentes. El reconocimiento mayor que tiene es que era socio de negocio de Benito Villamarín. Mi abuelo trabajaba en Córdoba y Cádiz y Villamarín en Galicia. Le presentó el mundo del Betis, le apasionó y luego fue ese presidente tan importante que relanzó al club. Se puede decir que fue el introductor en el Betis de Benito Villamarín, del que fue vicepresidente posteriormente". Tenían un denominador común con Miguel Guillén: "Negociaban con aceites y jabones".
Una prima segunda se acerca a esta consanguinidad futbolera. María del Mar Zafra Pérez es nieta de Manuel Zafra Poyato, el presidente del Sevilla anterior a Cisneros, y bisnieta de Francisco de la Cerda.
La historia tiene aire marino. Enrique de la Cerda Magüesín conoció a Xenia Cisneros Marco en Conil de la Frontera. "Allí coincidían en verano mis abuelos. Francisco de la Cerda y José Ramón Cisneros eran amigos. Todos seguimos yendo a Conil, excepto mi tío Óscar, que nos ha abandonado por Chiclana".
El abuelo paterno murió joven, a los 47 años, y no coincidió con la época en la que el materno presidió el Sevilla. Fueron presidentes en épocas de austeridad. Uno en Tercera División; otro, cogió al equipo en Segunda, lo subió a Primera y no pudo evitar otro descenso. "Pero mi abuelo José Ramón es reconocido todavía por sanear económicamente al club, modernizar sus estructuras, dotarlo de la ciudad deportiva que lleva su nombre. Luego, con Dan Georgiadis, el equipo se fue a Segunda, y a mi abuelo le criticaron su gestión deportiva, que no dependía de él. Por eso dejó la presidencia". Algunos veteranos hablan de la maldición de San Nectario, un santo ortodoxo griego que provocó risas en una gira del equipo: del liderato a Segunda División. José Ramón Cisneros reunió en su mandato a grandes familias sevillistas: Luis Cuervas, José María Cruz Rodríguez, José María del Nido Borrego, padre del actual presidente...
Enrique se dejó seducir por el color blanco que le imbuyó un abuelo con tanto predicamento. "Yo era su primer nieto varón. Mi padre lo intentó, pero en alguna ocasión le jugué una mala pasada, animé un gol en contra del Betis y se dio por vencido. En casa de mi abuelo ser sevillista era una cuestión de necesidad. En este despacho de la calle Gravina 55 se firmaron a jugadores como Baby Acosta, estuvo Max Merkel, nos hacíamos fotos con los jugadores, nos enviaban felicitaciones... Mi padre, que falleció en el 93, aceptó mi condición de sevillista y seguro que hubiera estado orgulloso de verme en el Sevilla".
¿Y cómo vive esa dualidad tan íntima? "Muy bien, de los 28 primos que tengo, 26 son béticos y después del derbi hice 26 llamadas para recordarles la manita... Tenemos muy buena relación por el propio pique del fútbol. Siempre hubo una relación sana, como siempre fue y debe ser en Sevilla". Muchos le recuerdan su estirpe bética: "Mis amigos más cercanos conocen la historia y algunos me dicen que tengo sangre bética. 'Rájame todas las veces que quieras, mi sangre siempre será roja', les replico". Es el peso del segundo apellido.
De la calle Gravina a Nervión para ayudar en tiempos de crisis
Enrique de la Cerda Cisneros trabaja junto a su tío, Óscar Cisneros Marco, en el despacho de la calle Gravina 55 en el que vivió y laboró José Ramón Cisneros Palacios. Hay línea directa entre Gravina y Nervión con el denominador común de los tiempos azarosos. "Mucha gente me dice: ‘Vaya momento en el que te has metido en el Sevilla’. Para mí es el mejor momento en el que podía entrar. En épocas de victorias y títulos, que están a la vuelta de la esquina, es más fácil llevar la nave". De su relación laboral con José Antonio Bosch logró que por fin el Betis corrigiese el nombre de su abuelo en el estadio. "Habían puesto Enrique de la Serna y Lopera no lo quería cambiar, no querría gastarse el dinero". En esta misma calle Gravina, en la misma acera pero más cerca del Museo, tuvo su despacho otro abogado presidente del Betis, ya fallecido, Juan Manuel Mauduit.
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