'Manita' blanquirroja (5-1)
Sevilla - Betis · la crónica
El Sevilla marcó a los 13 segundos y en el minuto 91 para hacerle 5 goles a un Betis barrido del campo. Los visitantes pararon la sangría, pero fueron superados de cabo a rabo.
La Sevilla blanquirroja tiene motivos para pasar unos días de felicidad. Su equipo le hizo cinco goles, una manita lo llaman muchos, al eterno rival, un Betis que salió demasiado dadivoso al césped del Sánchez-Pizjuán y acabó pagándolo con un resultado que no se recuerda desde hace muchísimos años en este tipo de encuentros. Fue un paseo para los anfitriones que se prolongó desde el minuto 1 hasta el 93, pues Reyes y Rakitic contabilizaban dos de los tantos a los 13 segundos de juego y cuando ya se disputaba el tiempo de prolongación.
Es el resumen en pinceladas de un Sevilla-Betis que, como casi siempre, no tuvo nada que ver con lo que se especulaba en los mil debates y tertulias que se realizan para tratar de analizar qué puede suceder. Que si un posible cambio de ciclo, que si la nula efectividad del Sevilla ante la extrema calidad del Betis cuando se planta delante del portero rival, que si el mal momento de los sevillistas en comparación con los béticos, que si los locales no son un equipo fiable en contraste con los visitantes, que si Teixeira permitiría que éstos fueran de verdiblancos... Un montón de cosas que se van inmediatamente a la papelera, si son papeles, y al botón de borrar, si salen por las ondas radiofónicas o televisivas, cuando Adrián, el guardameta elegido por Mel, despeja el balón y se lo entrega en bandeja a Reyes para que éste avance unos metros y conecte un zurdazo cerca de la escuadra. Hasta en eso todo es inesperado, pues los piropos a Adrián contrastaban con los menosprecios a un Reyes al que se llegó a calificar, y no una sola vez sino muchas, como un ex futbolista.
Pero, como diría Vujadin Boskov, fútbol es fútbol y a los 13 segundos ya había cambiado todo, absolutamente todo. Fue el fruto de una presión que estaba escrita en el libro de ruta indicado por Míchel a los suyos, siempre acudir a hostigar a Adrián en todos sus saques. Por supuesto que el técnico blanco no sabría que le iba a dar rédito tan pronto, ni siquiera que se lo iba a dar en todo el partido, pero era una de las peticiones a los suyos, como también lo era que Medel siguiera a Beñat por todas las partes del campo hasta que le llegaran las fuerzas.
En el fondo, en ese apartado de la táctica, los dos entrenadores coincidían en los métodos. Presión para ahogar la salida del balón del rival y circulaciones rápidas en busca de sorprender no más se recuperara la pelota. Además, el dibujo de ambos también era relativamente parecido, aunque el Sevilla dejaba más solo a Maduro mientras que el Betis quería acompañar a Rubén Pérez con Cañas.
Hasta ahí la teoría, pero la práctica estableció que los blanquirrojos salieron con toda la cuerda dada mientras los verdiblancos se empeñaban en despeñarse con prontitud. Tanta que, además del gol de Reyes a los 13 segundos, ya se contabilizaba otra ocasión a los 4 minutos en la que a Rakitic se le quedaba el balón atrás tras un rechazo de Adrián a un disparo de Cicinho. Fue el primer ¡uy! antes de que llegara el segundo golpe un minuto después, cuando Fazio cabeceó completamente en solitario una falta botada por Rakitic. El Sevilla ganaba por 2-0 a los cinco minutos y debía pellizcarse para creerlo, aunque no disminuiría su presión y hasta Negredo debió anotar el tercero a los 7 minutos después de rebasar a Adrián y tener un disparo, aunque escorado, a puerta vacía que se marchó fuera por muy poco.
Nada tenía que ver, pues, con las predicciones. Mel trató de recomponer aquello prescindiendo de un elemento defensivo, concretamente Cañas, y colocando a Jonathan Pereira por la derecha, pero no le sirvió para casi nada. Las ocasiones, otra vez de Fazio y de Reyes, seguían llegando y se acabaron de concretar con una excelente jugada sevillista por la derecha que acabaría en testarazo de Negredo al larguero y un regalo de Nelson a Reyes. Segundo gol del utrerano y su afición ya tenía motivos suficientes para perdonarles muchas cosas previas. Su equipo, el Sevilla, ganaba por 3-0 en apenas media hora al Betis.
Y más aún cuando Fazio anotó el cuarto antes del intermedio, aquello olía ya a goleada histórica, algo que se confirmaría después, aunque el Betis sí tiró de dignidad en la segunda mitad para tratar de evitar un descalabro mayor. Lo logró gracias al control del juego de Beñat y hasta marcó el 4-1 con uno menos después de la expulsión de Rubén Pérez. Era un Betis con amor propio, aunque también convenga puntualizar que el Sevilla acusaba el esfuerzo del primer periodo y tampoco soltaba amarras en busca de más castigo. Pero el quinto caería como fruta madura, un simple robo, una jugada de 5 contra 2 y un pase de Rakitic a la red. El Sevilla cerraba este derbi como lo empezó y tiene motivos, al menos en lo referente a la Liga particular, para sonreír. De sobras, además.
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