Ilusión y una sola idea, equipo
El Sevilla arranca su pretemporada en Costa Ballena en una jornada marcada por las ganas demostradas por el grupo
Nadie escatima un esfuerzo. Todo el mundo arrima el hombro. Éste es el nuevo Sevilla, un Sevilla solidario que quiere recuperar el valor del colectivo, el verdadero y genuino significado de la palabra "equipo". El objetivo desde la llegada ayer a Costa Ballena es, aparte de lo habitual en el trabajo de pretemporada -cargar pilas y adquirir una base física que permita alcanzar un rendimiento máximo cuando empiece la competición-, concienciar a la plantilla de que es absolutamente necesario mimar el ambiente dentro del vestuario y todos los esfuerzos debe ir encaminados al beneficio del grupo, lo que al final hará que todos tengan su recompensa individual.
La pasada temporada, tanto Marcelino como Míchel advirtieron que el rendimiento colectivo no fue el idóneo por diferentes altibajos en el rendimiento individual de algunos futbolistas, circunstancia motivada en ocasiones por vicios adquiridos, situaciones de comodidad, conformidad, bajada de atención, relajación, falta de ambición... y en algunos casos celos profesionales. El mismo día que se reunían los futbolistas para convivir durante una semana de trabajo en Rota no se dejaba de comentar en Sevilla unas declaraciones de Javi Varas, ya en el Celta, aireando una mala relación con Palop durante el pasado año.
Recuperar la armonía del colectivo es una de las prioridades de Míchel y tiene para ello el respaldo del club, que no escatima esfuerzos. Un psicólogo, Luis Carrasco, está a disposición de los futbolistas para lo que necesiten y asesora al cuerpo técnico en pequeñas cuestiones que acaban por mejorar las relaciones en el grupo. Sentarse, por ejemplo, a comer en una gran mesa común y no en pequeñas tertulias es una de las medidas tomadas y así, poco a poco se irán conociendo otros pequeños detalles que velarán por y potenciarán el buen ambiente.
Míchel está pendiente de todo y desea que la humildad y el compañerismo estén presentes siempre en cada movimiento de cada jugador, sin olvidar que la ambición tiene que ser máxima y la competitividad bien entendida tiene que llevar al equipo a sacar lo mejor de sí. Es la base del éxito y una de las ideas a potenciar.
El Sevilla llegó al filo de las dos de la tarde al mismo hotel de la cadena Elba que le ha visto dar las primera carreras en cada temporada durante los últimos cinco años. Después de una primera sesión de entrenamiento en la ciudad deportiva, el equipo partió desde el Sánchez-Pizjuán rumbo a la costa gaditana, en este enclave de tranquilidad y sosiego decorado por campos de golf y playa entre Chipiona y Rota.
Es la primera pretemporada que se conoce tras el Sevilla de los títulos en la que no está el atractivo de Europa. Los objetivos, a priori, no han bajado pese a ello, pero a la vez todo el mundo es consciente de que habrá más limitaciones por el recorte que ha tenido que sufrir el presupuesto. Pero la ilusión, no. La ilusión no se puede recortar y está en los rostros de los futbolistas, desde el veteranísimo Palop que no pierde las ganas de competir con Diego López, a los juveniles Joaquín y Álex Rubio, que, junto con Jozabed, viven por primera vez una experiencia como ésta. Hasta los Romaric, Acosta... se supone que vienen con ganas.
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