Que la reacción sea de oro

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El Sevilla tiene la oportunidad de meterse de lleno en la pelea por la Champions si corona su trío de victorias con otro buen resultado en Bilbao. El sueño europeo de los de Bielsa, a favor de los blancos.

Fernando Navarro, novedad hoy tras cumplir sanción y superar una lesión, hace estiramientos al lado de Kanoute.
Fernando Navarro, novedad hoy tras cumplir sanción y superar una lesión, hace estiramientos al lado de Kanoute.
Jesús Alba

08 de abril 2012 - 05:02

Van llegando las jornadas decisivas y ese Sevilla sin alma que parecía abocado a contemplar el final del campeonato aburrido y preparando una planificación casi de saldo para la próxima campaña ha logrado meter de nuevo a su gente el veneno de la ilusión.

Es posible la Champions, claro que sí. Míchel y los suyos han demostrado en tres jornadas que era posible desenterrar el objetivo marcado al inicio de la campaña, acentuado quizá mucho más cuando el Hannover 96 privó a los de Marcelino entonces del lujo de pasearse por Europa y se pensó que, mirando el lado positivo, ello haría que el Sevilla pudiese centrarse más en la Liga. Ahí los esfuerzos iban a ir encaminados todos a lograr una de esas dos plazas, la tercera o la cuarta, que la competición reservaba para las mejores plantillas de la otra Liga, la que no juegan Real Madrid y Barcelona. Luego, por una cosa u otra, no fue así.

Pero los tres triunfos que han metido al Sevilla en la pelea, en Santander, en Granada y en casa ante el Mallorca, pueden ser de oro si hoy en San Mamés aparece otra vez ese Sevilla de los Negredo, Jesús Navas, Manu del Moral y Reyes. Esta vez sin el utrerano, una baja que sorprendió a todos, el recitado ha sido el cuarteto que a base de goles y asistencias ha rescatado al mejor Sevilla, al Sevilla que todos sus aficionados esperaban ver a lo largo de la temporada.

Está a cinco puntos de la Champions y a uno solo de la Europa League, pero, como ayer mismo se encargaba de recordar el propio Míchel, aún figura fuera de cualquier competición continental según lo que dicta la tabla clasificatoria antes de la visita al vetusto estadio vizcaíno.

Y precisamente llega el equipo blanco a Bilbao casi como hace un año y un mes con Manzano, a un triunfo de poder engancharse a una pelea mucho más cara que en la presente campaña y que luego se puso imposible. Si entonces Valencia y Villarreal impusieron un ritmo que no pudo resistir aquel Sevilla que empezaba a cambiar -aquí jugó Luis Fabiano su último partido como sevillista-, el torneo en el que estamos permite muchos más tropiezos. No en vano, el Sevilla puede meterse de lleno hoy en la lucha porque la pasada jornada pincharon todos sus rivales (y mira que son unos cuantos) salvo el Atlético de Madrid.

Aquel Sevilla de Manzano mordió el polvo en Bilbao, aunque las circunstancias ahora son totalmente distintas, sobre todo en un Athletic que vive sus momentos más dulces con el sueño europeo del que todavía no ha despertado. Y ésa es la baza con la que cuenta el equipo de Míchel: la esperanza de que los esfuerzos pasen factura, de que los buenos no metan la pierna pensando en otras citas llamadas a hacer historia en San Mamés y de que las motivaciones sigan estando fuera de una Liga en la que ha aflojado tanto el pistón que sus últimos cinco resultados son cuatro derrotas y un empate, es decir, un punto de 15 posibles, de los que su rival de hoy, el Sevilla, ha sumado 13.

Las inercias dicen mucho en el fútbol y el Sevilla debe subirse a la suya para demostrar en una plaza de mayor fuste que El Sardinero o Los Cármenes que la mejoría marcada en las últimas jornadas con Míchel no es un espejismo. Marcar tres goles por partido está claro que no siempre va a ser posible, pero el sevillismo se conforma con un triunfo por la mínima que tendría un valor incalculable para los nervionenses.

En ambos equipos habrá bajas. Javi Martínez en el Athletic y Reyes sobre todo en el Sevilla, aunque para el funcionamiento del cuadro de Míchel quizá adquiera una importancia capital, aunque haga menos ruido, la de un Trochowski que ha hecho coincidir su titularidad con los tres triunfos que ha enlazado el equipo de Nervión y que permiten al sevillismo mirar con ilusión el choque de esta tarde de Domingo de Resurrección. Queda la duda de si Rakitic será capaz de mantener la tensión en un centro del campo fácilmente superable cuando no estuvo el alemán y también los planes que Míchel tendrá para reestructurar el ataque con la baja de Reyes. En principio, lo lógico sería que Manu ocupara la izquierda y aparezca Kanoute junto a Negredo, aunque también Luna podría suplir a Reyes y hasta que llegue la hora del encuentro sólo se podría asegurar que el Sevilla saldrá de blanco ante el Athletic y que sus ilusiones de ir a la Champions siguen intactas. Luego, cuando todo acabe, ya se verá. Pero, como ha ido la temporada, algo es algo.

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