Tussam: la 'solución Espadas'
El PSOE cierra un plan para inyectar a la empresa casi 200 millones de dinero público hasta 2015 · El candidato socialista abre el debate para renegociar el convenio colectivo y poder volver a contratar personal
El futuro inmediato de la empresa municipal de transportes de Sevilla (Tussam), cuya situación financiera es crítica desde hace casi una década, está llamado a ser uno de los primeros quebraderos de cabeza del nuevo alcalde hispalense con independencia de quién sea el candidato político finalmente elegido por los sevillanos en las elecciones del 22-M.
El cabeza de lista del PSOE a la Alcaldía, Juan Espadas, ya tiene cerrado un plan integral de viabilidad para esta sociedad municipal. El documento, al que ha tenido acceso este diario, ha sido negociado durante los últimos meses con todos los sindicatos que cuentan con representación social en el comité de empresa (CCOO, ASC, CGT y SITT), pero no podrá ponerse en marcha hasta después de los comicios (si los socialistas logran la mayoría necesaria) porque requiere que los trabajadores decidan cuál va a ser su posición (colectiva o individual) en relación a algunos de los elementos recogidos en el convenio colectivo de la empresa, ya caducado.
La propuesta de los socialistas busca garantizar en el tiempo la viabilidad pública de la compañía. ¿Cómo? Por una triple vía: inyectando más dinero municipal a la empresa, acometiendo un programa global para reformar el servicio (el objetivo es dejar de perder competitividad) y, sobre todo, abriendo de una vez el debate para cambiar el convenio colectivo existente ahora con objeto de volver a integrar paulatinamente en la plantilla a los trabajadores que forman parte de la bolsa de empleo de la compañía.
Espadas, dada su condición de candidato (todavía sin responsabilidades institucionales en el Ayuntamiento), no puede asumir ahora directamente esta negociación dentro de Tussam. Dicha tarea es competencia de la dirección de la empresa. Lo que sí hace es fijar el guión que, en su opinión, habría que desarrollar para garantizar en un lustro el paulatino saneamiento económico de la sociedad.
En primer lugar, hay que hablar de dinero. Después, de tiempo. La propuesta electoral de los socialistas para salvar Tussam promete inyectar a la empresa municipal casi 200 millones de euros en un periodo de cuatro años. Este dinero, que saldría de las arcas municipales (tal y como viene haciéndose desde el origen de la empresa), permitiría cubrir el 50% del coste del servicio, a razón de 45 millones de euros anuales hasta 2015. En paralelo, a estos fondos fijos se sumaría una aportación para compensar las pérdidas operativas que se produjeron en los últimos balances mercantiles. La cantidad: cuatro millones de euros durante cuatro años. Ambas cifras suman una inyección económica directa de 196 millones de euros, levemente más alta (algo más de un millón al año) que la que ya recibe la compañía de transporte.
Esta aportación de recursos públicos para sostener a la empresa implica cambios profundos, cosa que hasta ahora no se ha producido en Tussam. El planteamiento de Espadas es mejorar el servicio (para que la aportación de las nuevas subvenciones esté justificada ante la opinión pública), reconsiderando globalmente el actual mapa de líneas; buscando nuevas vías de ingresos y explorando cambios en el marco laboral para que, sin destruir empleo, pueda darse una salida a los trabajadores de la bolsa de empleo.
En relación a la mejora del servicio, la propuesta socialista se nutre de los ingresos (teóricos) que se obtengan por la venta del solar del Prado. Este dinero se usará para reducir deuda. En paralelo, la idea es sacar adelante la ampliación a 55 kilómetros de la red municipal de plataformas reservadas (que tiene 15 kilómetros) en dos años. El coste estimado de este proyecto es de 6,2 millones de euros. También plantea invertir 1,4 millones más en un sistema que permitirá a Tussam dentro de un año tener prioridad en todos los cruces semafóricos. Ambas iniciativas mejorarían la velocidad comercial de los autobuses, que tienen que ser objeto de una "reordenación completa" para "mejorar la orientación al cliente y mantener el porcentaje reducido de gasto corriente".
En paralelo, la sociedad municipal necesita incrementar sus ingresos. Además de las subvenciones anuales desde las arcas municipales, el sistema que propone el PSOE obliga a incrementar la recaudación por la venta de billetes (la propuesta de Espadas no explica cómo se logrará este objetivo) y revisar (al alza, obviamente) el convenio existente entre el Ayuntamiento y el Consorcio Metropolitano de Transportes para conseguir una mayor contribución económica de la Junta de Andalucía. Este último aspecto ya ha sido reclamado en los últimos años por el todavía alcalde (Monteseirín) con escaso éxito.
El punto más novedoso del plan de Espadas es el laboral. Al contrario de la que ha sido la tendencia histórica del actual gobierno local, que aceptaba todas las reclamaciones laborales con independencia de su coste, el candidato socialista plantea ahora negociar con los trabajadores un convenio colectivo diferente para reasignar los recursos económicos disponibles para contratar a nuevos trabajadores de la actual bolsa de empleo. La fórmula sería progresiva: 12 empleados se podrían incorporar a la empresa a corto plazo. El resto lo harían gracias a la reasignación de fondos prevista en el nuevo convenio colectivo. ¿Cómo conseguir estos recursos? Reorganizando el trabajo y reasignando los beneficios económicos no sustanciales de la plantilla.
Por ejemplo: reduciendo un 5% las retribuciones totales de la plantilla. O, como alternativa, aumentando el tiempo efectivo de trabajo "hasta las siete horas". De esta forma no habría ni que tocar los sueldos. Otra vía es tratar de "hacer más eficientes los tiempos de trabajo y descanso". Esto implicaría cambiar los artículos 29, 30 y 63 del actual marco laboral. Dichos puntos regulan el pago de los excesos horarios, el tiempo de desplazamiento u otros derechos económicos extraordinarios derivados de la actual organización del trabajo. La idea es, en lugar de pagar, compensar a los trabajadores con descansos y, con el dinero resultante, reducir la bolsa de trabajo al menos en 55 personas (de un total del 90). La única vía jurídica posible para lograr el objetivo pasa por la negociación de un nuevo convenio con la renuncia individual de los trabajadores a estos puntos. Espadas plantea pues repartir el dinero extra que reciben los actuales contratados para poder ampliar la plantilla y reflotar progresivamente Tussam.
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