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El factor humano Mariano Rajoy y Javier Arenas presentan un libro sobre el Zoido más familiar y cotidiano
Juan Ignacio Zoido se bajó de la portada del libro -foto de Fernando Ruso- y se sentó en primera fila con su familia. Fernandito, el benjamín, fue la estrella de la presentación de Zoido destino Sevilla, libro escrito por el benjamín de los hijos de Luis Navarro y María del Pópulo Antolín en el que se habla mucho de su padre. Cuando Fregenal de la Sierra era una especie de Macondo donde el futuro juez, de niño, "aprendió a fabricar el hielo y a encender el horno de la pastelería familiar", según Carlos Navarro Antolín.
Un baño de multitudes que no convirtió el acto en un mitin. Ya se encargaron los intervinientes con sus anécdotas de evitar esa tentación. Javier Arenas contó la reacción de Fernandito Zoido (30 de mayo de 2003, casi tres años y medio) cuando vio entrar a Santiago Herrero, presidente de los empresarios andaluces. Le dijo: "Hola, Javier Arenas".
Mariano Rajoy leyó el libro de Carlos Navarro, jefe de sección de Diario de Sevilla, en el avión y en Santiago de Compostela, "antes y después de la misa que ofició Benedicto XVI en la plaza del Obradoiro". Dos hombres y un destino, el autor y el protagonista, que viajaron simbólicamente hasta Galicia. Sólo faltaba Faye Dunaway, muy bien representada por Beatriz Alcázar, la esposa de Zoido desde 1983. El amor y la carrera de Derecho nacieron en Almería y desembocaron en Sevilla.
Para confirmar que Zoido es hombre que nunca se encorsetó "en la ortodoxia de las siglas" ni en la seriedad "de romano de la Amargura" que adorna a todo magistrado que se precie, Carlos Navarro reveló el comentario de una joven que reconoció al candidato del PP viendo a una chirigota en el Falla. "No parece del PP". "Hemos tratado de imitar a Juan Ignacio", bromeó Javier Arenas, "pero Mariano y yo parecemos del PP y no está mal que algunos lo sigamos pareciendo".
Las hermanas Rosa y Esperanza García Perea subieron a la mesa presidencial representando a Jirones de Azul, la firma editora. Tenían ganas, contó Rosa, de publicar el perfil humano de un político. "Salieron algunos nombres que daban para una novela de terror, o de humor", contó Rosa.
Tanto Rajoy como Arenas se refirieron al prólogo de Carlos Herrera, que en ese texto reconoce que en las autonómicas es votante de Diego Valderas, pero en las municipales ha llegado el momento de Zoido. Cuando Arenas pronunció el apellido Valderas, se estropeó la megafonía. Una secuela de la pretérita pinza con Rejón que llevó a Valderas a la presidencia del Parlamento andaluz.
"Me gusta salir en el libro porque de mí se habla a menudo, muchas veces mal o muy mal, y aquí me siento feliz", dijo Rajoy. Cumpliendo el axioma de Zoido, según el cual uno debe llegar a un cargo público ligero de equipaje, el mismo que se lleva cuando lo abandona "más algún libro", ya tiene Zoido el libro para cuando deje el cargo que ocupa, líder de la oposición municipal.
Rajoy incluye este acto entre "las compensaciones que tiene la política, actividad dura y voluntaria". En la lectura le costó trabajo "contener las lágrimas" cuando llegó a la muerte de José María Zoido (12 de octubre de 2003), prefirió remitirse a la lectura del emotivo texto que en este periódico publicó Luis Carlos Peris de la primera aparición en un acto público del entonces delegado del Gobierno en Andalucía tras la pérdida de su segundo vástago.
Fue impresionante la respuesta del público. La ex ministra que lo metió en política, Margarita Mariscal de Gante, la ex alcaldesa que lo metió en el lío, Soledad Becerril, la duquesa de Alba. Y Fernando Navarro Antolín, catedrático de Latín, con quien estaba su hermano Carlos hace casi 20 años viendo en el bar Buenos Aires de Baby Acosta un Atlético Madrid-Sevilla. "Fue la primera vez que vi a Zoido en persona".
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