Un hombre degüella a su pareja y luego se da a la fuga
El hombre, de origen marroquí, maltrataba frecuentemente a la víctima, Carmen Redondo Jiménez, de 39 años.
Una mujer de 39 años, Carmen Redondo Jiménez, falleció ayer en su vivienda de la calle Luis Cadarso de Sevilla presuntamente a manos de su pareja, Issam M., un ciudadano marroquí que le cortó el cuello con un arma blanca, posiblemente un cuchillo. El presunto asesino ha sido detenido al filo de la media noche.
Los hechos ocurrieron sobre las siete y media de la tarde de ayer en el Primero Izquierda del número 15 de la calle Luis Cadarso, muy cerca de la Puerta Osario. A esa hora el presunto autor del crimen degolló a su pareja y se dio a la fuga. Los agentes también buscaban anoche bajo los vehículos aparcados el arma con el que se cometió el crimen.
En el piso vivían el autor del crimen y la víctima y también otro ciudadano marroquí. Según los vecinos, estas tres personas habían alquilado la vivienda a través de un anuncio en el Cambalache a otra persona que a su vez se lo había alquilado legalmente a su propietario. Issam y Carmen llevaban aproximadamente un año y medio como pareja y, según los vecinos, las peleas entre ambos eran frecuentes. Incluso el pasado mes de septiembre la mujer ya fue apuñalada por su pareja, a la que llegó a denunciar en una ocasión. Pese a que se le impuso una orden de protección, Carmen decidió retirar la denuncia.
Así lo aseguró a este periódico Isidro Sacristán Sanz, quien fue pareja de la víctima durante catorce años y que incluso había ganado una denuncia por insultos y amenazas al presunto asesino. Sacristán se encontraba en un el bar El Rincón de la Miarma, situado a medio centenar de metros de la vivienda en la que ocurrieron los hechos. Sobre las siete de la tarde había charlado con su ex novia y ésta le había prometido que iba a dejar de una vez a Issam.
Después vio pasar al presunto autor del crimen. "Me hizo un gesto pasándose el dedo pulgar por la garganta. Pensé que me estaba amenazando a mí, pero al ver que se fue en dirección a la casa entendí que podía atacarla a ella. Llamé al 091, pero me dijeron que tenía que ir a una comisaría a presentar una denuncia. Luego llamé al 112 y vi pasar un coche de la Policía Local", explicaba el ex compañero de la víctima. Al ver el patrullero, Sacristán pensó que había ocurrido algo y se dirigió hacia el domicilio de Carmen. Subió y se encontró en la puerta con el otro ciudadano marroquí que vivía en el piso. Abrieron la puerta y se encontraron a Carmen tendida en el suelo, con los pies en el salón y el resto del cuerpo en una habitación. "Le había cortado el cuello y estaba tendida en un gran charco de sangre. Él había huido, como hacen los cobardes".
Fue este hombre quien avisó al servicio de emergencias del 061, que llegó cuando la víctima aún seguía con vida e incluso movía alguna extremidad. Los médicos intentaron reanimarla pero falleció pocos minutos después antes de ser trasladada al hospital.
El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional trasladó a la Jefatura Superior al compañero de piso de la pareja, para que prestara declaración como testigo. Mientras tanto, numerosos agentes de la Policía Nacional y de la Policía Local se desplegaron por las estaciones de trenes y autobuses ante el temor de que el presunto autor del crimen huyera de la ciudad, puesto que se marchó con su documentación y posiblemente con algunas de sus pertenencias.
Carmen Redondo Jiménez deja un hijo de 17 años fruto de una relación anterior y que vivía en la Pañoleta con su padre y su abuela. Hasta el pasado mes de enero había trabajado en la hostelería pero actualmente no tenía empleo. Vivía desde el verano del año pasado con Issam, quien también está casado con una ciudadana española y tiene hijos. "Él no trabaja ni hace nada, ella le había recogido de la calle y lo tenía mantenido", explica el ex novio de la víctima. Issam M. tiene antecedentes en España y cuenta con un expediente abierto de expulsión del país.
El cadáver no fue levantado hasta pasadas las once de la noche, debido a que la comisión judicial, que llegó en dos taxis, tardó más de dos horas y media en acudir al lugar de los hechos.
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