Un sistema de sensores vigilará los movimientos de la Catedral
El Cabildo apuesta por una auscultación perpetua al estilo de la que se sigue con el Giraldillo o la que se utilizó con los pilares agrietados · Una empresa especializada de Madrid se hará cargo del montaje
En vigilancia permanente. Cada cinco minutos. La Catedral estará más mimada que nunca gracias a un sistema de auscultación perpetua que informará de los movimientos de la piedra. El Cabildo está dispuesto a comprar el mecanismo necesario para evitar nuevas grietas como las ocurridas en los dos pilares del trascoro. Una empresa madrileña especializada en el sector se hará cargo de la instalación de unos dispositivos que permitirán al maestro mayor, Alfonso Jiménez, disponer de información precisa de los movimientos de la piedra. Porque, como Jiménez afirma en multitud de ocasiones, la Catedral está viva, se mueve: "Respira". Y eso no es ni mucho menos una mala señal.
Este sistema de implantación general que se instalará en breve ya se ha probado con éxito en el Giraldillo, para controlar su funcionamiento, y en los pilares agrietados, uno de los cuales contó con 64 sensores que aportaton información cada cinco minutos de su comportamiento a la hora de cargar peso.
Los sensores no serán perceptibles para el público. Se comunicarán entre ellos por láser. De muro a muro. De nave a nave. Transmitirán la información a un ordenador central cada cinco minutos. Y con una precisión capaz de percibir el movimiento de cualquier utensilio.
Los resultados de los sensores del pilar agrietado certificaron en 2007 que la Catedral registra un movimiento de arriba hacia abajo de hasta 3 centímetros cada día en la zona alta de las bóvedas. Unas bóvedas que se dilatan, se desplazan y vuelven con el paso de las horas y el descenso del mercurio a su ubicación original. En aquel momento se demostró el origen de un movimiento que siempre se había intuido pero que desde entonces se constató con precisión: los cambios de temperatura y la humedad. La Catedral comienza a moverse cada día alrededor de las siete de la mañana, cuando arranca el calentamiento de la atmósfera. Y menos mal que se mueve, porque se trata del mejor indicativo. El problema es cuando ese movimiento genera grietas, algo que sólo se ha producido en los dos pilares del trascoro, un problema que se detectó en 1999 y que ha tardado una década en ser resuelto gracias a una inversión millonaria entre el propio Cabildo y el Estado.
La de la auscultación perpetua no será la única novedad en materia de conservación. El Cabildo está dispuesto a adquirir una grúa especial que permitirá alcanzar una cota de 37 metros en el interior de un templo cuya altura máxima es de 39. Este nuevo artilugio hará posible el examen directo de las bóvedas más altas por primera vez, caso de las bóvedas que están justo encima del coro. Y no hay que olvidar que el Cabildo ha iniciado también la limpieza interior del templo metropolitano, como ya se puede apreciar con una simple paseo por las nubes. Después de diez años limpiando las fachadas exteriores, con las portadas incluidas, el Cabildo creyó llegada la hora de acometer el adecentamiento interior, así como el del retablo mayor, una asignatura pendiente que debe comenzar en los próximos meses.
Los esfuerzos económicos del Cabildo son importantes si se tiene en cuenta el contexto de crisis económica y que la Catedral sufrió un importate recorte de ingresos como consecuencia de la caída del turismo internacional. Parece que los últimos meses confirman una tendencia al alza que permite recuperar las arcas del templo, de donde sale no sólo dinero para su autofinanciación en materia de conservación, sino también para la construcción de nuevos templos y otros fines pastorales. Al mismo tiempo, el Cabildo mantiene la costumbre de no permitir que las subvenciones financien al cien por cien un proyecto, por lo que siempre se implica en un porcentaje mínimo. Este criterio de trabajo le obliga a cuidar especialmente las cuentas.
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