Grandes concertistas en miniatura

La Escuela de Música Joaquín Turina finaliza el curso con una gran audición

Alumnos de violín de la Escuela de Música Joaquín Turina durante la actuación.
Alumnos de violín de la Escuela de Música Joaquín Turina durante la actuación.
Cristina Díaz

03 de julio 2010 - 05:03

A los cinco años, el maestro Mozart ya componía obras musicales y sus interpretaciones eran muy apreciadas por la aristocracia europea. María Benito, Víctor Ródenas, Lucía Cabezas, Celia López y Andrés Garrido, todos de 4 años, todos ellos alumnos de la Escuela de Música Joaquín Turina, se han subido al escenario del salón de actos del colegio Marista San Fernando para demostrar los conocimientos aprendidos durante el curso. Sus diminutos violines, algunos adornados con pegatinas infantiles, parecían de juguete, sin embargo, de ellos salían hermosas melodías. A pesar de su corta edad, estos niños son pequeños grandes concertistas.

Violines, violonchelos, guitarras y pianos sonaron en el escenario durante toda la jornada de la mano de niños de 4 a 17 años, aunque en la escuela también hay alumnos que superan los 50 años.

En 1999, Ramón San Millán creó la Escuela de Música Joaquín Turina. La pedagogía musical siempre fue una de sus inquietudes, al igual que la interpretación (durante 13 años ha sido primer violín en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla). Ramón ve la música como un complemento educativo. "Muy pocos alumnos se van a dedicar a la música de manera profesional", asegura Ramón. "Aquí pensamos en su futuro personal: desarrollan la memoria, la concentración, reciben disciplina y aprenden a expresarse y actuar en público. Queremos que esto no sea una competición, no queremos que se frustren porque otros toquen mejor".

Un ejemplo de esta filosofía es Alicia Aragón. A sus 17 años ha sacado más de un 9 en selectividad y quiere estudiar Derecho y Ciencias Políticas, a pesar de llevar 10 años estudiando violín. "Para mí la música es un hobby, pero también algo esencial en mi formación como persona". Aunque hay otros alumnos que tienen claro su camino dentro de la música. "A mí no me gusta el fútbol, de mayor quiero ser músico", reconoce Pablo Martín de 9 años tras su actuación, y, aunque cualidades no le faltan, aún es pronto para vaticinar su futuro.

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