Pantalones que no visten el machismo

Hombres por la Igualdad, a escena

Pantalones que no visten el machismo
Pantalones que no visten el machismo
Miguel Lasida

30 de mayo 2010 - 05:03

"Ser un hombre puede ser una prisión, más allá de las ventajas sociales ya consabidas. Sólo hay que fijarse en la comparativa entre los sexos de muertos prematuros". Hilario Sáez actuó de portavoz de la Red de Hombres por la Igualdad, cuya presentación en sociedad tuvo ayer lugar en la Casa de la Provincia. "Aquí no hay presidentes ni dirigentes. Vamos en contra del modelo masculino tradicional", apuntó Sáez. La culminación de la presentación de esta red de nuevo cuño, con representación en toda España, fue un pasacalles con el lema Hartos de llevar los pantalones. Y todos acudieron ataviados con falda.

"De con faldas y a lo loco, nada; yo soy un funcionario igual de aburrido con falda que sin ella", declara entre bastidores Javier, uno de los componentes de esta red social cercana a los movimientos feministas. "La igualdad puede también traer beneficios para los hombres", afirman. Los preparativos de los actos programados mantiene a la concurrencia en la tensión propia de las previas. Y de la tensión a los alivios. "Porque los hombres también lloran", se proclama.

A Sáez no se le nublan los ojos. Lo tiene claro. "El hombre es un inútil en la gestión de sus emociones. La sociedad no nos demanda ser tiernos o afectivos y acabamos dependiendo de una mujer que nos cuide". Lo que Hombres por la Igualdad persigue es concienciar a la sociedad de que el hombre, se hable de sexo o de género, de hecho biológico o social, debe saber cuidar y cuidarse. Porque las repercusiones sobrepasan cualquier previsto. "Si ni siquiera sabemos cuidar de nosotros mismos, ¿cómo se puede pedir a los jueces que confíen el cuidado de la prole a los hombres separados?"

Esta crisis es más grave que la económica, que los dictados del Fondo Monetario Internacional o que la huida de inversores de la Bolsa. Al menos eso defienden desde Hombres por la Igualdad. ¿Soluciones? "No las hay. Debe ser una cosa de todos, de la sociedad, un proceso y no una acción directa", comenta Sáez, que se pone serio al hablar de la violencia de todos los días. "Con lo que pesan unos pantalones... Y que conste que preguntar quién los lleva en casa suele ser el anticipo de una agresión machista".

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