Geografía de la 'okupación'

Pese a los últimos desalojos, el movimiento 'okupa' continúa actuando y mantiene cinco frentes abiertos en la ciudad

L. S. M.

04 de febrero 2010 - 05:03

Los reveses sufridos por el movimiento okupa con los desalojos de la Fábrica de Sombreros y el centro Casas Viejas no lo han amedrentado. Más bien, parece que les han servido de estímulo. De hecho, el año 2010 comienza con la ocupación de dos inmuebles que vienen a sumarse a los "centros culturales y de acción social autogestionados" (según su terminología) que ya existían en Sevilla. La Fábrica de Vidrios de la Trinidad y el antiguo taller de hostelería situado en la calle Muro de los Navarros, 38, cuya ocupación se inició recientemente, se unen así a una lista en los que ya figuraban los veteranos centros de la calle San Bernardo, el Huerto del Rey Moro y el Pumarejo. En total, cinco puntos de acción okupa que sitúan a Sevilla como una de las ciudades con más actividad de este movimiento en España.

El foco con más solera del movimiento okupa en Sevilla es el llamado Huerto del Rey Moro, un solar de casi 5.000 metros cuadrados en pleno casco histórico de la ciudad que fue ocupado hace seis años para evitar su construcción e impulsar la plantación de huertos urbanos vecinales y escolares, así como el desarrollo de numerosas actividades como fiestas campestres para familias o un cine de verano. El objetivo de la Plataforma La Noria, que coordina todas las acciones de este solar situado entre las calles Sol y Enladrillada, es evitar que se construyan los 800 metros cuadrados que permite el PGOU para así preservar en su integridad esta antigua huerta medieval, declarada junto a la Casa del Rey Moro (una construcción de finales del XV) Bien de Interés Cultural. La acción de La Noria, al contrario que muchas otras iniciativas okupas, se ha consolidado y no se descarta su victoria final.

El Centro Social Okupado Autogestionado Sin Nombre, en la calle San Bernardo 42 (en el arrabal homónimo), que el pasado mes de diciembre cumplió cinco años desde su apertura, es otro de los focos okupas más dinámicos y antiguos. Como curiosidad, el gran caserón de ladrillo fue en su día un asilo de ex prostitutas menores regentado por las Hermanas de la Caridad. Posteriormente, se usó como escuela pública y como centro de educación de mayores.

El centro Sin Nombre se define a sí mismo como "un espacio de encuentro y convivencia; un medio para la acción político-social, la generación de alternativas contraculturales y de ocio, desde la autogestión y la autonomía, el desarrollo colectivo, el aprendizaje y la crítica, que se nutre en su práctica diaria de la autogestión", según reza en su página web. Lo cierto es que, frente al modelo casi familiar del Huerto del Rey Moro, con gran participación de niños, Sin Nombre se ajusta mejor a la imagen tópica del okupa. Su gestión, al igual que en todos los centros, se basa en "un modelo autónomo, asambleario, horizontal y abierto, que se sustenta en el consenso como modo para tomar decisiones, y para ello cuenta como medio de trabajo con todos los individuos y colectivos autónomos que lo integran y las redes sociales de apoyo mutuo". Conciertos, talleres, ciclos de cine, charlas y conferencias culturales y políticas y fiestas, entre otros asuntos, configuran su programa de actividades.

El antiguo palacio del Pumarejo, posteriormente convertido en una casa de vecinos, es otro de los núcleos más activos del movimiento. En este inmueble situado en una plaza que poco a poco va perdiendo su carácter lumpen (durante mucho tiempo se consideró como el centro del caballo en Sevilla) y cuya propiedad es actualmente del Ayuntamiento, conviven inquilinos con negocios y locales ocupados que acogen diferentes iniciativas. Desde el año 2004 la Plataforma por el Pumarejo ha amparado proyectos como la Liga de Inquilinos, que se dedica a la lucha contra los abusos de algunos propietarios con pocos escrúpulos (como los llamados asustaviejas), un Centro Vecinal o la biblioteca pública e independiente El Puma, una de las iniciativas más meritorias.

Entre los frentes abiertos más novedosos se encuentra el de la Fábrica de Vidrios la Trinidad, aunque bien es cierto que algunos históricos del movimiento en Sevilla no terminan de confiar en la labor iniciada a finales del pasado año por un grupo de unos 10 jóvenes que han comenzado a limpiar y habitar el viejo complejo fabril para ofrecer "actividades de todo tipo al barrio". El conjunto (una parte del cual está declarado Bien de Interés Etnológico por la Junta) está actualmente abandonado debido a que su propietaria, la empresa Edificarte, debido a la crisis, no puede desarrollar el proyecto inmobiliario que, eso sí, contemplaba la conservación de la nave principal y de la gran chimenea de ladrillo. El movimiento vecinal de Miraflores, que mantiene una lucha histórica por la conservación de la fábrica, no participa en esta ocupación.

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