Más dinero para el Parasol
Urbanismo inyectará a Sacyr hasta 18 millones más de fondos públicos para que siga adelante con la Encarnación · El dinero saldrá de las aportaciones que los empresarios hicieron al PGOU para costear los sistemas generales
El Parasol va a salir caro. ¿Cuánto? Depende de cómo se hagan las cuentas. El gobierno local, que se resiste a desvelar el presupuesto completo de esta operación urbanística iniciada hace ahora cinco años con el pretexto de remodelar uno de los espacios públicos más importantes del centro de Sevilla, dijo ayer que algo más de 50 millones de euros. La realidad es que esta cantidad es sólo una parte de la subvención que el Consitorio resta de sus arcas para costear lo hecho y garantizar que las obras sigan adelante. El coste íntegro de este futuro complejo comercial superará con creces los 90 millones de euros.
Urbanismo, de momento, dará hoy luz verde a un segundo modificado del diseño básico que supone un incremento sobre el cálculo inicial del orden de 18 millones de euros. No es el primero: el proyecto inicial del Parasol –que salió a licitación por más de 51 millones de euros– ya fue alterado en una primera fase para tapar un sobrecoste de 7 millones de euros. En este caso, el argumento fue la necesidad de retirar los restos arqueológicos del solar. En esta ocasión el sobrecoste –que supone hasta un 35% en relación al presupuesto de salida– se intenta justificar por los cambios introducidos por el gobierno local –diseño del mercado, materiales para la reurbanización– y, sobre todo, debido a los complicados cálculos que han tenido que hacerse para construir la estructura de madera que da nombre al proyecto.
La situación es crítica: aunque los trabajos de construcción no han llegado a paralizarse oficialmente, la colocación de la madera está detenida por falta de pago a los proveedores. En teoría su colocación tenía que haber comenzado el pasado verano. La madera tan sólo cubre ahora la base de los parasoles. No hay dinero para seguir. El Ayuntamiento terminó a la carrera hace varias semanas la reurbanización de la zona para evitar transmitir la sensación de parálisis, aunque no ha tenido más remedio que reconocer que el programa financiero del Metropol Parasol está haciendo aguas.
El margen de acción es casi nulo. Urbanismo ha descartado la opción de suscribir créditos ex novo o ampliar la concesión del espacio comercial otorgada hace un lustro a Sacyr por un máximo de 40 años. Teóricamente estos dos supuestos son factibles, pero presentan inconvenientes: el primer caso hipotecaría durante varios ejercicios las inversiones ordinarias de Urbanismo y obligaría a asumir notables costes financieros que, dada la delicada situación de la hacienda municipal, no son soportables. En el segundo supuesto la fórmula no convence a Sacyr, que ha dejado la obra a ralentí hasta que el Consistorio ha aceptado liberar más ayudas públicas. Ampliar la concesión le reportaría un beneficio potencial –ampliando el plazo de recuperación de la inversión– pero la empresa prefiere contar con liquidez ajena para continuar con los trabajos, en lugar de asumir directamente los costes derivados de la nueva situación.
Urbanismo ha tenido por tanto que volver a echar mano de donde siempre: la bolsa de dinero heredada de la gestión del Plan General de Ordenación Urbana. Con esta reserva de dinero es con la que en los dos últimos mandatos municipales se han financiado casi todos los grandes proyectos impulsados por Monteseirín. Se trata de una especie de despensa llena, aunque cada vez menos, por las aportaciones realizadas por los propietarios de terrenos con los que se firmaron convenios de recalificación urbanística al amparo de la revisión del PGOU. En unos casos es dinero finalista. En otros, genérico. Su destino son los “sistemas generales” de la ciudad. Esto es: todas las infraestructuras y dotaciones necesarias para equipar las zonas de nuevo crecimiento o acometer renovaciones en la ciudad existente. Su naturaleza es diversa: abarcan tanto el dinero necesario para obtener los suelos y construir infraestructuras viarias –la ronda SE-35 se paga con estos fondos–, como zonas verdes y espacios libres, equipamientos y dotaciones para servicios básicos.
La Gerencia ya tiró en 2005 de estos fondos para pagar la subvención de 25 millones de euros a fondo perdido que decidió dar a Sacyr para arrancar las obras. De hecho, con parte de este dinero se han sufragado buena parte de las actuaciones en la Encarnación desde que PSOE e IU decidieron paralizar el proyecto anterior impulsado por el PA. El argumento en ese momento fue la aparición de restos arqueológicos, aunque el tiempo ha ido poniendo en suspenso tal afirmación: los restos históricos se retiraron al iniciarse las obras y no tienen fecha de regreso. Una parte de ellos fue legalmente destruida (con el permiso de la Junta de Andalucía) para colocar las cimentaciones del Parasol.
A estos 25 millones de euros hay que sumar los dos nuevos modificados (25 millones), la indemnización (9 millones) y las obras de urgencia (5,3 millones) acometidas con carácter previo a la construcción del Parasol. Estas candidades suman 64 millones de euros (14 más de los admitidos ayer por Urbanismo). Una cifra que en relación al dinero oficialmente recaudado por el PGOU para pagar los sistemas generales de Sevilla supone un 27%. La Gerencia evitó ayer dar detalles de la procedencia de los fondos. Se limitó a decir que el dinero saldrá de una modificación presupuestaria que reutilizará partidas no gastadas en 2007. Sólo se citaron dos: el dinero para la expropiación de Tablada y el paso soterrado del Tamarguillo, que ahora se pagará con dinero del Plan Proteja.
Celis: “Es un proyecto imposible que se adjudicó sin tecnología para construirlo”
“Es un proyecto constructivo imposible cuya ejecución ha sido incierta desde que comenzó y que se adjudicó sin que existiera la tecnología necesaria para poder ejecutarlo”. Con estas palabras definió ayer el edil de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el proyecto de remodelación de la Encarnación al anunciar que su departamento tendrá que poner 18 millones más de lo previsto para cubrir el nuevo desfase presupuestario. El edil, que evitó dar plazo alguno para culminar la obra –cuatro veces se han incumplido las sucesivas fechas anunciadas– y tampoco quiso garantizar que no se producirán nuevos desajustes presupuestarios, anunció que ha solicitado el apoyo del PP para sacar adelante las obras y ha pedido un dictamen al Consejo Consultivo de Andalucía. Celis tampoco quiso dar una cifra del dinero que ha aportado Sacyr como inversión propia a la Encarnación. Preguntado sobre los motivos por los que en su día se acometió el proyecto sin contar con las garantías técnicas necesarias contestó: “Quienes tomaron la decisión pensaron que sí era posible”. “Nuestra estrategia consiste en acabar las obras”, dijo.
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