"Para justificar fondos europeos se están inflando las denuncias falsas"
Son y están
Ha dado la vuelta a España sumando fuerzas para denunciar la que considera discriminación sufrida por muchos hombres a la hora de esgrimir la presunción de inocencia si son acusados de maltrato por sus ex parejas y éstas les impiden relacionarse con sus hijos. Y van a Bruselas acusando al Gobierno español de malversar ayudas
SE ha convertido en la principal voz que representa, en Sevilla, Andalucía y España, a los hombres que denuncian la ideología de género a la hora de ponderar inocencias y culpabilidades en las relaciones de pareja fallidas y en el terrible azote del maltrato homicida entre personas sentimentalmente relacionadas. Prepara para final de mes un viaje a Bruselas, será uno de los representantes de 67 asociaciones que van a exigir a la Comisión Europea que investigue al Gobierno español por posible malversación en los 900 millones de euros concedidos a España a través de los programas Dahpne y Dike. Exigirán una auditoría para que se compruebe si es o no correcto el uso de esos fondos, en lo que corresponde a planes de apoyo a las víctimas de maltrato doméstico.
-¿En qué se basan para emprender semejante acción?
-El Gobierno central tiene que transferir a las comunidades autónomas parte de esos fondos para la acción contra la violencia doméstica y en favor de las víctimas. Y desde su puesta en marcha ha aumentado de modo notable el número de denuncias sobre maltrato que son falsas. Esta es la punta del iceberg que desveló en 2006 la que era juez decana de Barcelona, María Sanahuja, y lo que ahora denuncia desde Sevilla el juez Francisco Serrano. Europa tiene que investigar lo que está pasando en España. Porque la lucha contra el maltrato cierto va ligada a una estrategia política desde la que se reparte mucho dinero a quienes secundan la ideología de género. Y por eso conviene inflar las cifras de denuncias aunque sean falsas, para la percepción de fondos y el reparto de subvenciones, aunque no haya indicios ciertos de maltrato.
-¿Qué pruebas aportan?
-Vamos a aportar información sobre los mecanismos de justicia gratuita que financian a asociaciones vinculadas a partidos políticos y el enriquecimiento de grupos escindidos del feminismo. Son las 21 asociaciones que se sienten invocadas por nuestra campaña informativa sobre las denuncias falsas, cuando son 3.600 las asociaciones que existen en España defendiendo derechos de la mujer.
-Eso puede ser una interpretación capciosa.
-Véase lo aprobado por el Consejo de Ministros del 29 de julio de 2005. Los criterios de distribución de fondos públicos para la puesta en funcionamiento de los servicios que garanticen el derecho a la asistencia social integral a las mujeres víctimas de violencia de género no discriminan entre las denuncias de maltrato que se comprueban y las que se revelan falsas. Y se valora como cifra total el número de mujeres que se declaran maltratadas, no se le resta los casos que sean falsos, archivados o sobreseídos.
-El caso de un paisano suyo, Miguel Ángel Torres, ha adquirido notoriedad en toda España.
-Le apoyamos en su exigencia de que le devuelvan al erario público todas las ayudas que se le dieron a su mujer. No las necesitaba, se ha demostrado que ha mentido durante años acumulando denuncias falsas, incluso acusándole de abusos a su hija de 2 años. Era el modo que tenía su ex mujer de ganarse la vida a costa de él. Tuvo a su favor todo tipo de asistencia social, mientras que él quedó en situación desesperada, repudiado socialmente, y sin estar con su hija.
-Horas antes de la Nochebuena se concentraron vestidos de Papá Noel bajo el lema Papá No Es. ¿Se van a presentar como Reyes Magos antes de las cabalgatas?
-El día 5 haremos otra concentración en la Puerta de Jerez. Será a las 11:00 pero volveremos a aparecer como Papá Noel, porque va en consonancia con nuestro lema .
-¿Cuándo comenzó su labor asociativa?
-En 2007 empecé a saber de la existencia de asociaciones. Y entrando en sus webs descubro que hay convocada una reunión en Madrid. Acudo a título particular. No había otra persona de Andalucía. Y proponen que sea Sevilla la ciudad donde se celebre la próxima manifestación, el 18 de noviembre del 2007. Acepté el reto de participar en su organización y fue la más numerosa hasta la fecha, con 3.000 padres de toda España.
-¿Cómo lo hizo?
-Con mi coche, estuve dos meses y medio recorriendo España para conocer a hombres con casos similares, asociados o no, para que también se movilizaran en una causa común. Cuando llegué a Asturias viví una situación de impacto. Un hombre con el que había concertado una cita, se había suicidado el día anterior. Habían decretado contra él una orden de alejamiento de 500 metros respecto a su esposa. Vivían en un pequeño pueblo cuya longitud es 300 metros. Al pasar por el pueblo, le denunció por quebrantamiento de la orden. Y se ahorcó. Aquel episodio me provocó tanta rabia que me dio más fuerza para unir voluntades.
-¿Cuál es su caso?
-Me casé en 1993, y la relación no fue bien desde el inicio. Pensaba que con hijos se remediaría, fue un error. Tuvimos una hija en 1997, y el 4 de febrero de 1999 me fui de casa, la gota que colmó el vaso fue que me insultara delante de la niña. Volví una semana después, y ya no estaban en casa porque se habían ido a vivir con los padres de ella.
-Le podía acusar de abandono del hogar.
-En esas situaciones, a caballo entre el agobio y la depresión, se cometen errores. Pasé meses en los que no me dejaba ver a mi hija. Y compraba su voluntad dándole dinero, y ella se aficionó a pedírmelo, en una ocasión llegué a darle un millón de pesetas por verla un par de horas. Los encuentros siempre eran sin alejarnos de la puerta de la casa de los abuelos. El 24 de diciembre de ese año, a las 14:00, me llama y me dice que si quiero ver a mi hija, le tengo que dar la casa que habíamos comprado en Gelves. Me da tres horas de plazo, hasta las 17:00. A las 15:00, yo tenía furgoneta para hacer la mudanza y le di las llaves de la casa. Aquel día vi a Rocío hora y media. Estuve durmiendo 12 días dentro de la furgoneta, aparcada en la Avenida Andalucía de Coria del Rocío.
-¿No tenía ningún familiar o amigo que le hiciera ver los errores que estaba cometiendo?
-Son momentos en los que te sientes muy solo. Y mi familia no vive en Sevilla. Estaba obsesionado con ver a mi hija.
-¿No tramitaron una separación de mutuo acuerdo?
-No, me puso una denuncia por maltrato, diciendo que le había pegado junto al mercado de Coria del Río. Llevó de testigo a su madre y a una mujer que años después se ha avergonzado de mentir. Empecé a ver que en los tribunales no había igualdad de trato para hombres y mujeres, a mi madre no la dejaron declarar en mi favor; a la suya, sí. Ya el Gobierno de Aznar había introducido reformas legales que discriminaban a los hombres y favorecían a las mujeres. Me condenaron a un arresto menor de 5 días en mi casa de Gelves.
-¿Cuándo ha encontrado amparo en el mundo judicial?
-Plenamente, nunca. Pese a la sentencia de separación y a pasarle la pensión mensual, mi ex pareja incumplía sistemáticamente el régimen de visitas. Mi abogado, como les pasa a otros por falta de formación, recurría por la vía penal, en lugar de acudir al juez de Familia. Y fue el juez Serrano quien asumió el caso y amplió el régimen de visitas. Por indicación del juez Serrano, mi ex pareja y yo fuimos al Centro de Mediación La María, en Sevilla. Estuvimos yendo cuatro meses, hasta que quedó claro quién era quién en esta historia. Pedí de nuevo la intervención del juez Serrano. Nos citó a los tres por separado, primero a la niña, después a madre y niña juntas y por último a mí. Eso fue el 13 de agosto de 2007. Cuando terminó, le dijo a Rocío: ¿quién manda aquí? Y ella le respondió: Usted, señor juez. "Pues entonces te ordeno que pases las vacaciones con tu padre". Era la forma de demostrarle a la niña que había ámbitos en la vida donde la madre no tenía la última palabra.
-¿Qué ha mejorado?
-Sin ser ideal, la situación se ha regularizado. Cuando estamos juntos, hablo mucho con mi hija. Pero no quiero forzarla a elegir entre una madre y un padre, y provocar mas rupturas. Ha merecido la pena el riesgo de arruinarme de nuevo. He conseguido lo más importante: no he perdido a mi hija, he logrado mantener la relación entre los dos, no he renunciado a ella.
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