El delito de ser un buscavidas
Pro Derechos Humanos excarcela a dos manteros africanos que pasaron diez y cuatro meses en prisión tras ser sorprendidos vendiendo CD y DVD ilegales
Uno de ellos ha pasado diez meses en prisión. El otro cuatro. Uno es de Senegal. El otro de Liberia. Uno es encofrador y dejó el trabajo para entrar en la cárcel. Al otro le sorprendió la guerra cuando estudiaba en su país y en España apenas ha podido trabajar. El primero, Ousseynou Engon, tiene 37 años, una hija de cuatro y los papeles en regla porque su mujer es española. Con ellas vive en San Jerónimo. El segundo, de 25 años, sigue sin papeles, reside en el Polígono de San Pablo y oculta su nombre bajo las iniciales A. K.
Los dos fueron encarcelados por delitos contra la propiedad intelectual que cometieron en el año 2004. Vendían CD ilegales en mercadillos como el de Alcosa o el Charco de la Pava. Tras la reforma del Código Penal en 2003, este delito pasó a ser público y puede ser perseguido sin denuncia previa. La Policía los detuvo y fueron condenados, Ousseynou a 13 meses de prisión, y A. K. a dos penas de cuatro meses cada una. Además, los jueces les impusieron varias multas que al no poder pagar fueron conmutadas por más tiempo en prisión.
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH-A) ha conseguido liberar a estos dos manteros antes de que cumplieran íntegras sus penas. Los dos africanos salieron de prisión la semana pasada. Aún quedan cinco extranjeros encarcelados por los mismos delitos en Sevilla y 32 en Andalucía. Pro Derechos Humanos organizó ayer una rueda de prensa con los dos manteros liberados para exigir un cambio legal que impida que una persona pueda ser encarcelada por vender CD piratas. Esta ONG denuncia que delitos como el hurto o la conducción bajo los efectos del alcohol tienen menos pena que el cometido por los manteros y que son los extranjeros "quienes sufren más el rigor de la ley puesto que no disponen de dinero para pagar las multas", tal y como expuso la coordinadora general de APDH-A, María Isabel Mora.
La libertad de Osseynou ha costado 8.000 euros. De ellos, 2.000 han sido aportados por su familia. "Mi madre ha recaudado el dinero entre todo el pueblo para mandármelo. Se supone que soy yo quien tiene que mandar el dinero a África y no mi madre enviármelo de África a España". El resto ha sido pagado por una plataforma creada a nivel nacional para excarcelar a los manteros.
Osseynou llegó a España en 2003 después de cruzar varios países africanos caminando durante más de un mes. A. K. estuvo estudiando en un campo de refugiados en Guinea y pudo llegar a España a través de Ceuta. Pasó un tiempo en un centro de internamiento de extranjeros en Málaga y luego quedó libre. Los dos tuvieron que ganarse la vida vendiendo CD y DVD ilegales.
Los compraban a 50 céntimos y ganaban entre 15 y 20 euros al día. Quienes hacen las copias no han sido condenados. "No somos delincuentes. Es cierto que hemos cometido un delito, pero lo hemos hecho para ganarnos la vida. Tenemos que comer. Nuestro único delito ha sido el de ser unos buscavidas". Ahora, fuera de la cárcel, buscan trabajo. "No hay", dicen, sin perder la sonrisa.
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