"El ordenador estimula, pero enseña muy poco"
El filósofo José Antonio Marina analiza las ventajas y los inconvenientes del programa Escuela TIC 2.0 del Gobierno
"Si no se enseña a pensar, el ordenador no sirve de nada". Sobre esta premisa el filósofo José Antonio Marina articuló la conferencia que pronunció ayer en Sevilla sobre las ventajas e inconvenientes del programa Escuela TIC 2.0 puesto en marcha por el Gobierno y la Junta de Andalucía por el que se dotará a los alumnos de quinto y sexto de Primaria de un portátil con el que aprender en clase y realizar los deberes en casa.
Bajo el título Las aportaciones de la web 2.0 a la educación, Marina analizó las consecuencias de la digitalización de las aulas y la brecha informática entre alumnos y profesores. El filósofo considera que el futuro de la enseñanza pasa "inevitablemente" por incorporar las nuevas tecnologías: "Es impensable a estas alturas querer que los niños sólo tengan el libro como herramienta educativa, los docentes son conscientes de ello y su formación digital es imprescindible en la enseñanza actual". Marina añadió que "a los escolares de hoy día, que son nativos digitales, no se les puede pedir que sólo lean libros cuando los mismos contenidos los pueden encontrar en internet". En este sentido, subrayó que "lo más positivo de las nuevas tecnologías es el estímulo que supone para el alumno, que concibe el ordenador como una herramienta más usual que un libro o una enciclopedia, por lo que si esto es así se ha de aplaudir la iniciativa de dotar a a los niños de portátil".
Los elogios de Marina a la Escuela TIC 2.0 no quedaron ahí. El filósofo también apuntó otra ventaja: el ahorro de tiempo que supone el ordenador para el maestro. "Un docente pierde una media de 15 minutos de clase pidiendo silencio a sus alumnos, ahora con el portátil está comprobado que ese tiempo desaparece y se aprovechan más minutos para la enseñanza. El profesor se libra así de las tareas organizativas y se puede dedicar plenamente a su trabajo: la enseñanza".
Es ahí precisamente donde, según Marina, está el talón de Aquiles de la digitalización de las aulas si las administraciones depositan todas las mejoras educativas en las tecnologías. "El ordenador estimula y ahorra tiempo, pero enseña poco", afirma con rotundidad este pensador, para quien "no se puede olvidar que el aprendizaje es duro y que hay que concienciar al alumno de que lo que ha conseguido en internet le sirve de poco si no sabe procesarlo, reflexionar sobre ello y memorizarlo. Ésta es la auténtica enseñanza y donde es insustituible la labor del profesor, que debe enseñarle a filtrar y recordar a su alumno lo que verdaderamente es importante para su formación".
"Si no nos concienciamos de esto y los gobiernos piensan que el ordenador es la panacea de la educación podíamos caer en el mismo error de hace décadas, cuando se introdujo el vídeo en las aulas y al final la mayoría de los alumnos sólo se quedaba con lo llamativo de las imágenes, pero pocos sabían resumir lo que habían visto". Por este motivo, Marina insistió en que "sin enseñar a pensar a los niños, el ordenador sirve de bien poco".
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