'Pumpkin pie' y aceitunas aliñadas

Una veintena de personas se reúnen desde hace ocho años para celebrar un particular almuerzo de Acción de Gracias entre amigos en torno a Patricia Giegerich, una americana que vino a Sevilla para vivir su jubilación

Patricia Giegerich, presidiendo la mesa, acompañada de sus amigos sevillanos.
Patricia Giegerich, presidiendo la mesa, acompañada de sus amigos sevillanos.
Ignacio Gutiérrez

28 de noviembre 2009 - 05:03

La historia es muy americana, pero su significado es universal. Todos los años, el último jueves de cada mes de noviembre, las familias americanas se reúnen alrededor de un tremendo pavo relleno comiendo pastel de calabaza, o pumpkin pie, para recordar el día en el que los primeros peregrinos invitaron a cenar a los indios en agradecimiento por la ayuda prestada durante un año de mala cosecha. Pero, si se trata de mostrarse agradecido, ¿quién no tiene algo que agradecer? También en Sevilla.

Desde hace ocho años un selecto grupo de amigos se reúnen el último jueves de noviembre en torno a Patricia Giegerich, una americana de 75 años y sevillana de adopción, para celebrar con ella un particular Thangivings sin americanos. Un poco a la española, con pavo, pastel de calabazas y aceitunas aliñadas, todo un alarde de mixtificación cultural. Aunque, desde que hace tres años su hijo perdiera el avión desde Hong Kong, la cena se ha convertido en un almuerzo que se celebra el viernes siguiente. "Para los americanos Acción de Gracias es un día festivo, nosotros tenemos que adaptarnos a nuestra posibilidades", explican los asistentes.

Cada año acuden más amigos a casa de Patricia Giegerich, en el centro de Sevilla. Ayer se dieron cita 27 personas en torno a la mesa. Algunos sólo tienen en común que son amigos de la anfitriona; de hecho, ése es el único requisito para asistir al almuerzo. Y no parece difícil ser su amigo. Su hijo, diplomático americano, aunque casualmente español de nacionalidad, todavía se sorprende al ver cómo su madre, una jubilada que hace ocho años dejó a su familia y hogar y se vino sola a Sevilla para vivir su retiro, ha conseguido una segunda familia de amigos de todas las edades que le muestran año a año su afecto. "Con esta celebración Patricia da las gracias a todos sus amigos y les agradece lo que cada uno le aporta", confirma Yolanda Ochoa, una de las festejantes.

Aunque ella no quiere ser la protagonista de esta historia, lo cierto es que todos los asistentes terminan hablando de Patricia como de una persona "entrañable y especial", centro logístico de toda esta tradición. "Tiene una gran personalidad, muy sevillana", dicen algunos de los asistentes. La americana es el nexo común entre todos los invitados y, como ella misma explica, "muchos de los asistentes no se conocían, pero después de ocho años son un grupo de amigos que va creciendo".

Por su significado, ésta es su fiesta americana favorita y le molesta que sólo se exporte Halloween, una festividad quizás algo más materialista. Para ella, Acción de Gracias es la única celebración universal, por encima de la Navidad, ya en esta fecha no importan las religiones y ni la políticas: "Todos, judíos, cristianos, musulmanes, todos celebran Acción de Gracias".

Durante la fiesta, entre todo el ajetreo de personas entrando, saludos y puestas al día, Patricia parece estar un poco ausente. Pendiente de todo, disfruta viendo disfrutar a sus amigos. Aunque ha delegado a un catering parte la elaboración del pavo -es intransigente con el relleno- quiere que se haga a la americana y ha ofrecido instrucciones: "Debe tener pan, bacon, cebolla, apio y algunas especies más".

Cada invitado coopera con la comida, clásicos americanos y algunos típicos de la comida española como las sugestivas papas aliñás. Y es que, en definitiva, no importa demasiado ser estrictos con la tradición. Están creando una nueva. Algunos no conocen la historia de los peregrinos, pero para ellos Acción de Gracias sólo significa una reunión entre amigos que sienten afecto entre sí y disfrutan de su compañía. Que no es poco.

Hace ocho años su primera amiga sevillana, Pilar Ortego, invitó a Patricia Giegerich a su casa para celebrar con su familia una modesta cena de Acción de Gracias. El siguiente año Patricia ya fue la anfitriona. Hasta hoy. Probablemente el primer Acción de Gracias lejos de su tierra y de su familia fuera algo melancólico, pero ahora prefiere celebrar el Thanksgiving en Sevilla. "Me gusta la idea de exportar esta fiesta, su mensaje es universal", comenta finalmente la americana, mientras espera que vayan llegando poco a poco todos los invitados. Durante los meses de verano regresa a New Jersey: "No soporto el calor en Sevilla". Percepción comprensible y también universal.

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