Muere una mujer en el incendio de su vivienda en el Tardón
La víctima es una profesora de 50 años que no pudo salir del piso porque tenía un pie roto · Los vecinos lograron salir del bloque de madrugada y ponerse a salvo gracias al aviso de unos jóvenes
Una mujer de 50 años falleció la madrugada de ayer en el incendio de su vivienda en el Tardón. La víctima es Blanca Pardo González-Nandín, una profesora que vivía sola y que no pudo escapar de las llamas porque se había roto un pie hace unos días y lo tenía inmovilizado, por lo que no podía andar con soltura. El cuerpo de la mujer fue encontrado calcinado en el cuarto de baño del domicilio, adonde probablemente había acudido para tratar de protegerse de las llamas y del humo.
El incendio se declaró poco antes de las tres y media de la madrugada en la segunda planta del bloque 5 de la plaza Virgen de los Dolores, junto a la zona del Tardón conocida como Parque Rubén Darío. El origen del fuego es todavía un misterio y tendrá que ser esclarecido por la unidad de Policía Científica de la Policía Nacional, que durante toda la mañana estuvo recogiendo muestras en el piso. En principio se baraja como hipótesis la idea de un cortocircuito o un fuego de tipo eléctrico provocado por una sobrecarga de la red, si bien esto es sólo una primera línea de trabajo.
La voz de alarma la dieron unos jóvenes que pasaban por la calle a esa hora y vieron las llamas y cómo empezaban a caer trozos de las persianas del balcón hacia fuera. Los jóvenes despertaron a gritos y llamando a los porterillos electrónicos a los vecinos del bloque, que lograron salir del edificio a toda prisa pero sanos y salvos. Sólo la inquilina del piso en el que se declaró el incendio se quedó atrapada por las llamas y no pudo escapar. Cuentan algunos de los vecinos que llegaron a oír voces de socorro y que alguno incluso se acercó a la puerta del domicilio pero que no fue capaz de abrirla porque estaba cerrada.
"Nos pedía ayuda y le gritábamos que cómo íbamos a ayudarla si la puerta estaba cerrada. Posiblemente no podía llegar a la puerta porque las llamas estarían en medio. No pudimos hacer nada más", explica uno de los vecinos del bloque. En principio, y a la espera de los resultados de la autopsia, la causa de la muerte parece ser la inhalación de humo.
"Nos despertamos gracias a unos chavales que incluso subieron por las escaleras avisando a todo el bloque. Cogí a los niños y salí a toda carrera. Las llamas estaban ya muy crecidas y se podían ver el balcón. No he podido volver hasta las seis de la mañana", relata el vecino que reside justo debajo del piso incendiado. En la vivienda contigua habitan dos estudiantes, una de ellas extranjera, que están en régimen de alquiler, que también lograron salir del bloque sin daños.
Vecinos y testigos coinciden en que los Bomberos llegaron al lugar de los hechos muy rápido. Según el parte oficial del Ayuntamiento, tardaron sólo ocho minutos desde que se produjo el aviso al servicio de emergencias 112, a las 03:29. Sin embargo, la propia estructura de la calle les impidió el acceso a la vivienda y emplearon alrededor de veinte minutos más tratando de llegar al piso. La plaza Virgen de los Dolores es una zona ajardinada y peatonal delimitada del tráfico con bolardos. Los Bomberos tuvieron incluso que derribar unas vallas de obra que permanecían cortando el paso en la calle Papa Juan Pablo I desde hace más de un año, pese a que los trabajos de reurbanización del barrio se acabaron hace meses.
En el dispositivo de los Bomberos participaron tres vehículos de agua, una ambulancia y dos vehículos de mando, junto a patrulleros de la Policía Local y el Cuerpo Nacional de Policía, que avisaron a la hermana de la víctima para comunicarle el fallecimiento. Por la mañana, horas después del incendio, los restos de las persianas de la vivienda permanecían tirados en la calle, delimitados por un cordón policial. Desde abajo se podía apreciar cómo la casa había quedado totalmente calcinada. En el balcón superior se podía ver una bombona de butano. Las marcas de humo habían llegado hasta ella pero no el fuego. "Al final hay que dar gracias a Dios porque pudo haber sido terrible", dice María, una vecina.
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