Miguel Sánchez-Dalp, personaje polémico
Episodios sevillanos del siglo XX
ENTREGAS PUBLICADAS 4, 11, 18 y 25 de mayo; 1, 8, 15, 22 y 29 de junio; 6, 13, 20 y 27 de julio; 3, 10, 17, 24 y 31 de agosto; 7, 14, 21 y 28 de septiembre; 5, 12,19 y 26 de octubre; 2, 9,16, 23 y 30 de noviembre; 7, 14, 21 y 28 de diciembre de 2008. 4, 11, 18 y 25 de enero; 1 de febrero de 2009. Nuevas estampas del interior del palacio de Sánchez-Dalp informan de su belleza y valores artísticos. Vemos el escritorio, el comedor íntimo, puertas nobles, techos de alfarjes, alfices, azulejería, yeserías, forjas…
EL personaje central de esta historia es Miguel Sánchez-Dalp y Calonge (Aracena, Huelva, 1871-Sevilla, 1961), que tuvo dos etapas muy diferentes en una larga vida de noventa años. Durante la primera, entre 1900-1931, su protagonismo fue decisivo en el renacimiento ciudadano paralelo a la gestación de la Exposición Iberoamericana. Fue diputado a Cortes, presidente del Ateneo, académico de la Historia, prócer indiscutible de Sevilla con especial dedicación al urbanismo, y generoso mecenas en favor de la ciudad. En la segunda etapa, primero en tiempos republicanos y después durante la Guerra de España, quedó desclasado e incluso tuvo dificultades con las nuevas autoridades. Una situación consolidada en la postguerra que acabó por automarginarle de la vida pública. Nunca congenió con los académicos y técnicos de urbanismo, la arquitectura y las Bellas Artes. Una situación más radical durante la larga ancianidad y viudez, además sin hijos, cuando adoptó un ostracismo voluntario motivado por su carácter y las decepciones sufridas. Las nuevas autoridades nunca le reconocieron sus méritos anteriores.
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