"Recuerdo el olor a jazmín de aquel chalé de la Palmera 27. Allí aprendí a andar"

Los invisibles

Lleva más de media vida como regidor de televisión. Viajero infatigable de plató en plató, su infancia son recuerdos de un chalé del 29 donde llegó el prodigio de la tele

Paco Pérez, en el hotel Don Paco, con un gin-tonic.
Paco Pérez, en el hotel Don Paco, con un gin-tonic.

19 de diciembre 2008 - 05:03

HIJO de la televisión, donde trabajaba su padre, y de la radio, donde se formó su madre, Paco Pérez (Sevilla, 1968) es el regidor con más trienios en la televisión andaluza. El único, sin duda, que además ha sido tuno, banderillero, costalero de la O y tiene un pasodoble con su nombre. Sus vivencias profesionales verán la luz en un libro que ha titulado Memorias de un gin-tonic.

-¿Sus primeros recuerdos de la televisión?

-Cuando tenía dos años, Quini Ortiz, montador, me cogió en brazos mientras hacía el informativo. El primer informativo de Tele-Sur lo presentaba mi padre con un peluquín que le había hecho Victorio. Yo aprendí a andar en aquel chalé de la Palmera, 27, del que todavía recuerdo el olor a jazmines y la perra del guarda, a la que le habían puesto Moviola.

-¿Lleva el oficio en la sangre?

-Me bautizó el padre Javierre, cura y periodista, y crecí en los pisos de la prensa que hizo Celestino Fernández Ortiz. Vivía puerta con puerta con Mariano Martín Benito, el decano de los periodistas deportivos.

-¿El legado se hizo vocación?

-Fui oveja descarriada. Estudié Económicas y Derecho, aunque no terminé ninguna. Como economista, lo más importante que hice fue ser pandereta en el certamen de tunas que se celebró en Valladolid en 1987. Iba con la tuna de Económicas de Sevilla. Derecho lo dejé en Tercero.

-¿Su puesta de largo?

-En la inauguración de Canal Sur. Fue un gran caos. Vino Julio Iglesias, voló la carpa y hubo que cambiarlo todo.

-¿Cuál es el secreto de su oficio?

-Los regidores somos como los curas, como los médicos. Me molesta que se hable de bodrio y televisión-basura. No creo que nadie esté completamente satisfecho con su profesión. El regidor no es el que levanta aplausos; es un gran relaciones públicas, la tranquilidad del presentador. No es sólo el que manda en el plató, es el que sabe mandar en el plató.

-¿Lo más sorprendente que ha visto en un plató?

-Trabajé en Antena 3 con Asensio cuando Emilio Aragón hacía El juego de la oca y Lola Flores Lola, Lolita, Lola. No he visto nunca nada tan fuerte como esa Lola Flores vomitando de lo malita que estaba y salir como una leona a comerse el escenario. De quitarse el sombrero.

-¿Qué aprendió de su padre?

-Una frase que llevo impresa en letras de molde: hay que hacer la televisión para el que la ve, no para el que la hace. Traspasar la pantalla es muy difícil.

-¿Compensa trabajar entre bastidores?

-El plató tiene una magia especial. Y un código de honores internos. Durante nueve años, a las órdenes de Fernando Navarrete, estuve de regidor en el festival de cine de San Sebastián. Fui el primero que trabajó en el Kursaal cuando nos fuimos del hotel Victoria Eugenia. Y soy el que más premios Donosti ha recibido. Por mis manos pasaron el Donosti de Al Pacino, el de Robert de Niro. Yo era el que se los daba a quien los entregaba. En nueve años en el Festival, vi sólo una película, una china con subtítulos en euskera.

-¿Se sentía fuera de sitio?

-Al contrario. Siempre que trabajo lejos de casa, llevo una tarrita de albero de la Maestranza como currista que soy y lo extiendo por el plató. El equipo de Canal Plus con el que trabajaba para el Festival retransmitió un partido Real Sociedad-Betis. Fui al nuevo estadio de Anoeta y se me acercaron seis personas que me llamaron por mi nombre, Paco Pérez. Eran seis guardias civiles de paisano destinados en Guecho. Uno de Herrera, otro de Sanlúcar, otro de La Algaba. Uno de ellos me dio la bufanda de su hijo para que se la firmara el equipo. Se la di a Benjamín y Joaquín me regaló su camiseta. La cogí y me puse en el campo a dar medias verónicas.

-¿Le tiró más la televisión de su padre que la radio de su madre?

-Se conocieron en Radio Nacional. La radio nunca me llamó la atención hasta que conocí a Carlos Herrera, de quien he sido su regidor en televisión. Mi madre, toda su vida en Radio Nacional, fue la que abrió la caja de puros que le mandaron a Herrera con la bomba que no llegó a explotar. Me acordé de mi madre, y de esa película de Clint Eastwood, Sin perdón, cuando unos etarras me pusieron una pistola en la cabeza para que bajara el telón del festival de San Sebastián, con el lendakari y la ministra de Cultura.

-¿El mayor compromiso?

-El día que Susan Sarandon me preguntó que cómo se decía muchas gracias en vasco. "Miarma, si soy de Triana". Me había quedado con la frase de las tabernas: askarrikasko. Lo dijo y al día siguiente salió en todos los periódicos de Euskadi. A Emma Thompson le ayudé a ponerse un mantón de Manila que le habían colocado muy malamente. A la semana siguiente, se separó de su marido.

-¿Ha cambiado Canal Sur a los andaluces?

-Yo creo que sí. Canal Sur es una de las autonómicas con la que más identificados se sienten los espectadores. El gran problema es que esa identificación no es recíproca. El pueblo andaluz es rico, generoso; ahora, que no le toquen lo suyo.

-¿Zarrías manda tanto como dicen en la televisión andaluza?

-Todo el mundo, sea torero, artista o deportista, necesita un quitavergüenzas. Zarrías siempre me pareció una persona muy coherente. Creo que es el que más manda, no en la tele, sino en toda Andalucía. Más que don Manuel.

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