Fallece la escultora y académica Carmen Jiménez Serrano
Fue galardonada con la Medalla de Oro de las Bellas Artes y nombrada catedrática de Modelado en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.
"Una escultora indescriptible que supo transmitir el oficio como nadie". Con estas palabras define Juan Manuel Miñarro a Carmen Jiménez Serrano, fallecida ayer en la Clínica Santa Isabel de Sevilla, a los 96 años de edad, a consecuencia de un infarto cerebral. Galardonada con la Medalla de Oro de las Bellas Artes, es considerada una de las escultoras andaluzas más importantes del siglo XX. No en vano, ha sido la única escultora que ha tenido en vida una obra suya, Figuras en círculo, en el Bellas Artes sevillano, concretamente en el patio principal.
Nacida el 21 de septiembre de 1920 en La Zubia (Granada), se inició en el mundo del Arte en la Escuela de Artes y Oficios de Granada. Estudió la carrera de Bellas Artes en Madrid gracias una beca, y vivió en Sevilla desde el año 1946, cuando comenzó a dar clases en la Escuela de Bellas Artes. Uno de sus alumnos, y luego compañero en la facultad, fue Juan Manuel Miñarro, quien destaca de ella su gran tesón y fuerza de voluntad para superar un camino lleno de obstáculos, además de su enorme valía artística y capacidad docente: "Sus obras más importantes las hizo con sus alumnos en la época de la escuela. Éramos cuatro o cinco y modelaba con nosotros. Para nosotros era un referente. Muy extrovertida. Destaco mucho de ella su labor docente. Sabía transmitir muy bien el oficio. Hacía sus obras para ella. Le ponía mucha alma y dulzura. Era extraordinaria".
Llegó a ser catedrática de Modelado en la facultad de Bellas Artes de Sevilla, académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y de la Academia de Bellas Artes de Granada, además de académica de número de la Academia de Bellas Artes de Sevilla. Junto a su marido, el también escultor Antonio Cano, también Medalla de Oro de Bellas Artes, formó unos de los tándem artísticos más importantes de la segunda mitad del siglo XX, aunque eran personalidades muy diferentes. El pintor y escultor Ricardo Suárez, al igual que Miñarro, destaca de su obra las fantásticas portadas que hizo para las facultades en la antigua Fábrica de Tabacos o sus retratos: "Se expresaba muy bien con el barro. Y también tallaba muy bien la piedra. Se caracterizaba por tener una gran capacidad para la volumetría y la recreación de la figura humana". Emilio Gómez Piñol, catedrático de Historia del Arte, guarda un recuerdo "amable y profundo" de la artista y anima a conocer sus obras que son "de una de extraordinaria calidad". Durante su amplia trayectoria recibió importantes premios y reconocimientos.
La artista será enterrada en el cementerio municipal de San José de Granada junto a su marido, fallecido en 2009 y con el que tuvo tres hijos, Antonio, Miguel Ángel y Mari Carmen.
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