Los ingenieros alertan del aumento de las carreras sin valor profesional

La Universidad de Sevilla oferta seis de las cien titulaciones que no dotan a sus graduados de la capacidad de firmar proyectos e informes

Domingo Villero, presidende de Caciti.
Domingo Villero, presidende de Caciti.
Cristina Díaz

22 de julio 2016 - 05:03

El Consejo Andaluz de Colegios de Ingenieros Técnicos Industriales y de Grado (Caciti) advierte de la proliferación de títulos universitarios sin atribuciones profesionales. Domingo Villero, presidente de esta institución, habla de la existencia de un centenar de grados en ingeniería ofertados por distintas universidades españolas que no habilitan a los graduados para ejercer plenamente como ingeniero técnico industrial, lo que les impide firmar legalmente proyectos, direcciones técnicas de obras y cierto tipo de informes que caracterizan a la profesión.

La Universidad de Sevilla oferta seis de estas titulaciones, dos de ellas de forma conjunta con la Universidad de Málaga, según detalla el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a través del Registro Universitario de Centros y Títulos (RUCT). Se trata de los grados en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto, Ingeniería de la Energía, Ingeniería de la Salud, Ingeniería en Materiales, Ingeniería en Organización Industrial e Ingeniería en Tecnologías Industriales. En este último caso la nota de corte en la primera adjudicación ha sido de 11,039 (sobre 14). En el resto de las titulaciones, los estudiantes que han sido admitidos este mes superan el 8,3 de nota media en Selectividad.

"Las atribuciones profesionales deben ser incuestionables. Tal como está el escenario laboral, es incomprensible que una persona que estudie una ingeniería pueda dejar de lado su capacidad para firmar un proyecto, una dirección de obra o un trabajo técnico", señala el presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Ingenieros Técnicos Industriales y de Grado. "Los jóvenes deben saber de manera clara que si se matriculan en algunos de los grados que no conducen a una profesión regulada de ingeniero técnico, tras cuatro años de duro estudio no podrán firmar como ingenieros".

Villero considera que la "eclosión de titulaciones con o sin atribuciones profesionales" ha creado una "gran confusión en la sociedad". "Se quieren fabricar ingenieros sin capacidad de firma y que necesariamente tengan que cursar un máster de uno o dos años más".

El presidente de Caciti advierte también de que resulta "falsa" la idea de que para obtener las atribuciones profesionales propias de un ingeniero "haya que estudiar de manera forzosa un máster tras cursar un grado": "Los grados especializados, como ingeniero mecánico, eléctrico, electrónico, textil o químico, tienen dichas atribuciones que dan capacidad para firmar proyectos y ejercer la profesión libre en ingeniería sin tener que cursar ningún máster", anota.

Desde el Consejo Andaluz de Colegios de Ingenieros Técnicos Industriales recomiendan a los estudiantes consultar la web del registro de universidades, centros y títulos, donde figuran todas las carreras y si conducen o no a profesiones reguladas, antes de matricularse en alguna ingeniería. "Que nadie se lleve a engaño y que estudie siempre a sabiendas del resultado profesional que obtendrá y que le acompañará durante toda la vida", subraya su presidente, reelegido en 2014.

Villero opina, por otro lado, que el Plan Bolonia ha permitido acabar en España con la diferencia entre "ingenieros de primera y de segunda". Desde 2014, los ingenieros técnicos industriales y los ingenieros industriales tienen prácticamente las mismas atribuciones profesionales por Real Decreto. Éste establece las equivalencias entre títulos anteriores y posteriores a la reforma europea de Bolonia. Sin embargo, según el presidente de Caciti, existe "una fractura muy grande entre lo académico y lo que la sociedad realmente necesita".

"La gran mayoría de los ingenieros que terminan sus estudios, cuando llegan a las empresas, tienen que iniciar una importante formación en términos reales", apostilla Villero. "Hay que avanzar hasta que el salto entre el mundo académico y profesional sea casi inexistente y, en este sentido, es bien sabido que la gran mayoría de los profesores de las escuelas de ingeniería no han pisado nunca la calle, laboralmente hablando, y esto no es lógico".

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