El estrangulador del aeropuerto mató a su mujer tras perder un vuelo
El asesino empleó una cuerda para asfixiar a su pareja, que pasó un día muerta en un coche abandonado. Luego hizo autostop y se entregó en un pueblo de Huelva. Pasará a disposición judicial este sábado.
"¿Seguro que trabaja aquí? ¿Rumano, dicen?". El hijo del encargado del circo parece verdaderamente sorprendido. Dos periodistas se han presentado en la carpa, instalada estos días en un municipio de la provincia de Huelva, y aseguran que uno de sus empleados ha matado a su mujer y luego se ha entregado a la Policía. "Es que no nos falta ninguno de los chicos, ¿saben el nombre?". "Sí. Es Toader Ciprian Enache". El hijo del encargado reacciona, le suena el apellido, tuerce el gesto y pide a los informadores que aguarden unos minutos.
No transcurre demasiado tiempo cuando aparece un hombre maduro y delgado, con la piel arrugada y curtida por el sol. Da la impresión de que lleva años desempeñando trabajos físicos muy duros. Parece haber interrumpido lo que estaba haciendo en ese momento para salir a atender a la prensa. "Soy su padre", dice, y empieza a hablar en un español precario. Otro trabajador del circo le corta. Se dirige a él en rumano y se ofrece a ejercer de traductor. Se llama Ioan Enache, tiene 62 años y lleva algo menos de un año trabajando en este circo itinerante. Es un operario, se dedica a montar y desmontar escenarios y estructuras y todo lo que le ordenen.
"Mi hijo y mi nuera vinieron a verme la semana pasada. Estuvieron unos días aquí, aunque yo no pude estar mucho con ellos porque tenía que trabajar". No habla mucho, pero responde amablemente a las preguntas. No parece que la relación con su hijo fuera demasiado estrecha. "Se quedaron hasta el sábado, cuando se marcharon. No sé si antes o después fueron a visitar a sus hijos, que tienen 13 y 14 años y viven con otra hija mía en Castellón". Cuando el traductor pronuncia el nombre de esta ciudad, Ioan Enache matiza. "Bueno, no sé si están en Castellón o en otra ciudad, pero sé que es por la zona del Levante".
El hombre cuenta que su hijo, Toader Ciprian Enache, de 34 años, y su nuera, Jana Enache (en Rumanía se adopta el apellido del marido al contraer matrimonio), de 32, se casaron hace aproximadamente quince. Desde entonces han vivido en Rumanía, en Ucrania y en Italia, donde han desempeñado distintos trabajos. "Ahora mismo no sé qué hacían". Sobre la relación de pareja, Ioan admite que su hijo y su nuera se separaron durante un tiempo, pero habían vuelto ahora.
Termina la entrevista y ahora es él quién pregunta. Quiere saber qué ha pasado. Sabe muy poco de lo ocurrido y pide detalles. Parece que se acaba de enterar hace unos minutos, como si quien le hubiera informado fuera el hijo del encargado del circo cuando fue a buscarlo. El traductor lo confirma con una frase. "Es que lo acabamos de buscar en Google. Hemos leído que le ha dado dos golpes en la cabeza y más de cincuenta puñaladas". Bueno, otra noticia: Google también se equivoca. Quizás introdujeron en el buscador las palabras "crimen" y "Sevilla" y les salió el que hasta ayer era el último homicidio ocurrido en la provincia, el de La Rinconada, en el que la víctima, efectivamente, murió por un traumatismo craneoencefálico y apuñalada decenas de veces.
Al periodista le toca ahora responder. Quid pro quo. Le explica al padre que no hay nada de puñaladas ni de golpes en la cabeza y que todo apunta a que Jana fue estrangulada por su hijo, que se encuentra detenido en Sevilla porque ha confesado el crimen. Toader Ciprian se presentó sobre las nueve de la noche del miércoles en la Jefatura de la Policía Local de Bollullos Par del Condado y les contó a los agentes que estaban de guardia que había matado a su mujer y que el cadáver seguía en el mismo sitio donde lo dejó, en el interior de un coche estacionado en el aparcamiento del aeropuerto de San Pablo, cubierto con una manta.
Jana tenía que volver a Italia para trabajar allí y había perdido el vuelo. Eso generó una fuerte discusión en la pareja. Como no tenían donde quedarse, buscaron un lugar para dormir y encontraron un viejo Mercedes que estaba aparcado en un extremo del parking del aeropuerto, en la zona utilizada por las compañías de alquiler de coches para almacenar los vehículos que ya están retirados de la circulación. Allí, Toader Ciprian estranguló a su mujer hasta causarle la muerte por asfixia. Para ello utilizó una cuerda que enrolló alrededor del cuello de la víctima. Tras matar a su mujer, y ocultar el cuerpo en el maletero y cubrirlo con una manta, el presunto asesino salió del aeropuerto andando. Luego hizo autostop y así consiguió llegar hasta Bollullos Par del Condado, donde se dirigió a la sede de la Policía Local para entregarse.
Los agentes municipales de Bollullos detuvieron a Toader Ciprian y comunicaron a la Guardia civil que en la oficina tenían a un tipo que aseguraba que había matado a su mujer en el aeropuerto de Sevilla. El equipo de Policía Judicial de este puesto se hizo cargo del caso y llevó al asesino confeso hasta la terminal de San Pablo para comprobar la veracidad de su historia. Los guardias civiles encontraron el cadáver de la mujer y pidieron colaboración a uno de los especialistas de la Policía Judicial de Sevilla, puesto que no sabían si el delito se había cometido en el término municipal de la capital andaluza o en el de La Rinconada. Este pequeño detalle haría que la investigación del homicidio corriera a cargo de la Policía Nacional, cuerpo que tiene las competencias en materia de seguridad ciudadana en la capital, o por el contrario correspondiera a la Guardia Civil, que las tiene en La Rinconada. El cuerpo estaba, por apenas unos metros, en la demarcación de la Policía Nacional.
A las 00:20, los agentes de este cuerpo recibieron la comunicación de la Guardia Civil, que les hacía entrega del caso y del detenido. Los investigadores del Grupo de Homicidios y del Servicio de Atención a la Mujer (SAM), unidad especializada en los casos de violencia de género, acompañados de un equipo de Policía Científica, se desplazaron hasta el aparcamiento del aeropuerto para inspeccionar la escena del crimen. La zona quedó acordonada. La comisión judicial llegó poco después. El cadáver de Jana Enache fue levantado a las 03:00. A las 04:30 todavía seguía la Policía en el aparcamiento con el detenido en un patrullero con los cristales tintados. Después, el sospechoso fue llevado a la Jefatura Superior de Policía, donde se le ha tomado declaración formal este viernes. Se le imputa ya un delito de asesinato, más grave que el del homicidio. La Policía basa esta primera imputación en el hecho de que el asesino utilizara una cuerda, algo que ya revelaría su intención de matar. Por lo demás, fuentes policiales han indicado que pasará disposición judicial a lo largo de este sábado.
En la primera inspección ocular, el forense determinó que la víctima llevaba al menos un día muerta. Los investigadores creen que el crimen se produjo en la madrugada del 31 de mayo al 1 de junio, es decir, del martes al miércoles. La autopsia, que se le practicará en las próximas horas, establecerá con exactitud la data de la muerte y esclarecerá si el cuerpo presenta alguna lesión más que no fuera vista en la primera inspección.
Ni el agresor ni la víctima tenían antecedentes en España. La Policía incluso revisó si el asesino podía tener otra identidad con la que sí hubiera sido detenido alguna vez. Nada. La mujer tampoco había denunciado nunca a su marido por malos tratos, amenazas ni delitos similares, al menos en España. Jana Enache es la primera víctima mortal de la violencia machista en la provincia de Sevilla en lo que va de año. Su suegro, Ioan, asiente. Da las gracias por la información, agacha la cabeza y se vuelve a su trabajo en el circo.
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