La radio que quieren los vecinos
La voz de los barrios El voluntariado, elemento clave de una radio nueva y dinámica
Radiópolis (98.4) es la iniciativa más votada en los Presupuestos Participativos· Una radio comunitaria ubicada en la torre de tren de Torneo con programas propios
El escenario es propio de un relato de Boris Vian o de una película de Jean Renoir. Los estudios de Radiópolis en Torneo fueron en tiempos cabina del guardaagujas. Conservan la solera ferroviaria entre el carril-bici y el río Guadalquivir. Esta torre que sigue vigilando un tren fantasma que busca Sanlúcar alberga una experiencia radiofónica única. En la ciudad en la que hicieron radio Queipo y Santisteban, Juan Tribuna y Pepe da Rosa, Gabilondo y Lobatón, Quintero y Carlos Herrera, un esforzado equipo de voluntarios escriben una página rayana en el heroísmo. Y pueden presumir de que nadie en la ciudad programa mejor reggae ni heavy que ellos.
En 2005 montaron los bártulos de Marconi. En 2006 se los robaron. En 2007 empezaron a emitir. Están en el 98.4 del dial, muy cerca de los elefantes de Radio 3 que sueñan con la música. Radiópolis no está, no puede estar en la EGM, porque carece de publicidad, pero tienen su manera de medir las audiencias. Por dos años consecutivos, esta emisora ha sido la propuesta más votada por los vecinos de Sevilla en las asambleas de Presupuestos Participativos.
"En algunas asambleas surgieron propuestas para hacer una radio de barrio", cuenta Josefa Medrano, antigua cigarrera y desde las municipales de 2007 delegada de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla. La idea surgió en concreto de Torreblanca, el Cerro del Águila y Casco Antiguo, tres de las 22 zonas en las que subdivide su radio de acción el marco de los Presupuestos Participativos. "La idea de una radio de barrio la convertimos en una radio para la ciudad".
El Ayuntamiento firmó un convenio con la asociación cultural En Danza, que se había instalado en la torre del ferrocarril que en los años de la Expo fue un bar moderno de cuyo esplendor sólo conserva una lámpara de bohemia. Se fue concibiendo la parrilla con el guión y el aliento de los vecinos y el apoyo desinteresado de un grupo de voluntarios. "Aquí, menos los técnicos, nadie cobra". Lo dicen casi al alimón Elvira Tovar y Chelo, una extremeña y una cántabra que hacen los programas El corazón de Sevilla y Arrabaleros, respectivamente.
Radiópolis la dirige Alfonso Javier López, el alma de la emisora junto a Blaqui, el técnico que le dio forma a la magia. Esta radio, un deseo asambleario de los vecinos, fue atrayendo a diferentes entidades. "Ya hay una veintena de asociaciones que tienen su programa, desde Derechos Humanos a Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra, que tienen un espacio conjunto", dice Misael Rodríguez, técnico y coordinador de nuevas tecnologías.
Este sevillano encontró en Radiópolis su vehículo para regresar a su ciudad después de muchos años de ausencia. Trabajó en China, Bangladesh, Filipinas y Tailandia como ingeniero químico relacionado con la cerámica, hasta que en Amsterdam descubrió el misterio de la radio comunitaria. Desde una emisora holandesa coordinó un encuentro de radios comunitarias que tuvo lugar en Caracas y el último fin de semana acudió a Madrid a participar en un foro mundial sobre esta fórmula directa de radiodifusión.
Tres programas de Radiópolis, concebidos en este estudio situado frente a la Cartuja de Santa María de las Cuevas, se emiten vía internet por otras emisoras, con el soporte de una red estatal de radios comunitarias. Se trata de los programas Sodoma y Chabola, idea de Fernando Madina, voz, alma y bajo del grupo Reincidentes, Siete Pulgadas, hora y media semanal de música jamaicana seleccionada por dos conocedores del género que profesionalmente se dedican al magisterio, y La abogada del diablo, programa dedicado al intercambio de maquetas.
El área municipal de Participación Ciudadana aprobó un presupuesto de 35.000 euros para la nueva temporada de Radiópolis. En su parrilla tienen cabida la música, la literatura, un espacio de asesoría jurídica y los noticieros y la agenda del día que puntualmente ofrece Elena Benavente, 21 años, la más joven del equipo.
En la torre del guardaagujas se han impartido cursos de formación ocupacional y Misael Rodríguez ha enseñado las herramientas para montar en un mes una radio por internet. Elvira Tovar pretende realizar un programa mensual desde cada uno de los centros cívicos, el principal vehículo participativo con el que cuenta Participación Ciudadana.
La radio comunitaria y participativa está haciendo furor, dicen, en muchas zonas de España. En Córdoba están montando Radio Jaleo y en Madrid raro es el municipio que no cuenta con su propia emisora. Tienen limitaciones técnicas para retransmitir desde puntos concretos. "Dependemos de un bar que tenga internet, pero cuando contemos con unidad móvil podremos hacer la Bienal de Flamenco y lo que haga falta".
"Hablar de participación de los vecinos es una cosa muy abstracta", dice Chelo, periodista de Canal Sur que echa una mano en esta aventura. "Aquí todo el mundo tiene su sitio". Nacieron en las asambleas y a veces ellos mismos se constituyen en asamblea. "No nos conocemos unos a otros. Cada uno viene con su película. Diciéndolo humorísticamente, el técnico abre la puerta y dice: "que entre el siguiente".
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