Trabajos de mantenimiento en las fachadas de la Catedral

Unos operarios limpian la portada de la Asunción desde una plataforma elevadora.

La grúa desde la que los técnicos limpiaron la portada de la Asunción, ayer por la mañana.
La grúa desde la que los técnicos limpiaron la portada de la Asunción, ayer por la mañana.
F. P. A.

31 de marzo 2016 - 05:03

Un grupo de técnicos realizó ayer trabajos de mantenimiento en las fachadas de la Catedral. Durante la mañana de ayer, los operarios se encontraban en la principal portada del templo metropolitano, la de la Asunción, que estuvieron limpiando desde una plataforma elevadora. De esta forma se garantiza que no haya desprendimientos ni que puedan caer cascotes hacia la calle.

Estos trabajos se hacen cada año en la Catedral de Sevilla, si bien suelen realizarse antes de la Semana Santa, precisamente para que no haya riesgos de desprendimientos que puedan caer hacia la zona del público durante el paso de alguna cofradía. Este año, las tareas de mantenimiento se iniciaron antes de la Semana Santa, pero no dio tiempo a terminarlas con anterioridad al Viernes de Dolores, a pesar de que los técnicos han trabajado algunos días hasta en horario nocturno. Por ello se han dejado algunas fachadas de la Catedral para después de la Semana Santa, según explicaron ayer a este periódico fuentes del Cabildo.

Para estos trabajos suele utilizarse el agua a presión, que es el sistema menos agresivo y el que consigue una limpieza más efectiva de la piedra. Los técnicos repasaron todas las estatuas de la portada y retiraron el polvo, la arenilla y los pequeños restos acumulados a lo largo del año.

En la misma portada que ayer se estuvo limpiando, la de la Asunción, se instaló hace ahora cuatro años un sistema para ahuyentar las palomas y evitar el efecto corrosivo de las deyecciones. La puerta principal del templo está electrificada con hilos de acero que emiten descargas de baja tensión. El sistema tenía que haberse colocado tres años antes, cuando se restauró la portada, pero se hizo finalmente en 2012 porque no había presupuesto suficiente hasta entonces.

Para ello se emplearon 3.000 metros de cables de acero, que generan un campo electrostático de entre 20 y 100 centímetros de extensión a su alrededor. Esto ayuhenta a las aves y no implica riesgo para las personas, que si entraran en contacto con alguno de estos hilos de acero simplemente sentirían una sensación desagradable de corta duración.

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