"¿Por qué no precintan el Maestranza?"
La Policía Local precintó La Carbonería, donde Paco Ibáñez celebraba su cumpleaños Baltasar Garzón, uno de los invitados, actuó sobre la marcha como abogado de la propiedad
Baltasar Garzón estaba feliz. Le acababan de hacer una fotografía con el cantante Paco Ibáñez, que celebraba en La Carbonería la fiesta de su ochenta aniversario. Una fiesta sorpresa en la que un centenar de amigos, incluida la treintena de músicos que le habían acompañado en el concierto del teatro de la Maestranza, lo recibieron con máscaras y cantando el Paco, Paco, Paco de Encarnita Polo, que no de Brassens.
En la fotografía también estaban José Vidal, primer director de la cárcel de Morón, y Alfonso de Miguel, que suele actuar para turistas en La Carbonería y participó en el fin de fiesta del Maestranza cantando unas sevillanas de Rafael de Estad que por indicación expresa de Paco Ibáñez acompañaron al baile varias parejas para delirio del público.
Pisco Lira, uno de los hijos de Paco Lira, medalla de la ciudad de Sevilla, reclamó los servicios de Baltasar Garzón. No era para hacerse una foto. Pasadas las dos de la mañana, alguien llamó a la puerta del local, de la que ya se había retirado Sergio Lira, hermano de Pisco, porque había empezado la fiesta de cumpleaños. El hijo de Paco Lira está acostumbrado a esas llamadas intempestivas, porque dice que algunas veces le llaman de la residencia de ancianas en demanda de alguna asistencia doméstica.
Los que llamaban no eran ancianos. Eran cuatro jóvenes pertenecientes a la Policía Local. Uno de ellos le mostró a Pisco Lira una orden de precinto de local por supuesta infracción de la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas, en virtud de la cual no se pueden celebrar "conciertos y espectáculos" con la licencia de bar del negocio.
La Carbonería estaba llena de músicos con sus instrumentos: músicos franceses, libaneses, andaluces, catalanes, el nutrido elenco que acompañó a Paco Ibáñez en el Maestranza. Pero lo único que sonaban eran las risas, los parabienes y el recorrido del homenajeado por todas las mesas, donde se sirvió un catering de delicias autóctonas.
Paco Ibáñez fue el último en llegar a la Carbonería. Llegó con Julia, su mujer, tocaya de la Julia de la canción de José Agustín Goytisolo. El cantautor permaneció ajeno a lo que pasaba en la puerta. El portavoz de los agentes mantuvo un acalorado intercambio de opiniones con Baltasar Garzón. "No puedo hablar con dos personas a la vez", dijo para considerar como su único interlocutor a Pisco Lira, que había despertado a altas horas de la noche a su octogenario abogado y sobre la marcha informó a los agentes de que "desde este momento, este señor", por Garzón, "es mi representante legal".
Tres de los cuatro policías entraron en el local. Uno de ellos rellenó el expediente sobre el mostrador del bar propiamente dicho. Algunos de los invitados no daban crédito. "No podían haber elegido otra noche que el 20-N", decía alguno. "¿Por qué no han precintado el teatro de la Maestranza?", se preguntaba Pisco Lira, que no consideraba casual que esta interferencia policial se produjera cuando celebraban el cumpleaños de un cantautor ideológicamente incómodo. "Se está administrando la muerte de esta ciudad. Como esto llegue a la Universidad de Berkeley, el impacto va a ser notable", decía después de repasar las nacionalidades de quienes visitan el local.
Entre los invitados, profesores y animadores de A Flor de Tiempo, asociación que dirige la doctora en Historia Julia Sanjuán que pretende incorporar -ya se hizo en Cataluña- a los planes educativos la antología de la poesía en lengua castellana hecha por Paco Ibáñez.
"Es la sexta vez que nos cierran La Carbonería", decía Pisco Lira. "La primera fue hace cincuenta años, en 1964, con motivo de una exposición de Paco Molina". El precintado fue simbólico porque el propietario adujo que la fiesta tenía lugar en su domicilio. De esa forma, aunque permanece cerrado, podrá resolver la posible sanción de una orden de clausura por un periodo no superior a un mes y la propuesta de sanción de hasta 2.000 euros.
Garzón acompañó en todo momento a Pisco Lira, creándose citensión entre el juez y uno de los agentes. Entre los invitados, el cantaor Manuel Gerena, Soledad Morente, Rafael de Cózar y amigos franceses de Paco Ibáñez.
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