La suciedad ennegrece el pulmón verde

Los quiosqueros denuncian la falta de seguridad y el cierre de los aseos del Parque de María Luisa La Plaza de España está más limpia que el resto del parque

Un envoltorio flotando en uno de los estanques del Parque de María Luisa.
Un envoltorio flotando en uno de los estanques del Parque de María Luisa.
María Ortega, Sevilla

20 de agosto 2014 - 05:03

Una bolsa de patatas fritas flotaba ayer en el estanque de la Isleta de los Pájaros. Ésa que es un rincón imperdible de las cientos de familias que visitan el parque cada día y de la que el Ayuntamiento dice estar "poniendo en valor". Un paseo por el Parque de María Luisa podría ser una de las experiencias más agradables de un turista o del propio sevillano. Incluso ahora, en verano, por ser uno de los pocos lugares con sombra de la ciudad hispalense. Y, sin embargo, no es así.

La suciedad sigue reinando en el pulmón verde de Sevilla a pesar de las 30 personas aproximadamente que a diario realizan las tareas de mantenimiento del parque y del servicio de Lipasam, encargado del vaciado de las papeleras por las tardes. Periódicos, papeles y botellas son algunos de los objetos con los que el usuario se topa en ése que debiera ser su placentero paseo.

La diferencia entre el estado de la Plaza de España y el del jardín es perceptible a primera vista. El cuidado que recibe el que fue el proyecto más emblemático de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 es aparentemente superior al del parque. Es difícil encontrar una pintada fruto de un acto vandálico en la plaza. No lo es, por el contrario, en el María Luisa propiamente dicho, donde lo extraño es ver un edificio que no la tenga. Los sevillanos esperan que los 40.000 euros que se han destinado a la reparación y conservación del mobiliario del parque se destinen a reparar estos desperfectos. Y otros como la sustitución de los carteles. Al visitante del parque le resulta poco atractivo leer su ubicación en un cristal rajado.

Las pintadas, los carteles rotos y otras clases de vandalismo no pueden ser fácilmente erradicados sin una comisaría presente en el parque. Una sede que el alcalde prometió habilitar en un edificio de la Glorieta Luca de Tena hace cinco meses. Esto explica el miedo de los quiosqueros por la inseguridad con la que conviven diariamente.

Los que tienen como lugar de trabajo el María Luisa, los quiosqueros, coinciden en que el Ayuntamiento todavía tiene mucho que mejorar allí. Al preguntarles que cuál es la principal tarea pendiente del Consistorio en el parque, todos responden: los aseos. Los cuatro servicios públicos que existen en el recinto se encuentran, sin motivo aparente, cerrados. "A los que vienen a preguntarme por los aseos, suelo contestarles que están averiados porque me da vergüenza tener que decir que están todos cerrados", comenta Manuel Sánchez, uno de los quiosqueros indignados. A esto, una de sus compañeras añadía que está "harta de tener que indicarles a los turistas dónde están los restaurantes más cercanos porque el Ayuntamiento no abre los aseos existentes.

En la mañana de ayer ya se podía ver algunas grúas rondando por el parque. Éstas se enmarcan dentro del contrato puesto en marcha para la conservación de árboles singulares, de más de 15 metros de altura o un diámetro considerable.

Pero para el presidente de la Asociación Amigos de los Jardines de la Oliva, Jacinto Martínez, estas actuaciones no son suficientes: "Sevilla necesita una Delegación de Parques y Jardines que quiera a las plantas, que tenga sensibilidad por ellas. Y soy consciente de que en el Partido Popular existen estas personas". Aun así, Martínez reconocía que también hay que aplaudir algunas de las intervenciones del Ayuntamiento en el María Luisa, como ha sido la restauración de la Glorieta de Covadonga. La asociación planea celebrar en ésta el Día del Flamenco y otras actividades culturales, como conferencias o actuaciones musicales.

La cultura, el deporte, las visitas turísticas y las simples ganas del sevillano de pasear tropiezan en un parque cargado de suciedad donde recorrer sus caminos de albero no es seguro, a pesar de la inversión realizada ya por el Ayuntamiento de Sevilla.

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