El trágico reverso del mundo feliz

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Recuerdo. El Ateneo de Sevilla dedica un ciclo de conferencias a conmemorar el centenario de la Primera Guerra Mundial que abrió el historiador José Luis Comellas.

De izquierda a derecha, José Luis Comellas, Miguel Cruz Giráldez y Juan Ortiz Villalba, en el Ateneo. / Manuel Gómez
De izquierda a derecha, José Luis Comellas, Miguel Cruz Giráldez y Juan Ortiz Villalba, en el Ateneo. / Manuel Gómez
Francisco Correal

22 de mayo 2014 - 01:00

PAISANO de Canalejas, es especialista en Cánovas del Castillo. José Luis Comellas (Ferrol, 1928) abrió el martes el ciclo de conferencias que el Ateneo de Sevilla dedica al centenario de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). "Nadie quería la guerra, nadie la deseaba, pero nadie dio un paso atrás por evitarla. Parecía un concepto superado después de una época de crecimiento económico, de inventos y un positivismo ideológico y filosófico. Ni peste, ni hambre, ni guerra. El sueño de un mundo feliz".

Guerra y peste. Dos palabras que aparecen hermanadas en el inicio del libro de David Stevenson 1914-1918 (Historia de la Primera Guerra Mundial), en el que el autor británico se pregunta por qué sigue conmoviendo más la muerte de diez millones de soldados en ese conflicto que los treinta millones de personas que perdieron la vida en la epidemia de peste de 1918 y1919.

De manera amena y erudita, Comellas puso más énfasis en esa teoría de la guerra "que nadie quería ni esperaba" que en los problemas económicos entre Alemania e Inglaterra o las ambiciones territoriales de Francia. Países que se fueron incorporando a la conflagración, que se inicia con la declaración de guerra de Austria a Serbia. "El armamentismo y las alianzas tenían un carácter disuasorio".

Unos modernos contemporáneos de las guerras, por jugar con las disciplinas de la Historia a las que se ha dedicado este historiador gallego afincado en Sevilla, una referencia en la astronomía como autor de Guía del Firmamento y El tiempo en Sevilla.

Carlos Arenas Posada, profesor de Historia Económica de la Universidad de Sevilla, abordó ayer el impacto económico y social de la Primera Guerra Mundial en la ciudad de Sevilla. Urbe en la que concurren fenómenos como el crecimiento demográfico por las migraciones, el papel hegemónico de la industria en la ocupación laboral, así como los efectos que la guerra tuvo en los precios y condiciones de vida de una ciudad que se preparaba para la Exposición Iberoamericana.

Diego Martínez Barrio, el único sevillano que ha sido presidente del Gobierno, de las Cortes y de la República, fue uno de los artífices de Isis y Osiris, una influyente Logia masónica con la que se pretendía ayudar a paliar los efectos más dolorosos de aquella calamidad que azotó a Europa. La masonería de Sevilla ante la Primera Guerra Mundial, con el protagonismo de Martínez Barrio, será analizada hoy por Leandro Álvarez Rey, catedrático de Historia Contemporánea.

Como personajes de una novela, representantes consulares de Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania desarrollaron en Sevilla tareas de espionaje y propaganda, movimientos que estudia y desarrollará el próximo lunes 26 la profesora Carolina García Sanz, de la Escuela Española de Historia y Arqueología.

Esta especialista es autora de trabajos sobre Gibraltar. La colonia británica sirvió para convertir en germanófilos a buena parte de los articulistas de la revista Bética, hija de ese tiempo. El papel de esa publicación ante el conflicto lo abordará el martes 27 Joaquín Octavio Prieto, profesor de Geografía e Historia en el IES Joaquín Turina.

El ciclo concluye con el eco de la guerra en la prensa sevillana, que quien suscribe titula Famas y Cronopios como homenaje a Julio Cortázar, escritor argentino que nació en 1914 en Bélgica. Lo ha coordinado Juan Ortiz Villalba, presidente de la sección de Geografía e Historia del Ateneo.

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