Un anuncio en la calle Castelar

Calle Rioja

Luis Bassat presidió un jurado de publicidad en Sevilla y fichó a una de las ganadoras para que le ayudara a ordenar los materiales de su último libro.

Francisco Correal

04 de marzo 2014 - 01:00

LUIS Bassat (Barcelona, 1941) pasó por Sevilla para promocionar su libro La Creatividad (Conecta). En 2000 y 2003 fue candidato a la presidencia del Barcelona y alguna vez ha dicho que Joan Laporta le venció porque aseguró que tenía apalabrado el fichaje de Beckham, que finalmente ficharía por el Real Madrid. En el entorno mediato o inmediato del libro y de su autor hay tres personajes sevillanos.

El primero se llama Alejandro Rojas-Marcos. Era el alcalde de Sevilla en 1992, cuando la agencia de Bassat creó y diseñó las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, el mismo año de la Exposición Universal de Sevilla y la insípida capitalidad cultural de Madrid. Rojas-Marcos vive en la calle Castelar y ayer pasó por delante del hotel Vincci La Rábida donde se alojaba Bassat. Son amigos entrañables desde hace muchos años. El publicitario tiene entre sus campañas favoritas la de Milton Glaser en Nueva York que Rojas-Marcos incorporó a una de sus campañas municipales para la Alcaldía de Sevilla.

La segunda protagonista sevillana de la historia se llama Violeta Luján. Aparece en el capítulo de agradecimientos del libro junto a Carlos Martínez y Jordi Galli, los editores, que lo oyeron en una conferencia sobre la creatividad y lo animaron a darle forma de libro; a Pasqual Maragall, el alcalde de Barcelona que le hizo el encargo olímpico el año que Guardiola ganó la Copa de Europa y el oro de Coubertin; junto a Dick Fosbury, cuya revolución en el salto de altura en los Juegos de 1968, de espaldas en lugar de rodillo ventral, lo tiene Bassat como icono de la creatividad: "hacer algo distinto y mejor". El mérito de Violeta Luján es, lo dice el propio autor, "que se vino un mes a Barcelona para ayudarme a poner en orden el material creativo de este libro".

Tan sugestivo como el libro fue el fichaje de esta colaboradora, que dice mucho del olfato de Luis Bassat para captar talentos. El hombre que hizo las campañas de Avecrem, Cinzano o Filomatic, entre muchas otras, fue invitado el año pasado por Ana Cortijo a presidir el jurado del concurso De la clase a la cuenta, una iniciativa docente de la Facultad de Comunicación para los alumnos que cursan estudios de Publicidad. Violeta Luján era una de las cinco chicas componentes del equipo que ganó por presentar la mejor idea. Bassat le ofreció un contrato de becaria para trabajar con él en Barcelona y ordenar un millar de folios de este empresario talentoso que ha dejado su impronta en asuntos tan diferentes de la vida cotidiana como los métodos de lectura o la ordenación del tráfico en Barcelona, que tuvo su primer trabajo profesional en Guatemala y se pagó el primer año de carrera, además de una Vespa, vendiéndole televisores en blanco y negro a los bares.

El tercer protagonista sevillano se llama César Correa. Es director general de la agencia DefCom2 y es de la absoluta confianza de Luis Bassat para hacerse cargo de los asuntos publicitarios en Andalucía. Ha hecho las veces de anfitrión de su ilustre colega, que en 1975 fundó Bassat & Asociados y tiene en el mítico David Ogilvy, gurú de la publicidad internacional, a su maestro y mentor internacional.

"Crear es hacer que algo valioso que no existía, exista". La frase es de José Antonio Marina, filósofo que también aparece en el capítulo de agradecimientos del libro. Bassat es un asiduo del festival de Cannes en su versión publicitaria. Tampoco desentonaría en el apartado cinematográfico. Pocos directores de cine pueden presumir de haber contado entre sus colaboradores con actrices como Claudia Cardinale (musa de Cinzano) o Sofía Loren (Pastas Gallo), amén de todo el equipo de la película Belle Epoque con la que Fernando Trueba obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera que participaron un año en el anuncio de Freixenet.

Ayer fue 3 de marzo y no se puede hablar de Cannes sin recordar a Alfredo Landa. El festival francés lo galardonó por su papel en Los Santos Inocentes de Mario Camus. Ayer fue el primer día que dejó de cumplir años el versátil actor de cuna navarra y formación donostiarra que nació el 3 del 3 del 33. Un creativo en estado puro y salvaje, que ofreció todas sus posibilidades con Mariano Ozores y con Juan Antonio Bardem y que más de una vez regaló a los telespectadores su huracanada fuerza como agente publicitario.

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