Un mal escarmiento

Puntadas con hilo

Si el alcalde quisiera evitar de verdad la confrontación con la Junta de Andalucía , no usaría programas sociales en una batalla política que se puede volver en su contra

EL alcalde ya hace meses que dio un aviso a la Junta de Andalucía cuando dijo que estaría dispuesto a pelear, incluso en los tribunales, para evitar el bloqueo que sufren algunos programas de empleo y asuntos sociales que cofinancia junto con el Gobierno andaluz. No ha llegado al extremo del Ayuntamiento de Jaén, que ha dejado de prestar la ayuda a domicilio y a la dependencia por los retrasos en los pagos de la Administración autonómica; al contrario, ha asegurado que haría lo imposible por mantener la atención a las familias sevillanas. Pero sí ha echado un pulso con otro programa que ha debido entender que tendría menos impacto, el de Intervención en Zonas con Necesidades de Transformación Social, denominado Zonas y que lleva a cabo actuaciones en el Polígono Sur, el Polígono Norte, Tres Barrios-Amate y El Vacie, territorios deprimidos que no pueden ni deben prescindir de atención social y al empleo. De hecho, 40 trabajadores están ahora pendientes de renovar sus contratos.

Sólo ha sido un aviso, un susto. Es más que probable, porque así lo demuestran ya los papeles transferidos por parte de la Junta de Andalucía, que el programa se reanude. Pero el toque ahí queda. El gobierno de Juan Ignacio Zoido ha conseguido que el de Susana Díaz reaccione pero, ¿a qué precio? ¿Entienden los ciudadanos esa estrategia? Para los empleados en suspenso difícilmente hay buenos y malos. Con las cosas de comer no se juega y no está la situación para perder el tiempo y el dinero en estrategias políticas. Por ello, la táctica de Zoido se le puede incluso volver en su contra. La misma semana que se retrata con los nuevos bomberos en un guiño hacia los empleados públicos, se enfrenta a los sindicatos municipales, que, como mínimo, harán ruido en la calle.

La Junta de Andalucía no tiene perdón, por mucho que alegue que está haciendo muchos esfuerzos por mantener sus políticas sociales y aliviar a los más afectados por la crisis. No es la única, ¿no? ¿Están los ayuntamientos menos asfixiados? La máxima de que quien tiene una deuda -de más de 30 millones en total- es que tiene un compromiso no vale en estos tiempos que no requieren sólo de buenas intenciones. Las ayudas de la Junta de Andalucía para programas sociales en la capital han caído a la mitad en tres años y sólo se ha aportado un tercio de lo comprometido para asuntos sociales.

Bien está que el gobierno local quiera amedrentar al autonómico, pero no con estos asuntos de políticas estrella que habría que mimar con detalle. Los ciudadanos ya están suficientemente despegados de la clase política como para entender cualquier estrategia que suponga simplemente rédito político, porque eso sólo equipara, para mal, a quien gobierna y a quien le hace oposición. Una cosa son los intereses ciudadanos -que el PP argumenta que defiende para justificar el escarmiento- y otra los de partido. Y vale que el mandato acabe sin una fecha ni un presupuesto cerrado para el arreglo de Los Pajaritos, o sin proyecto para las antiguas naves de la Renfe o la fábrica de vidrio de Miraflores, o que incluso los tanques de tormentas sigan generando inquietud y reclamaciones judiciales en Sevilla Este o no haya nuevos aparcamientos en San Pablo-Santa Justa, pero que no falte la ayuda a domicilio o el taller que permite a muchas familias sobrevivir. Con el Estado de bienestar no se juega.

El segundo 'paseíllo' de Torrijos en los juzgados

El portavoz municipal de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, se prepara para declarar mañana lunes ante el juez por las irregularidades que se investigan en la Fundación DeSevilla. Será su segundo paseíllo en el Prado, pues ya declaró como imputado por el caso Mercasevilla, y sólo hay que ver al concejal para comprobar lo afectado que está personalmente. En el entorno del edil nadie duda de la honestidad de Torrijos, a quien no creen capaz de cometer los delitos que se apuntan. La política exige responsabilidad y no sólo con los actos que uno comete. Ya se verá en qué queda todo pero, de momento, el mal trago de lunes no se lo quita nadie. Luego tendrán que hablar Maíllo y el partido.

La cara de la herencia de Monteseirín

El ex alcalde de Sevilla Alfredo Sánchez Monteseirín ha convertido su muro de Facebook en un catálogo de la Sevilla de sus mandatos, con especial hincapié en las setas de la Encarnación, que cada vez aparecen en más publicaciones y rankings como una de las joyas arquitectónicas contemporáneas del mundo. Así es, aunque Zoido no se atreva a presumir de ellas. Normal. Después de las críticas que le dedicó, el Metropol no puede ser su icono, por mucho turista que se pasee por las pasarelas. Los mismos que luego se sientan en los veladores de la Alameda, otra herencia. De ésta se puede presumir menos, basta con ver el deterioro que se acumula en el bulevar y que, según Zoido, también es culpa del anterior gobierno, que usó malos materiales. Vale, pero un poco de limpieza y civismo ayudaría a mejorar la zona.

El aeropuerto urge más de una solución

San Pablo necesita despegar. De eso no hay duda. Y la llegada de un nuevo director, Jesús Caballero, da buenas vibraciones. Por primera vez la dirección del aeropuerto está trabajando intensamente con el Ayuntamiento para mejorar el servicio del taxi, al entender que es una pieza importante para mejorar la imagen de la ciudad. Caballero parece haber cogido el toro del taxi por los cuernos, con valentía, la que se necesita para ordenar a un colectivo cuyas prácticas están siendo investigadas por los jueces. Ojalá no se rinda pronto porque, al parecer, algunos ya se han encargado de darle un aviso.

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