El guardián entre la centena
Calle Rioja
Alternativa. Dos vigilantes de seguridad destinados en la Junta presentan el mismo día y a la misma hora sus novelas, una historia de templarios y una "novela negra sevillana".

LAS dos novelas se presentaron el mismo día y a la misma hora. Ocho y media de la tarde. Una, en La Casa de la Provincia. La otra en el salón de actos de Emasesa en la calle Escuelas Pías. Hubo un tiempo en que los autores trabajaron para la misma empresa. Los dos son vigilantes de seguridad. ¿La nueva generación literaria que no figura en los cánones? Sergio González Contreras (Aracena, 1975), autor de La mirada del toro (Chiado Editorial) trabaja desde el año 2001 en la Avenida Hytasa, en la actualidad sede de la Consejería de Salud y Bienestar Social. Antes acogió el departamento de Asuntos Sociales, Igualdad y Bienestar, cuya titular, Micaela Navarro, acudió a la presentación.
José Luis Pico (Sevilla, 1965), autor de No dudes de mí (Guadalturia), segunda novela que publica, tiene cuatro consejeros de Cultura en su currículum de vigilante: Carmen Calvo, hermana de novelista, Rosa Torres, Paulino Plata y Luciano Rincón.
La novela de González Contreras la presentó Salvador Gutiérrez Solís, autor que obtuvo el premio de la Crítica. La de José Luis Pico la glosó Rafael García Orgambides, director de la Casa del Libro. Tiene un nexo más vital que literario con el autor: los dos pertenecieron a la cuadrilla de costaleros del paso de Cristo del Valle que capitaneaba el capataz Manolo Villanueva. El autor de La mirada del toro, una historia de templarios, tiene como referente a Arturo Pérez-Reverte. El de No dudes de mí dice tener como brújula la novela La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, y su autor de cabecera sería Truman Capote. "Le hago un guiño musical a Desayuno con diamantes. Me aventuro en la novela negra sevillana. Tanto nórdico, tanto nórdico. Nosotros también tenemos nuestra novela negra. Mi editor, José María Toro, calificó la novela de dramón".
Hay más similitudes entre ambos autores aparte de su afinidad laboral y que ambos trabajan para la Junta de Andalucía en distintas consejerías. José Luis Pico Pachón le dedica su libro a sus hijas Ana Belén y Verónica. Claudia Pachón del Pozo, hija de la compañera de Sergio, es la autora de la fotografía del autor que aparece en el libro. El que trabaja en Cultura abre su libro con una cita de Miguel de Unamuno. El que está en Salud, con una de Miguel Hernández. Por encima de padrinazgos literarios, el cronista le daba vueltas a una analogía, deuda con J.D. Salinger. El guardián entre la centena. Resultado del cómputo de público que acudió a la presentación de las dos novelas. El salón de actos de La Casa de la Provincia tiene 103 asientos. 102 tiene el de Emasesa. Y los dos aforos los llenaron ambos autores.
Aunque se ubican en épocas muy distintas, en ambas historias sus autores se mueven entre dos escenarios serranos y Sevilla. Uno real, la Aracena natal de González Contreras, que fabula con la hipotética participación financiera de los templarios en la construcción del castillo de Aracena; otro imaginario, Aljafar, pueblo de la Sierra Norte de la invención de José Luis Pico para situar su historia de sospechas, "lamentablemente de actualidad". Los dos preparan su segunda y tercera novela, respectivamente. Cultura y Salud. No caben patronos más nobles. Pico Pachón ha cambiado de palacio, pero nunca de consejería; González Contreras nunca se cambió de sede, pero ha vivido muchos cambios de titularidad administrativo en un edificio donde nació la consejería de Innovación y fue sede de Empleo, "lo de los eres no es una novela, da para una enciclopedia", Asuntos Sociales y ahora es Salud y Asuntos Sociales. Entre el público, estaba uno de los conductores de la consejera María Jesús Montero. Además de Micaela Navarro, acudió quien fue su viceconsejero, José María Oliver, la directora general de la Oficina Judicial y Fiscal, Sofía Duarte, y el director general de Personas con Discapacidad, Gonzalo Rivas.
En este alfa de sus respectivas carreras literarias, Sergio González y José Luis Pico, que no se conocen personalmente, coincidieron trabajando en la empresa Omega, del sector de la seguridad. Ambos ejercieron diferentes oficios antes de llegar a este destino laboral en el que ven a diario tantas personas susceptibles de pasar por su alquimia de convertirlos en personajes.
Los dos contaron con el respaldo de sus familiares. A la alternativa literaria de Sergio vino gente de Aracena. El autor fue alumno del instituto San Blas al que años después llegó como profesor de Latín y director Antonio Maíllo, nuevo coordinador general de Izquierda Unida en Andalucía. En la confirmación de José Luis tampoco faltaron amigos, compañeros y parientes. En la mesa, además del editor y su compañero de trabajadera, quiso que estuviera su sobrina. Elena Pico Llano es una joven estudiante de segun do de Derecho que aportó su experiencia de lectora en una historia que se sumerge en las alcantarillas jurídicas.
Terminaron casi a la par sus cometidos, este protocolo del bautizo de sus novelas. Y procedieron a la firma de ejemplares. Ya quisieran muchos de los que salen en los suplementos firmar tantos. Tienen lo fundamental. Uno, Cultura. Otro, Salud.
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