La 'osadía' que salvó los Jardines del Valle
Ecologistas
En 1977 denunciaron con un reportaje fotográfico que un banco quería demoler este vergel para hacer viviendas. Los detuvieron e interrogaron por asalto a la propiedad.
Hace 35 años que un grupo de estudiantes de la Universidad de Sevilla muy convencidos del ecologismo tuvieron la osadía de saltar los muros que ocultaban los enormes jardines abandonados del antiguo colegio del Valle de las religiosas del Sagrado Corazón para denunciar que la inmobiliaria del Banco de Granada iba a convertirlos en bloques de pisos de tres plantas, haciendo desaparecer la masa de árboles y el lienzo de muralla almohade que aún seguía en pie.
Corría el otoño del año 1977. Querían tomar fotos para demostrar el valor de este lugar y pedir su protección y conversión en jardines públicos. Y lo hacían en una Sevilla sin apenas parques dominada entonces por el asfalto y el cemento.
Acabaron rodeados por grises que los apuntaban con escopetas de goma, detenidos e interrogados durante horas en la comisaría de la ronda histórica, acusados de "asalto a la propiedad". Les requisaron los carretes de una de sus dos cámaras. El vecino que los ayudó a entrar por su vivienda de la calle Sol los habría denunciado por miedo. La cosa no fue a más porque el policía se apiadó del noble objetivo que perseguían: un parque en el Valle para Sevilla.
Se colaron una segunda vez para tomar mejores fotos que consiguieron publicar en la portada de la prensa de entonces, sin que trascendieran sus nombres. Así prendieron la mecha del movimiento ecologista más organizado que luego adquirió más protagonismo.
Son los biólogos Juan Eugenio Mena Cabezas (55 años) -también ingeniero agrícola- y Curro Oñate (58), el ingeniero Carlos Gómez Camacho (59) y el fotógrafo Luis Jiménez, que ejercen hoy como consultor agrario medioambiental y concejal de IU en Llerena; profesor de Biología y ex director educación ambiental de la Junta; ingeniero aeronáutico, y profesor de inglés, respectivamente. El quinto es Ricardo (no recuerdan su apellido), profesor de Física y Química. Formaban el Grupo Ecologista Autónomo de Sevilla, GEAS.
"Nos llamaba la atención el cartelón de la inmobiliaria Granadaban en esta parcela en pleno centro que decía que la ejecución de la promoción de pisos era inmediata. Acertamos en el momento; antes o después no hubiera cuajado la protesta", relata Juan, el que guarda más nostalgia de esta época. "Creo que tocaba hacerla en ese instante y lo más importante es que se consiguió aunar un amplio espectro de la sociedad sevillana", añade Carlos. "Esto era un vergel. Vimos que había mucha vegetación y arboleda oculta entre esas tapias y eso nos llamó la atención. Con nuestras fotos provocamos la llama y la mecha que luego siguió, y desde luego le fastidiamos la operación al banco porque edificar una hectárea en pleno centro era todo un filón", recuerda Curro.
El impacto mediático de esas fotos de denuncia fue inmediato e hizo reaccionar a las autoridades municipales. El alcalde de entonces (Pérez de la Lama) convocó en su despacho a unas 25 personas entre las que estaban nuestros cinco estudiantes. Se le planteó la necesidad de aumentar las zonas verdes, que entonces escaseaban, y de no construir en los jardines del Valle. El mismo mensaje se trasladó a otros políticos como Rafael Escuredo tras impartir una conferencia en el Colegio de Arquitectos.
El grito de protesta caló hondo entre instituciones, asociaciones de vecinos, sindicatos y partidos políticos hasta consiguir detener la construcción. La comisión provincial de patrimonio se opuso al proyecto y el 10 de enero de 1978 el alcalde denegó la concesión de la licencia de obras. Posteriormente se aprobó su expropiación y se compensó al banco con otros suelos. La ejecución del parque fue posterior. En el mandato de Monteseirín se hizo transparente el cerramiento, lo que permite contemplar la vegetación y la muralla.
Injustamente, ninguno de aquellos cinco estudiantes, que siguen muy vinculados a entidades y luchas ecologistas, fueron invitados a la colocación de la placa que rinde homenaje a los Ecologistas del Valle en la puerta del jardín desde el 13 de diciembre de 2008. La Sevilla ciclista y llena de parques públicos de hoy les parece un sueño.
Juan ha rescatado de la memoria este episodio de su vida a petición de su hija Ana Mena, de 28 años, que se busca la vida como actriz en la cosmopolita capital alemana de Berlín desde 2010 y ya tiene su propia compañía: Thin Skin Theater, con la que acaba de representar parte de esta historia paterna en el famoso local Kater Holzig.
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