Santa María la Blanca: el templo de las tres religiones

La rehabilitación de la iglesia de la Judería

Los arqueólogos han encontrado por primera vez restos de estructuras de la mezquita y de la sinagoga judía que apuntan a que el actual templo cristiano no se levantó a costa de destruir los anteriores.

Óscar Gil muestra uno de los muros organizadores de la sinagoga.
Óscar Gil muestra uno de los muros organizadores de la sinagoga.

Unos hallazgos con un enorme potencial. La segunda fase de la rehabilitación de la iglesia de Santa María la Blanca, en el barrio de la Judería, está deparando importantes sorpresas. Es la primera vez que se excava en el subsuelo de esta joya de la arquitectura y ya se han podido constatar restos físicos de la primitiva mezquita y de la posterior sinagoga judía. Los arqueólogos llevan apenas tres semanas trabajando sobre el terreno. Todavía barajan todas las hipótesis posibles pero, sin lugar a dudas, destacan la gran importancia histórica de estos hallazgos que contribuirán a comprender mejor la historia del edificio y del urbanismo de esta importantísima zona de la ciudad.

"Es la primera vez que se excava en el subsuelo de la iglesia y estamos viendo sitios de paso, puertas y otros elementos. Parece que vamos localizando las reformas que se hicieron en la sinagoga. Se tenían noticias por la documentación existente y libros, pero es la primera vez que aparecen los restos. Es todavía prematuro lanzar alguna hipótesis, pero hay muchos historiadores pendientes de nosotros y de lo que aquí se encuentre", explica Diego Oliva Alonso, arqueólogo que junto a Álvaro Jiménez Sancho se está encargando de los trabajos.

Lo más importante de esta obra es que ha permitido a los profesionales trabajar en zonas interiores de la iglesia que hasta ahora eran inaccesibles. En los muros, gracias a que se han retirado los paños de azulejos para su restauración, se han encontrado arranques de lo que podrían ser arcos mudéjares, columnas o muros; incluso de la puerta de entrada de la primitiva mezquita, que ya vio la luz en su parte exterior durante una intervención anterior realizada por la Archidiócesis en la anexa casa del sacerdote. Tras retirarse la solería y remover el subsuelo para atajar los problemas ocasionados por las humedades, también han descubierto restos de muros y estructuras que delimitan claramente la fisonomía y dimensiones de la mezquita y la sinagoga. Uno de estos muros, situados a los pies del templo y que discurriría en paralelo a la actual puerta de entrada, sería signo de una posible organización dentro del templo judío.

"El subsuelo nos está marcando claramente la mezquita. Yo pensaba que era algo diferente. Y también nos está confirmando los muros de la sinagoga", asegura Óscar Gil Delgado, el arquitecto de la restauración y una persona que lleva muchos años estudiando detenidamente la iglesia de Santa María la Blanca. Sería casi cuadrada, con unas dimensiones aproximadas de 12x12 metros: "Cuando en el año 2001 se hizo una obra en la casa del cura el arquitecto descubrió el arco de la puerta de entrada que estaba encalado. Una construcción anterior a la época mudéjar y que delataba una mezquita. Nosotros ya vimos ahí una posible organización de patio de entrada a la mezquita. Ahora se han descubierto estos paramentos en el interior, gracias a que hemos podido picar en los muros", revela Gil Delgado.

La primitiva mezquita sería modesta, "de barrio", probablemente fundada intramuros de la ciudad, seguramente ante una de las antiguas puertas de entrada. Tras la reconquista de la ciudad por parte del rey Fernando III, su hijo Alfonso mediante un Privilegio Rodado, cede a los judíos algunas mezquitas. "Está documentado. En este sector había tres. Luego se transforman en sinagogas judías, y fueron después las iglesias cristianas de San Bartolomé, Santa Cruz y Santa María la Blanca. Ahora hemos podido comprobarlo gracias a los restos hallados. El único templo de Sevilla que conserva restos de las tres religiones es Santa María la Blanca, lo que le concede un enorme valor", indica el arquitecto. Por su parte, el arqueólogo apunta la dirección de uno de los actuales hallazgos, siempre con todas las cautelas al encontrarse el estudio en una fase preliminar: "Parece que la mezquita sigue la dirección de las calles, por lo que habría un urbanismo previo establecido".

La antigua sinagoga de Santa María la Blanca era probablemente la más importante de la ciudad. Estaba anexa al Palacio de Altamira, residencia de Yusuf Pichón, tesorero mayor del Reino de Castilla con Juan II. Sus dimensiones crecieron respecto a la mezquita y abarcarían la actual iglesia en su conjunto salvo las capillas laterales y la mayor. "Parece que vamos localizando las reformas de la sinagoga y las ampliaciones realizadas en tiempos de Pedro I", confirma Oliva. Otros restos de la sinagoga, como los arcos y la ventana saetera que se han podido sacar a la luz en los medios puntos que jalonan la cúpula, donde cuelgan las copias de los murillos, revelan que se trataba de un templo muy rico. "Toda esta parte mudéjar cobra ahora su importancia. Hay dos arcos con sus ventanas por cada intercolumnio. Esto indica que la iglesia mudéjar no se destruyó en la reforma del XVII. Los arcos inferiores de herradura, posiblemente del siglo XIV, pudieron ser limados para su adaptación al templo barroco. Hemos visto que cada dos arcos hay una ventana saetera que da al exterior. Todo encaja con la liturgia propia del templo judío", recalca Gil Delgado.

La actual iglesia barroca es fruto de la gran transformación sufrida en el siglo XVII. La dirección facultativa y el párroco todavía no se han planteado qué harán con los restos que están apareciendo y si quedarán visibles para explicar la historia del templo. "Hay tiempo todavía para abrir ese debate y ver qué es lo que más interesa, si el testimonio mudéjar de la época judía o el barroco. Yo, y es una opinión muy personal, pienso que la impronta barroca de esta iglesia es muy importante como para ocultarla", concluye Gil Delgado.

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