El informe de balística confirma que un agente mató a la mujer de San Juan
La Policía Científica identifica de qué arma salió la bala que causó la muerte a Concepción Barreiro. Los análisis revelan que los atracadores abrieron fuego pero a uno de ellos se le encasquilló la pistola.
La bala que mató a Concepción Barreiro salió del arma de uno de los dos policías locales de San Juan de Aznalfarache que abortaron el atraco a la sucursal de Cajasol de la calle Antonio Machado. Así lo confirma el avance del informe de balística sobre el tiroteo en el que murió esta mujer y resultó herido uno de los atracadores, que está elaborando la Policía Científica y que será entregado al juzgado de Instrucción 15 de Sevilla en los próximos días.
La víctima se encontraba junto a su hija esperando el autobús urbano de San Juan, a las nueve menos veinte de la mañana del 25 de mayo, y salió a correr al comenzar el tiroteo entre dos policías locales y los dos atracadores que salían armados del banco. A unos metros de la parada, la mujer fue alcanzada en la parte trasera izquierda del cráneo por una bala perdida, y posiblemente rebotada, disparada por uno de los agentes.
La Policía Científica ya ha identificado incluso de cuál de las dos armas salió el proyectil que causó la muerte a esta vecina de San Juan de Aznalfarache. Desde instantes después del tiroteo, los investigadores sospechaban que la bala había sido disparada por los agentes municipales por la posición del cuerpo de la víctima. Además, en la primera inspección ocular que hizo la Policía Científica en el escenario del tiroteo sólo se recogieron casquillos de las pistolas reglamentarias de los policías. Se hallaron al menos ocho casquillos y varias esquirlas, todas ellas procedentes de las armas del calibre 9 milímetros parabellum de los agentes y la mayoría de una sola pistola, puesto que la otra llegó a encasquillarse en un momento de la refriega.
En un principio no se halló en el lugar de los hechos ningún resto de la munición de los atracadores, que portaban sendas pistolas del calibre 7,65 milímetros. Esto indicaría que sólo los policías habrían disparado, sin que los delincuentes llegaran a efectuar un solo tiro. Sin embargo, los primeros miembros del Cuerpo Nacional de Policía que llegaron a las inmediaciones de la sucursal bancaria justo después del tiroteo aseguraron haber visto al menos un casquillo junto a uno de los atracadores, concretamente el más peligroso de los dos, Juan Marco Guareño Jeanneret, conocido con el sobrenombre del Francés y con un amplio historial delictivo. Esta circunstancia podría dar validez a la primera versión que se difundió tras el atraco, según la cual los delincuentes abrieron fuego contra la pareja de la Policía Local que los sorprendieron a la puerta del banco sin mediar palabra.
Avala esta teoría el hecho de que la pistola del otro atracador, Francisco Reyes, estuviera encasquillada. Este hombre resultó herido en el tiroteo y recibió dos balazos en el pecho, pero los análisis practicados al arma de fuego que portaba revelan que llegó a apretar el gatillo, si bien la bala no salió por un fallo en el mecanismo. En las últimas horas, la Policía ha realizado inspecciones oculares en las inmediaciones de la sucursal de Cajasol para tratar de localizar el casquillo de la pistola del Francés. Este hallazgo confirmaría que hubo fuego cruzado entre ambas partes y que la respuesta de los policías a la agresión fue proporcionada.
No es la primera vez que a este delincuente le falla la pistola, ya que en el año 1990 llegó a disparar hasta tres veces a la cabeza a un cliente de una sucursal de la Caja Rural en un atraco. La víctima se resistió y le dijo que para llevarse su dinero tendría que disparle. Guareño apretó el gatillo pero de la pistola no salió ningún proyectil. Luego se demostró que en la recámara había una bala percutida.
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