"Ya sólo vale el empresario que compite a nivel global"

Son y están

Su quehacer desde hace más de 25 años ha articulado el desarrollo en Sevilla de la informática como una ingeniería de primer nivel, y por ello va a recibir el Premio Fama 2012. Aporta su voz al debate general sobre qué falta para que exista una nueva ola de empresarios capaz de cambiar la fatalista inercia económica de la Sevilla actual.

Miguel  Toro Bonilla, en la Escuela Superior de Ingeniería Informática.
Miguel Toro Bonilla, en la Escuela Superior de Ingeniería Informática.
Juan Luis Pavón

08 de abril 2012 - 05:03

EN la web de la Escuela Superior de Ingeniería Informática ya se informa de la concesión, por parte de la Universidad de Sevilla, del Premio Fama 2012 a Miguel Toro Bonilla. Premio a toda una trayectoria, en modo alguno terminada a sus 57 años, reconociendo su gran labor para que la informática se desarrollara como ingeniería de primera categoría; para que la investigación en informática tenga carácter innovador y de servicio a la sociedad; y para que la docencia en informática se centre en los aspectos más novedosos que pueden catapultar a los alumnos con vistas a su desarrollo profesional.

Miguel Toro Bonilla ha sido clave en la articulación de los estudios de ingeniería informática en Sevilla y en el conjunto de España. En la Hispalense, fue subdirector de Informática en la Escuela Politécnica y también en Ingenieros Industriales. Cuando se constituyó hace más de 25 años la Escuela Superior de Ingeniería Informática, fundó el departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos, que ahora tiene 80 profesores. Se ha multiplicado como docente, como gestor, como autor de publicaciones, como organizador de congresos, como director de tesis, etcétera.

Estamos hablando de alguien que ha sido presidente de la Sociedad Española de Ingeniería del Software, director de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) en la Universidad de Sevilla; director general de Investigación, Tecnología y Empresa en la Junta. Ahora es vicepresidente de la Sociedad Científica Informática de España.

-¿Cómo fueron sus comienzos?

-Acabé la carrera de Ingenieros Industriales en 1978 y busqué trabajo. Di clases durante tres años en Secundaria y en Formación Profesional en Alcalá de Guadaíra y en Pino Montano. Una experiencia que ahora me ha motivado especialmente para participar en el máster que la Universidad de Sevilla da a profesores para que sepan cómo enseñar informática en los institutos. Yo quería dedicarme a la informática y trabajar en el departamento de Automática en la Escuela de Ingenieros. No había hueco pero en Automática empecé a hacer la tesis dirigido por Javier Aracil (catedrático de gran prestigio). Empezamos a trabajar en una línea de investigación muy interesante: modelar mediante ordenadores los comportamientos antropológicos y sociológicos de la sociedad. Una de las partes de la tesis fue modelar por qué desapareció la cultura de los mayas. En aquel devenir, en 1984-85, se creó la facultad de Informática, hacían falta profesores con empuje, y me lo ofrecieron. Estuve dos años dando clases de FP por la mañana y yendo a la universidad por la tarde. A partir de ahí, empezamos a montar la estructura de la facultad.

-¿Cómo asimila el plan de estudios los incesantes avances en informática, para no desfasarse?

-No sólo se cambia el plan de estudios sino que se revisa mucho el temario de las asignaturas. A la carrera le hemos dado un carácter de ingeniería para hacer madurar la profesión. También por eso organizamos cada tres años un congreso de la Sociedad Científica Informática de España, aunando los criterios para enseñar.

-Aporte ejemplos de proyectos con aplicación concreta que se idean desde esta Escuela Superior de Ingeniería Informática.

-En lo que se llama minería de datos o de opiniones, hay compañeros que hacen análisis automáticos del estado de opinión recabado de los medios de información tradicionales, o en redes sociales como Twitter. O medir la cantidad de masa arbórea en una zona gracias a una imagen aérea, lo que puede servir para prevenir incendios.

-¿Y en otras materias?

-Hay de todo. Para la gestión de energías renovables (como el control de las plantas solares); otros más especializados en domótica para controlar los dispositivos del hogar. Otros integran aplicaciones informáticas del modo más barato y sistemático posible. También se está desarrollando mucho la informática para la salud y para el sector hospitalario. Estoy muy contento con la evolución del departamento, tenemos a jóvenes relacionados con gente puntera a nivel mundial.

-¿Qué valora más de su etapa como alto cargo en la Junta?

-Potenciar la investigación más desarrollo más innovación, y exigir la evaluación de los grupos de investigación también por su desarrollo tecnológico.

-¿Qué puede mejorar en el diseño del sistema universitario desde su puesto de consejero en la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (Aneca)?

-Se han endurecido los criterios para llegar a ser catedrático. Aunque se ha logrado por la falta de recursos derivada de la crisis. Hubo años de café para todos. Hace falta primar a unos profesores frente a otros, a unos departamentos frente a otros, a unas universidades frente a otras. Es incómodo, pero hay que hacerlo. La comodidad nos puede llevar a un sistema universitario plano, sin incentivos para el que más trabaja. Este problema tiene que ver con el reparto de dinero para I+D, con el reparto de los campus de excelencia, tiene que ver con casi todo. Y la sociedad tiene que exigirle mucho más rendimiento a la universidad, para eso la sostiene. Y también exigirle al profesorado de manera individual. Cada que vez que estoy en una reunión sobre becas, lo digo: los criterios para ser catedrático no sólo deben tener en cuenta las publicaciones relevantes, sino la implicación de ese profesor en el desarrollo de sus investigaciones y su contribución al desarrollo económico. Mi opinión no es apoyada por la mayoría en esos foros. Pero tenemos que ir por esa vía.

-¿Cómo lograr que exista pronto una generación joven especialmente emprendedora?

-Tiene que haber resortes de cambio dentro de la propia sociedad. Pero ¿qué hacer? Todo el mundo dice lo mismo sobre la necesidad de crear más emprendedores. Yo añado: hay que promover empresarios de calidad. Porque a secas no nos valen. Si solamente están en función de las administraciones públicas, no nos hacen falta. Lo difícil es cómo romper esa inercia. En el sector de tecnologías de la información y la comunicación, está claro que el mayor comprador es la Junta de Andalucía. Desde mi experiencia en la Universidad y en la Administración educativa, sugiero que, igual que hay unas métricas de calidad para dirimir las relaciones internacionales de un aspirante a catedrático, o las mediciones para ver el impacto de las publicaciones de un investigador, pues hay que crear unos índices sobre cómo un buen empresario tiene que competir a nivel mundial. No nos valen los que compiten sólo a nivel autonómico, no es suficiente para lo que necesitamos. La mentalidad debe ser competir con productos que puedan ser valorados a nivel mundial. Todo lo que sea menos de eso es demasiado poco. Y empieza a haber empresarios con esas características. Las administraciones han gastado mucho dinero en fomentar emprendedores. Pero en muchos casos han generado también un mercado excesivamente local. Han intentado empujar pero se crea un mercado excesivamente local.

-¿Qué debe cambiar en la escala social de valores?

-Valorar mejor al que asume riesgos, valorar el trabajo bien hecho, valorar más a quienes trabajan y menos a quienes intentan enriquecerse excesivamente rápido. Y dejar de pensar que Sevilla es el ombligo del mundo.

-¿Cuál es el futuro de internet presidiendo nuestras vidas?

-El cambio que se avecina es el del cloud, la sustitución de los ordenadores por pantallas desde las que te conectas a internet, donde estarán todos tus datos y materiales, y se ofrecerán un conjunto de servicios hoy impensables. También llegarán los dispositivos de mínimo tamaño conectados al cuerpo para la transferencia de información. Por ejemplo, algún día se comercializarán sensores que miden la frecuencia cardiaca desde un terminal remoto. Todo va tan rápido que ya no compro libros de informática porque cuando llegan a la imprenta ya están desfasados. Yo mismo estoy escribiendo un libro para asignaturas de Informática, y lo tengo colgado en el portal de la Hispalense, y ahí lo voy actualizando.

-¿Podrá mantenerse en internet un equilibrio entre seguridad y libertad?

-Con la creciente transferencia de información al cloud, los problemas de seguridad serán mayores. Es más fácil de resolver el problema tecnológico que el legal. Pensemos en una empresa que tiene la responsabilidad legal sobre los datos de unas personas, pero decide prescindir de sus servidores y subcontrata un cloud para almacenar y gestionar datos. Yo abogo por el reconocimiento de atribuciones profesionales a informáticos para que, igual que un arquitecto firma la calidad de un edificio y se responsabiliza de que no se va a caer, haya unos profesionales que se vayan especializando y avalen con su firma que un sistema de datos no tiene huecos de seguridad. Y asuma su responsabilidad civil en caso de que se desmorone el sistema. Hay que avanzar por esa vía, porque ahora es una viña sin vallado.

-¿Cuál es su prioridad para Sevilla?

-El Metro, lo antes posible. Supeditaría otras cosas a eso. Abogo por el Metro, los carriles bici y las peatonalizaciones. Y a los sevillanos, animarles a ampliar sus miras. Hay mucho mundo donde ir, aprender, vender, trabajar.

stats