Indignación pero con buen humor
La manifestación del 15-M congregó en la Plaza de la Encarnación a 12.000 personas · La participación duplicó las protestas anteriores y se desarrolló de forma pacífica.
Una protesta multitudinaria, pacífica y con mucho calor. Unos 12.000 indignados se echaron ayer a la calle en Sevilla para protestar contra la crisis en una gran manifestación que duplicó las cifras de participación de anteriores convocatorias. La manifestación partió con unos minutos de retraso sobre la hora prevista, las siete de la tarde, desde la Plaza de España. A la cabeza de la manifestación, convocada por la plataforma Acampada Sevilla y que culminó en la plaza de la Encarnación, había una gran pancarta en la que se podía leer "No hay democracia si gobiernan los mercados. No al pacto del euro".
El calor fue el protagonista de los primeros compases de la marcha, que acogió a los miles de indignados con temperaturas que superaban los 36 grados. Los manifestantes aliviaron la presión de los termómetros con buenas dosis de humor e ironía. Así, en los primeros puestos de la manifestación había un grupo de personas que portaban un ataúd que representaba la muerte de la democracia coincidiendo con el inicio de la acampada del 15-M -el movimiento apuesta por la democracia real ya- y detrás había unas plañideras de luto por la muerte de la democracia. Un joven iba disfrazado de "comecocos" con los nombres de varias entidades bancarias y jugaba con los manifestantes. Otro, de banquero que llevaba un antifaz estrecho como el de los ladrones de cómic y un maletín con la inscripción "se compran conciencias".
Tampoco faltaron pancartas con leyendas del tenor "yo soy un perroflautas", mientras desde la furgoneta que lideraba la marcha se anunciaba desde megafonía "¡qué gusto dar ver a 50.000 perroflautas en la calle!". Y es que, a pesar de que la Policía Local estima que el número de indignados rondaba los 12.000, ya que la manifestación tuvo una longitud máxima de unos 700 metros, los organizadores de la marcha llegaron a afirmar que se había alcanzado los 50.000 participantes.
Guerra de cifras aparte, la manifestación transcurrió de forma absolutamente pacífica y sin incidentes, como todas las que se han desarrollado en Sevilla. Al llegar a la plaza Don Juan de Austria, junto a la Universidad, uno de los portavoces leyó un comunicado en el que reivindicó que la fuerza del 15-M radica en haber conectado con la sensibilidad de la sociedad y por los valores que promueve el movimiento. La portavoz enumeró algunos de los valores: respeto, pacifismo, diálogo y las asambleas.
De la misma forma, la representante de la organización dijo que detrás del 15-M hay una "juventud muy preparada" y avanzó que, después de un mes de acampadas, ha llegado el momento de entrar en una nueva fase. "Nos expandimos a los barrios y los pueblos para estar más cerca de la ciudadanía. Vamos despacio porque vamos lejos", insistió la portavoz, que destacó que el espíritu del movimiento debe continuar siendo "pacifista y de respeto", porque los actos violentos como los que se han producido en otras ciudades "restan fuerza" a esta plataforma ciudadana.
La manifestación continuó con un ambiente festivo y con las clásicas proclamas contra la crisis, el paro o la banca que se han ido repitiendo en las protestas. Al pasar por el Ayuntamiento, se repitieron los cánticos y una portavoz tomó el micrófono para decir que los políticos "no son los dueños, sino los empleados" de los ciudadanos y abogó por bajar el sueldo de los diputados.
La presencia policial durante el recorrido fue discreta -dos furgones de la UIP y un coche de la Policía Local iban abriendo paso a la manifestación- e incluso el todavía jefe de la Policía Local, José Aulet, se encontraba de paisano siguiendo el desarrollo de la misma.
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