Nuevas perspectivas en el abordaje del cáncer de cabeza y cuello

Oncología

El esfuerzo por propiciar la labor de distintas especialidades y la llegada de mejores enfoques terapéuticos está cambiando el paradigma de la enfermedad.

El tabaco está detrás de un altísimo índice de casos.
El tabaco está detrás de un altísimo índice de casos.
Redacción

24 de mayo 2012 - 01:00

El cáncer en la cabeza y cuello incluye cánceres de boca, nariz, senos paranasales, glándulas salivales, garganta y ganglios linfáticos en el cuello. La mayoría comienza en los tejidos húmedos que rodean la boca, la nariz y la garganta. Se dan unos 50 casos por cada 100.000 habitantes al año. Tradicionalmente, el cáncer de cabeza y cuello ha tenido unos factores epidemiológicos muy claros, siempre vinculados al varón por el consumo de alcohol y tabaco.

El pasado viernes el Hospital Virgen de las Nieves acogió una jornada, organizada por la Sociedad Andaluza de Cancerología (SAC), en la que profesionales de distintas especialidades pudieron compartir algunas reflexiones sobre los nuevos enfoques que están virando el abordaje de esta enfermedad. Según, Miguel Martínez, vicepresidente de dicha sociedad científica, "ahora está cambiando el patrón. Estamos viendo pacientes cada vez más jóvenes y que no tienen ese factor del consumo de tabaco y que está influenciado por la infección por el papilomavirus".

La reunión, celebrada con el apoyo de Merck, sirvió también para poner de manifiesto que el abordaje multidisciplinar proporciona una mejora importante en el tratamiento del problema. "Las posibilidades de curación han aumentado en la última década. El abordaje multidisciplinar ha dado lugar a que las expectativas de los pacientes afectados por tumores de cabeza y cuello sean muchísimo mejor actualmente. Se abordan desde una mejor perspectiva tanto quirúrgica como en el manejo de la oncología médica y radioterápica", subraya Pedro Sánchez Rovira , presidente de la SAC.

Uno de los retos clave en este campo viene por el condicionante de estar asociado en algunos casos a población mayor , fumadora, y con gran consumo de alcohol. Esos factores inciden en que el diagnóstico se realice en fases tardías. "Es, en esos casos, donde se pueden hacer más esfuerzos para mejorar el diagnóstico precoz. Si la enfermedad se detecta en fases precoces es más factible que pueda curarse aplicando cirugía o radioterapia con unos porcentajes de curación muy altos, superior al 80% y con poca agresividad de los tratamientos", señala Martínez. En su opinión, "el problema está centrado en tumores avanzados con afectación ganglionar, que suponen el 30% o 40% de los diagnósticos. En esos casos se recurre a tratamientos más agresivos en los que se combinan varias estrategias terapéuticas. "Pero estamos empezando a contra con nuevas dianas terapéuticas, fármacos que van dirigidos a receptores que se expresan en las células tumorales más que las células normales". Según explica, estos nuevos fármacos son muy útiles también para algunos pacientes que no pueden soportar la toxicidad de la quimioterapia estándar.

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