USP Sagrado Corazón aplica una novedosa técnica contra la agresividad

Un equipo de neurofisiólogos y neurocirujanos de la clínica logra resultados esperanzadores en la lucha contra trastornos de la conducta · La terapia consiste en aplicar electricidad en zonas del cerebro.

El equipo de especialistas de la clínica USP Sagrado Corazón que ha participado en el nuevo tratamiento.
El equipo de especialistas de la clínica USP Sagrado Corazón que ha participado en el nuevo tratamiento.
Noelia Márquez

09 de noviembre 2011 - 05:03

Un equipo de neurofisiólogos y neurocirujanos de la clínica privada USP Sagrado Corazón ha aplicado, con éxito en los primeros resultados, una técnica novedosa en el ámbito estatal que permite corregir trastornos de agresividad mediante una compleja intervención quirúrgica. "El procedimiento consiste en colocar electrodos en una zona profunda del cerebro y, mediante corrientes eléctricas, corregir las anomalías", que provocan episodios violentos, explica el doctor Juan Rodríguez Uranga, neurofisiólogo. La gran aportación de esta técnica es "abrir una nueva puerta para pacientes que no responden al tratamiento", añade el especialista. Esta nueva vía es posible ante las evidencias médicas que apuntan a problemas de tipo orgánico en estos problemas de conducta.

Las descargas de electricidad a través de electrodos es una terapia que se utiliza desde hace décadas para combatir los trastornos del movimiento como es el párkinson, una enfermedad neurodenegerativa, o los tics. El equipo del Sagrado Corazón ha profundizado en esta línea terapéutica para luchar contra patologías psiquiátricas, como son los problemas de agresividad o los trastornos obsesivos compulsivos.

Hasta el momento este centro hospitalario ha intervenido a dos pacientes, el primero presentaba un síndrome obsesivo compulsivo y el segundo un cuadro de agresividad. El resultado de las intervenciones en ambos casos ha sido "muy satisfactorio", si bien los especialistas tendrán que analizar la evolución de los pacientes.

La psicocirugía requiere de neurocirujanos muy experimentados así como tecnología avazanda de navegación, ya que los implantes se tienen que colocar en zonas muy delicadas. Una vez que los neurocirujanos sitúan los electrodos en el cerebro, una serie de cables los conectan con un estimulador que queda implantado bajo la piel, a la altura del tórax, que hace funciones similares de un marcapasos. Una vez que ha terminado la intervención quirúrgica, los especialistas utilizan un dispositivo externo (un regulador) que actúa sobre el estimulador para aplicar electricidad, en la intensidad y el tiempo que el paciente requiera. La corriente eléctrica permite desactivar estructuras del cerebro que funcionan incorrectamente y que causan los trastornos conductuales. Además, "nos permite reducir la medicación a los pacientes así como los efectos secundarios que provoca", añade Uranga. Otra de "las ventajas es que se trata de una terapia reversible, que presenta escasas complicaciones al ser mínimamente invasiva", explica el centro hospitalario. Los trastornos neuropsiquiátricos de tipo obsesivo-compulsivos, que son altamente invalidantes, se tratan mediante esta técnica en casos muy puntuales. Para este problema, la psicocirugía se realiza en Sagrado Corazón y también en el hospital público Virgen de las Nieves de Granada.

Las obesiones y manías compulsivas generan en la persona que las sufre una incapacidad que le afecta en al ámbito social y laboral de manera grave, además de suponer una elevada carga para la familia. La estimulación cerebral profunda de unas áreas conocidas como cápsulas internas "se ha mostrado como una alternativa válida en estos pacientes que consigue reducir la ansiedad, la depresión y las obsesiones".

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