El 70% de la población soporta más ruido del recomendado

Aunque el problema de los ruidos en San Juan parece haber cobrado relevancia cuando algunos vecinos se han quejado por la incidencia del Metro, es una cuestión casi endémica en un municipio rodeado por carreteras y lugar de paso hacia el resto del Aljarafe, donde viven ya casi 300.000 personas.

Así queda reflejado en un informe técnico realizado hace poco más de un año por encargo municipal, pero que no había trascendido, para desarrollar la Ordenanza de Sensibilidad Acústica que el Consistorio elaboró en 2006: el 67% de las calles están por encima del límite de 55 dB durante el día, que fija el Real Decreto 326/2003 de protección contra la contaminación acústica en Andalucía para un área de tipo II o “toleradamente ruidosa”. Estos datos reflejan que el 71% de los sanjuaneros viven de día con más de 60 dB en sus fachadas y el 65% no mejora su situación por la noche con más de 50 dB de media.

El mapa de ruidos determina además que casi todas las zonas de especial protección en este sentido –centros educativos, de salud– soportan mayor incidencia acústica que la fijada como límite en la normativa. Antes de que el Metro se estrenara, sólo el Instituto de Secundaria Severo Ochoa, en la zona residencial de la Cornisa Azul, quedaba por debajo de los 55 dB diurnos que la ordenanza municipal fija para las zonas más protegidas. El resto ronda los 60 dB o quedan muy por encima (el IES San Juan o el Tartessos, superan los 67). Lo mismo ocurre con el Centro de Salud (65,9 dB de media al día); la Biblioteca (57,6 dB) o la Granja Escuela (ésta llega a los 70 dB).

Por zonas, el Barrio Bajo es el que sale mejor parado. La peor parte se la llevan de día zonas colindantes a la autovía de Mairena (con más de 75 dB);la autovía de Coria y el enlace con la SE-30 (70 dB);también céntricas y estratégicas avenidas como la de Palomares, 28 de febrero, la de Mairena o las calles José Payán Garrido, Santander, calle de la Cornisa Azul o Calle Real (con 65 dB de media). Alrededor de 60 dB soportan los vecinos que viven en la calle Coria, Burgos, plaza de la Constitución, Torremolinos, Lepanto, Santa Rita, Los Pueblos Blancos, Rosalía de Castro, Baleares, Clara Campoamor, Cataluña, Santo Domingo de Guzmán, Juan de Ávila, Pedro Bacán, Sevilla, Murillo, Esperanza Aponte o Manuel López Farfán, entre otras.

Las causas están meridianamente claras para los técnicos: las carreteras con altas densidades de tráfico y el parque de vehículos local que, en 2005 y con 20.170 vecinos empadronados era de 11.409 matrículas (9.227 de coches, 1.239 de camiones y casi 800 motocicletas, entre otras). El tráfico rodado es la “mayor fuente” de contaminación acústica en las calles sanjuaneras, acentuada por cuestiones orográficas, como las pendientes.

Condicionadas por la alta densidad de locales comerciales y de hostelería, el Informe sobre los niveles de inmisión de ruidos y áreas de sensibilidad acústica de San Juan también fija dos Zonas Acústicamente Saturadas, el pasaje Aljarafe y la plaza de la Constitución, para los que propone la suspensión temporal de licencias para locales de ocio y la exigencia en los inmuebles de nueva construcción de una “planta técnica” para albergar los “equipos ruidosos”.

El estudio es parco en sus propuestas de medidas correctoras y sólo apunta la realización de campañas de concienciación y sensibilización, el control con informes periódicos, el cumplimiento de la ordenanza con inspecciones y sanciones o el fomento del uso del transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie como alternativa al vehículo particular.

Desde el Consistorio se confía, precisamente, en que el Metro o las futuras plataformas reservadas para transporte público contribuyan a bajar la densidad de vehículos privados de paso. A nivel local, la apuesta es “diversificar” las arterias por las que se concentra el tráfico. La Avenida 28 de febrero, que se está remodelando al completo, tendrá una única dirección cuando vuelva a abrir y el tráfico se distribuirá por otras. También el nuevo y controvertido vial que el Avance del PGOU propone abrir para unir la parte nueva del municipio con la antigua persigue ese objetivo, como otras intervenciones urbanísticas más complejas de soterramiento de autovías con falsos túneles.