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La principal dificultad a la hora de catalogar los restos del Calcolítico en la provincia de Sevilla es que la mayoría están aún por descubrir. Los más llamativos de estos restos son los dólmenes, unas estructuras megalíticas cuya función era funeraria. Existen dos grandes zonas de dólmenes o tholos en la provincia: la de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán y la de Los Alcores, con el yacimiento de Gandul en Alcalá de Guadaíra.
Los dólmenes más simples son cuatro o cinco piedras puestas en vertical en el suelo y cubiertas por otra de gran tamaño. Los tholos son estructuras funerarias más complejas compuestas por un largo corredor que finaliza una cámara funeraria circular a la que pueden estar adosadas otras estancias. Toda la estructura está cubierta por una bóveda y recubierta de tierra, formando un pequeño cerro o túmulo.
Aunque no existe mucha documentación al respecto, parece ser que los enterramientos se hacían por acumulación dentro de la cámara. Cuando alguien moría, empujaban el cuerpo que ya se encontraba dentro hacia las paredes y ponían el nuevo cadáver en el centro. Parecen tener un carácter familiar o de clan. "El que no existan muchos tholos en un mismo yacimiento puede ser porque tengan un carácter de enterramiento acumulativo, tipo mausoleo", explican Enrique Domínguez y Lara Cervera, arqueólogos de la empresa Arqueológica Consultores que trabajan para el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra.
Aunque se ha especulado mucho con el carácter mágico de los dólmenes y tholos relacionándolos con su alineación con el sol o las estrellas por influencia del más conocido, el de Stonehenge, (en Inglaterra) en los de la provincia de Sevilla no existe ninguna pauta concreta.
En cualquier caso los dólmenes sí señalan los primeros asentamientos humanos puesto que las necrópolis no suelen estar muy alejadas de los núcleos de población. En el caso de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, esto continúa siendo así porque el núcleo urbano sigue estando en el mismo lugar. Seguramente, las primeras personas que llegaron a Valencina lo hicieron en la Edad de Cobre, hace unos 4.500 años, por su cercanía a la zona minera de Aznalcóllar. Los restos de cabañas, zanjas, silos, pozos de agua y la cantidad de dólmenes así lo atestiguan.
El dolmen de La Pastora fue descubierto en 1860 y tiene una longitud de 45,65 metros y una anchura media en su corredor de un metro. Las paredes están realizadas con lajas de pizarras. Frente al corredor hay una hornacina de la que aún no se conoce el significado. Entre los restos que se recuperaron está un conjunto de jabalinas con las que se ha datado el monumento entre el 1800 y el 1600 a. C.
Por otro lado, el dolmen de Matarrubilla fue descubierto por Obermaier en 1917 en unos viñedos cuando vio la losa fragmentada por una voladura con dinamita. Es del tipo tholos, con un corredor de 30 metros y una cámara circular. Está fechado en el 1800 a. C. En el interior de la cámara hay una pileta de mármol que se interpreta como altar para las ofrendas o para la colocación de algún personaje ilustre.
En la otra de las grandes zonas de restos del Calcolítico, Gandul, (Alcalá de Guadaíra), se ha intervenido en la Cueva del Vaquero, un dolmen del tercer milenio a. C. cuya restauración concluyó el pasado mes de febrero. Se ha limpiado y consolidado la estructura. Esta construcción megalítica tiene un pasillo largo con dos cámaras. Como curiosidad, para su conservación se utilizaron los mismos planos que el arqueólogo Jorge Bonsor realizó durante su excavación. De hecho este arqueólogo de mediados del XIX documentó muchos túmulos pequeños en el Camino de Gandul.
El siguiente trabajo arqueológico en Gandul es el tholos de Las Canteras. Fue descubierto en 1985 y excavado por la Universidad de Sevilla. Actualmente se está redactando el proyecto de conservación. Tiene una cámara circular de unos dos metros de diámetro y una serie de tumbas añadidas que parecen ser posteriores al dolmen, explica el arqueólogo Enrique Domínguez.
El área arqueológica de Gandul incluye diversos yacimientos arqueológicos inventariados entre los que destaca el conjunto de enterramientos calcolíticos declarados monumento histórico artístico en 1931 y pasó a ser Bien de Interés Cultural en 1985 como Necrópolis dolménica de Los Alcores.
La necrópolis calcolítica de Gandul tiene siete tumbas distribuidas en cerro situado frente a la mesa de Gandul. Además de la Cueva del Vaquero y el tholos de Las Canteras, están las dos Cañadas Hondas, la Tumba del Pedrejón, la del Término, situada en una parcela particular en el límite de Alcalá de Guadaíra y Mairena del Alcor. Este dolmen fue restaurado por la Junta de Andalucía en 2001. Además están los sepulcros de galería cubierta.
"Existen muchos que no están documentados aunque se han localizado por prospecciones geofísicas", explica el arqueólogo.
El suelo en el que se encuentra el yacimiento de Gandul tiene un área de trabajo de 800 hectáreas y donde se encuentran la Cueva del Vaquero y el tholos de Las Canteras es propiedad del Ejército de Tierra y desde el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra están negociando un acuerdo que permita el uso compartido con vistas a crear un parque cultural en el que, además del yacimiento, se vea su valor etnográfico, paisajístico y natural . "Estamos trabajando en conseguir la protección legal para declarar la zona patrimonial. No sólo están los dólmenes, sino que también hay restos tartésicos y romanos", explica Enrique Domínguez.
La Mesa de Gandul estuvo siempre poblada hasta el siglo VI pero no se ha excavado nunca. A finales de los años 90 la Universidad de Southampton hizo una serie de prospecciones que aún no se han publicado pero que señalan su riqueza arqueológica. "Sólo paseando ya se aprecian restos romanos", comentan los arqueólogos.
En otra zona, en el Castillo de las Guardas, hay también importantes yacimientos entre los que se encuentran restos megalíticos como el dolmen de la Sepultura del Moro o Lapa del Moro, localizado en la finca municipal cerca de la carretera que une el núcleo principal con su aldea de Las Cañaillas. También se encuentran restos dolménicos en el Cerro de San Antonio Abad y en la Dehesa de Abajo.
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