Descubren en Valencina el taller de marfil más antiguo de Europa

La presencia de materia prima de elefantes asiáticos podría suponer una revolución en la datación de los inicios del comercio entre la Península y Oriente.

El arqueólogo Francisco Nocete, de la Universidad de Huelva, ha participado en el descubrimiento.
El arqueólogo Francisco Nocete, de la Universidad de Huelva, ha participado en el descubrimiento.
Luis Sánchez-Moliní

28 de noviembre 2012 - 05:03

Valencina sigue siendo uno de los territorios arqueológicos más fértiles de España, especialmente en lo que al Calcolítico o Edad del Cobre se refiere. El último gran descubrimiento ha sido el que, hasta el momento, se considera el "taller de marfil y hueso más antiguo de Europa", el cual data del III milenio antes de Cristo (hace unos 4.800 años) y se encontraba inserto en "un gran barrio de producción metalúrgica que pudo llegar a tener unas 20 hectáreas", según aseguró este martes a este periódico el profesor de la Universidad de Huelva Francisco Nocete, uno de los arqueólogos que han participado en el hallazgo.

El yacimiento, ubicado junto al nuevo Instituto de Educación Secundaria Las Encinas -cerca de la Avenida Andalucía-, era un lugar dedicado a fabricar objetos de prestigio, muy cotizados en una sociedad donde ya existía una marcada estratificación social: piezas para ajuares funerarios (muchas de las cuales podrían encontrarse en enterramientos cercanos), placas para la fabricación de pectorales, cuencas de collares, etcétera. Como es lógico, en el taller no se ha localizado ninguna pieza ya finalizada, sino los restos de lo que fue la una actividad industrial: esquirlas de marfil, objetos desechados que no pasaron el control de calidad, fragmentos de las rodajas en las que se cortaban los colmillos para después trabajar con ellas, una pequeña serreta de cobre que servía como herramienta. Es decir, restos del material a partir del cual se obtenían las piezas que luego se comercializaban.

Sin embargo, según el director del Museo de Valencina -institución que ha colaborado activamente en la excavación-, Juan Manuel Vargas, lo más sorprendente del nuevo descubrimiento es que el marfil encontrado perteneció "al ya extinto elefante asirio, que sólo habitaba en la zona del Oriente Próximo. Lo lógico es que la materia prima fuese africana o fósil, ya que los habitantes de esta época conocían algunos yacimientos paleontológicos de los que extraían marfil. Pero el hecho de que sea de origen asirio abre unas interrogantes muy sugestivas". Vargas prefiere ser cauto y no sacar conclusiones apresuradas, pero por el tono de su voz se nota una cierta euforia. "Los inicios del comercio de la Península Ibérica con Oriente están datados hasta la fecha entre los siglos X y IX a. C. Si concluimos que el marfil asiático llegó a Valencina por medio del comercio directo habría que adelantar la fecha al III milenio A. C. El resultado es, cuanto menos, inquietante". Por eso, se pueden barajar otras alternativas, como el que el marfil llegase a Valencina gracias al comercio con puntos intermedios. Es decir, que realizase su viaje al lejano occidente a saltos. En definitiva, podríamos estar ante "el primer sistema transcontinental de circulación de productos de lujo". Eso sí, tanto Nocete como Vargas prefieren ser muy cautos e insistir en que no deben precipitarse en las conclusiones finales.

La importancia del yacimiento y el sistema científico usado para su estudio y datación ha merecido que la prestigiosa revista norteamericana Journal Archeology Science publique un artículo con las primeras conclusiones: El taller de marfil de Valencina de la Concepción (Sevilla, España) y la identificación del marfil de un elefante asiático en la Península Ibérica en la primera mitad del III milenio a. C.

"La enorme importancia de este artículo supone un hito en la historia de Valencina como referente arqueológico. La comunidad internacional está muy sorprendida por las particularidades que presenta este taller", explica Juan Manuel Vargas.

Valencina continuará dando sorpresas. De las 20 hectáreas que tuvo que ocupar en su día el barrio industrial del Calcolítico, se ha excavado menos de la mitad.

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