El dueño de los suelos del Carambolo reclama más de 4 millones a Cultura
El empresario Gabriel Rojas recurre a los tribunales tras intentar sin éxito con la Junta permutar o vender los terrenos que adquirió en el año 2000 para levantar un hotel
El empresario Gabriel Rojas, que adquirió en el año 2000 los terrenos del Cerro del Carambolo para construir un hotel de 150 habitaciones en el que se integraran los restos arqueológicos, ha presentado un contencioso por responsabilidad patrimonial contra la Consejería de Cultura, en el que reclama más de cuatro millones de euros por la inversión realizada y la investigación arqueológica que sufragó, de forma exhaustiva y siguiendo las indicaciones de la Consejería, en la que se sucedieron Carmen Calvo y Rosa Torres, sin que finalmente se le dejara construir. La decisión de recurrir a los tribunales, que el propietario de la cadena Hoteles Monte ha querido evitar durante estos años, se produce después de que no haya sido posible un acuerdo para que la Consejería le permutura los terrenos por otros, dada su protección arqueológica, o los adquiriera por el mismo precio que se pagó en su momento más los gastos, como propuso.
Así lo explicaron fuentes cercanas a Gabriel Rojas, que explicaron que la demanda se interpuso hace tanto sólo unos meses, doce años después de que se planteara el proyecto de un hotel de cuatro estrellas y tres después de que la Junta, tras meses de indefinición, hiciera inviable la construcción, al no permitir hacerlo sobre el yacimiento, en el que apareció el 30 de septiembre de 1958 el Tesoro del Carambolo durante unas obras de ampliación de las instalaciones de la Real Sociedad Tiro de Pichón de Sevilla, el complejo que se alzó durante décadas en la zona. La inestabilidad del resto del cerro hace inviable que se levante en otro sitio. La idea del empresario fue, desde el principio, integrar el yacimiento en el hotel, de forma que esos restos y la proyección del Tesoro del Carambolo como símbolo de Sevilla se conviertiera en un reclamo para el establecimiento y la zona.
El portavoz del empresario recordó que el PGOU de Camas del año 2000 ya calificó los terrenos como terciarios con el aval de la Junta y aumentó su eficabilidad para facilitar su venta y ponerlos en valor con un proyecto de este tipo. Con todo, ya antes de ser adquiridos por el grupo Gabriel Rojas, sus responsables tuvieron reuniones en el Ayuntamiento y con responsables de la Consejería, que corroboraron que el proyecto era posible y le animaron a involucrarse, asegura. Gabriel Rojas asumió el derribo de las instalaciones y una completa investigación que contribuyó a esclarecer muchas de las dudas sobre el yacimiento e incluso a desmontar la tesis que lo vinculó a la cultura tartéssica para documentar su carácter fenicio. Muchos de los restos que se hallaron entonces y dado que se componían de arcillas desaparecieron o quedaron gravemente dañados durante el tiempo que la Junta tardó en decidirse qué hacer con ellos. Finalmente, fueron tapados y en la zona no hay más que un solar, cuyo abandono han denunciado los colectivos conservacionistas del Aljarafe. Las mismas fuentes precisaron que el inversor se ha sentido "doblemente engañado", por haberle dado la seguridad de que el proyecto era posible antes de comprar los suelos y "haberle hecho ver que tenía solución", lamentaron.
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